Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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80. Regocijos (Salvador Esteve)

Millones de años de evolución dan la potestad al niño para intentar dejar de gatear y erguirse. A punto está de desnudar la mesa cuando con sus diminutas manos se agarra al mantel, pero este aguanta su liviano y desnutrido cuerpo. El esfuerzo es titánico, pero logra enderezarse. Tras un momento de duda mueve el pie derecho, el izquierdo le sigue a trompicones. Logra dar dos pasos y, exhausto, se deja caer. Su rostro orgulloso y alegre busca un gesto de aprobación, una mirada cómplice, un aplauso, pero está solo.

El padre, enclaustado en el sofá, eructa la cerveza mientras llora de alegría, su equipo está ganando la Champions League. Sin duda, es el día más feliz de su vida .

La madre, encerrada en su habitación, se prepara la dosis para inyectarse  felicidad  y volar sin la pesada carga de la vida. Su mente la transporta a su niñez y se pregunta dónde se fueron sus sueños.

 

El pequeño ha recuperado las fuerzas, tiene hambre, pero esto no es ahora su prioridad, sino intentar un nuevo record: dar tres pasos.

3 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    Tres personajes comparten escenario, a escasos metros unos de otros, pero cada uno en un mundo distinto, centrado en si mismo, islas incapaces de relacionarse, abstraídos y sojuzgados por sus circunstancias. Ese padre centrado en exceso en 22 hombres en pantalón corto, más esa madre desalentada que busca evasión, compartirían la alegría de los primeros pasos de su hijo, algo irrepetible, un momento feliz para recordar, pero están demasiado ocupados, muros invisibles, pero infranqueables, les separan.
    Un relato sobre la in comunicación, ese dejarse llevar por la inercia, arrastrarse por la vida sin disfrutarla.
    Un abrazo, suerte y feliz año 2022, Salvador

  2. Una forma incómoda y dura de presentar una felicidad que depende del punto de vista de cada uno, de lo que realmente parece importar. Qué vida tan difícil le espera a ese niño. Quizás esos tres pasos sean los primeros para escapar de allí. Un relato de contrastes magistral. Me encanta, Salvador. Suerte, abrazos y feliz año.

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