26. LA TRAMPA (Belén Sáenz)
No estaba mal. Nada mal. Hacía piruetas de frente y perfil para apreciar los réditos de tantísimo dinero y dedicación. En el espejo, un yo destelleante. Incluso diría que había crecido algún centímetro. Me brillaban los ojos y el cabello; moría de ganas por acariciarme la piel. Aproximé los dedos extendidos hacia el azogue, dejándome llevar por un nosequé magnético. Vi mi imagen temblar de placer, expandirse en ondas vibrantes, elegantes. La mano entró con naturalidad en mi nuevo contorno, que tenía la consistencia de una natilla dulce y tibia. Olía a ropa limpia, a atardecer de primavera. Tras los brazos, que se adaptaron como una serpiente a su propia muda de piel, aproximé el rostro. Justo antes de acoplarme en mi ser plegué los párpados y respiré hondo. Los sonidos y las luces implosionaron; fue como zambullirse en un lago limoso. En el reverso me estaría esperando un país de las maravillas. Pero abrí los ojos y allí solo había una chapa de madera oscura. Rancia y plagada de carcoma. Sentí un frío helador en la nuca y se me paralizó todo el cuerpo cuando fui consciente de que había quedado atrapada de espaldas al mundo.
Has redibujado el mito de Narciso con hermosas palabras. Necesitamos querernos a nosotros mismos, qué duda cabe, aunque siempre dentro de un orden; somos seres únicos, pero no lo único de la Creación. Con todo, con tu protagonista compartimos las ganas de evasión y, para ello, nada mejor que buenas historias como la que presentas, una trampa en la que caemos conscientes y con gusto.
Un abrazo y suerte, Belén
Muchas gracias, Ángel, por haber visitado esta trampa. Me alegro mucho de que te haya gustado y, como siempre, es un placer aprender de tus acertados comentarios. Un abrazo y mucha suerte para ti también-
Belén,tiene mucha razón Ángel con su comentario. A menudo caemos en esa trampa de amor desmesurado hacia nuestra persona, sin darnos cuenta de que no somos el centro del Universo. Sin embargo, la cruda realidad nos hace posar los pies en la tierra y ponernos en el sitio que nos corresponde, el de uno más.
Un abrazo enorme, preciosa. A ver si podemos vernos en Comillas.
Gracias por tu reflexión, Gloria. Pienso que el mundo giraría mejor si dejáramos de mirarnos tanto el ombligo. Yo también deseo con fuerza verte lucir esta camiseta de Enteciana de Honor y darte un abrazo muy fuerte. También muchos besos.
Esta persona, de tan enamorada que estaba de su imágen en el espejo, se dejó atrapar por él, sin siquiera imaginar que el otro lado sería así, ese lago limoso, rancio y plagado de carcoma, que nunca imaginó que hallaría del otro lado… Así les pasa a las personas que, de tanto mirarse, terminan mirándose el ombligo y al final quedan de espaldas al mundo… Salvando las distancias, el micro me recordó un chiste de Mafalda en el que su amiga Susanita exclamaba, incrédula, que cómo no iba a existir la conjugación «nosotros me amamos», esa que, supongo, gustan usar los narcisistas…
Bromas aparte, me ha encantado revisitar aquí la historia de Narciso…
Muy original, Belén.
Besos😘😘😇😇
Qué grande Mafalda y qué grande tú. Gracias por recordar esa viñeta que me ha sacado una sonrisa. Gracias por tu visita desde el otro lado del charco (que no del espejo). Un abrazo y muchos besos que vuelan hacia allá.
Después de lo que comentaron ya no queda más que decir sin ser redundante. Un relato excelente con un mensaje bien dirigido. Un abrazo y suerte Belén.
Muchas gracias, El Moli. Qué alegría que te haya gustado. Abrazos y suerte para ti también.