04. Paraísos
Esa mañana, tras la noche interminable en la que el mar quiso tragarse la tierra, una muchedumbre curiosa atestaba la playa donde miles y miles de estrellas agonizaban asfixiadas por el aire y el sol, arrancadas del lecho marino, golpeadas por rocas y olas, expuestas sin remedio en una trágica alfombra, como un cielo macabro desplomado o el cuadro de un dios caprichoso empeñado en volver el mundo del revés.
Enanas, gigantes, marrones y rojas: incluso destinadas a pudrirse entre nubes de moscas, eran hermosas. O eso pensó Manuel, que entonces era un niño de alma maleable e imaginación efervescente. Al morir la abuela Leonor, todos insistieron en que había ido al cielo; pero afirmaron exactamente lo mismo de su padre cuando el pesquero en el que faenaba fue engullido por la galerna. Aquello desdibujó para siempre el horizonte en su cerebro tierno y comenzó a confundir buzos con astronautas, el azul índigo del cielo con el cobalto del océano y el frío gélido del abismo con el glacial del universo.
Por eso, setenta años después, cuando su Mariola se cansó de respirar, encontraron la cachava de Manuel clavada en la orilla y unas huellas dirigiéndose hacia lo más profundo.
Nunca dejaremos de preguntarnos qué sucede cuando nos vamos, a dónde se va a parar cuando parece que todo termina; necesitamos creer que en realidad todo sigue y que el próximo destino será mejor, paradisiaco. La respuesta nunca llega, quien ha partido no regresa para contarlo. Solo podemos creer e imaginar. De fabular sin tapujos y contar con agrado tú sabes mucho, no hay más que leer este relato.
Un abrazo y suerte, Eva
Gracias Ángel, como siempre eres el respirito infatigable. Cielo, mar, arriba, abajo. Aquí es normal, dicen, no saber si se sube o se baja…. Un abrazo grandote.
Bonito universo has creado donde todo se confunde y todo se encuentra, también tus seres queridos, especialmenteanuel que desde niño imaginaba en su suerte Eva, besotes.
No soy diosa ninguna, que el universo ya está creado. Todo es cuestión de percepciones. Un beso grande maestro.
La imagen de las estrellas agonizando en el mar es de las más poderosas que me he encontrado jamás. Magnífico!
Muchas gracias Susana. La imagen es real e impresionante. Y terrible… https://www.elconfidencial.com/tecnologia/ciencia/2018-03-07/estrellas-mar-muertas-pena-grave-hombre_1531507/
Un abrazo.
Ostras! A veces la realidad es tan triste como inspiradora. Me encantan estos relatos basados en hechos reales. Enhorabuena, Eva, un placer leerte.
Muchas gracias Alberto, me encanta que te guste, eso sí que es un placer. Un abrazo.
Hola, Eva.
Quizá, es una teoría, el influjo energético de la Vía láctea o Camino de Santiago te ayude a la hora de la inspiración. Lo que es absolutamente real e irrefutable es tu talento, por eso y, creo que merecidísimamente, siempre destaca tu brillo estelar en este firmamento nuestro de ENTC.
Un cálido abrazo.
Que cosas tan bonitas me dices Ángel. Muchas muchas gracias, hoy no cabré por la puerta. Besos!!
¡Qué bello, qué triste y qué tierno!.
Nos leemos
Caramba Cristina, tú si que sabes resumir… Muchísimas gracias por tus palabras. Nos leemos.
Un magnífico relato. Abrazos marinos.
Gracias María. Esos abrazos son fuertes y muy salaos. También para ti y gracias por comentar.
El mar no deja de ser un espejo para las estrellas, donde dicen que iremos. Una luz o millones. Manuel lo tiene claro y tú nos lo has contado magistralmente, cubriendo con quietud hasta las nubes de moscas. Genial. Suerte y abrazos.
Gracias compañero. me encanta como lo ves. Un abrazo grandote, como tú.
¡Qué bonito Eva! Entre el cielo y el fondo del mar, ahí tenemos marcados nuestros límites porque la mente humana necesita poner coto al entendimiento. Tu protagonista, ya mayor, se confunde ¿o no? El título, «Paraísos» nos da qué pensar y no tiene porqué tratarse de ciencia ficción.
Un relato muy bello en su narración y de mucho contenido
Saludos
Muchas gracias Pilar. A veces, las improntas que nos quedan de la niñez son difíciles de superar. Paraísos hay por todas partes si sabemos verlos. Un saludo
«…buzos con astronautas, el azul índigo del cielo con el cobalto del océano y el frío gélido del abismo con el glacial del universo…»: que maravilla, y copio sólo este fragmento porque sería absurdo poner el texto entero. Una preciosidad de relato, Eva, cuya belleza arranca con el título. Enhorabuena y suerte con él. Un abrazo.
Gracias Enrique, me chifla que te guste. Un abrazote fuerte fuerte.
Hermodo relato, lleno de poesía y sentimientos, digno de formar parte del libro, como todos los tuyos. Un abrazo