21. Saco bendito
El inquisidor dijo que mi vida no valía nada y sentí pánico. Lo dijo con aquella voz cruel que brotaba de su boca amarga mientras los dedos acusadores trazaban cruces en el aire. Los míos huyeron al amparo de alguna madrugada cómplice y se llevaron sólo la llave de su casa para custodiarla con melancolía durante siglos. Pero yo, una viuda joven sin hijos a los que dar ejemplo, no quería dilatar la penitencia ni abandonar mis cuatro paredes de piedra gris. Y tras padecer la garrucha y la tortura del agua, grité: “Dios es amor”. Sí, extravié mi dignidad por esas calles empinadas, es verdad. Cargué con el acre sambenito, soporté el escarnio y dejé de buscar tres estrellas en el cielo cada sábado. Sin embargo, cuatrocientos años después, mi nombre resuena como un eco dentro de los muros de un museo diocesano y los visitantes me descubren entre cálices de oro y plata. Todos saben ya que me llamo Antonia Henríquez, judía reconciliada, que fui condenada por la rancia maldad del juez, por su dañina intolerancia. Aquel que despreció mi vida, sin quererlo, me convirtió en una reliquia sagrada: esta es y será por siempre mi venganza.
El inquisidor dijo que no valía nada, pero algo de ella queda tras su muerte, no solo eso, años después sirve de ejemplo para denunciar la intolerancia y la barbarie, que bajo diferentes formas a lo largo de la historia, nunca nos abandona del todo.
Una parte de su cuerpo y su historia, convertida en leyenda, muestra hasta dónde puede llegar el ser humano a la hora de hacer daño o destruir a sus congéneres con diferentes excusas.
Una historia con visos de ser real, bien documentada y muy acorde y apropiada con el tema de la convocatoria. La dignidad siempre vence.
Un abrazo y suerte, María José.
Estuve recientemente por tierras gallegas y visitando la Catedral de Tui y descubrí en una vitrina los sacos benditos o sambenitos. Me quedé con un nombre: Antonia Henríquez. Supe de inmediato que la dedicaría está convocatoria. Ningún dios puede firmar tanta intolerancia ni ayer ni hoy.
Muchísimas gracias, Ángel por acercarte y por dedicar tan estupendo comentario al relato. Graciasss! Un abrazo 🤗
Genial la historia de Antonia Henríquez, que por cierto, me has hecho googlearla. El inquisidor consiguió lo contrario de lo que pretendía.
Un abrazo y suert.
Hola, Rosalía. Una de las cosas maravillosas que tiene la escritura es que te obliga a buscar información y se aprende muchísimo. A mi me encanta.
Me alegra mucho que el relato te haya interesado. Muchísimas gracias y un abrazo.🤗
Una buena historia muy bien contada. Antonia Henríquez tuvo la suerte de reaparecer en el mundo de los vivos y darse a conocer, sin embargo, tiene que haber tantas como ella por ahí bien escondidas.
Nos leemos.
Efectivamente, fueron muchos los expulsados , muchos los huidos , muchos los torturados, muchos los obligados a cargar con ese saco bendito…un despropósito en nombre de una religión . Fanatismo que no se ha ido😔
Muchísimas gracias por la visita y el comentario. Nos leemos, Isabel Cristina. Un abrazo.
Una gran venganza, sin duda.
Un relato completo y muy bien trabajado. Enhorabuena María José. Suerte
Así es, Alberto, un desquite total. Muchas gracias por acercarte y conversar. Un abrazo 🤗
La voz de todos y de todas los persiguido por injusticia como eta ha perdurado de una forma u otroa, en el horror, o en la gloria eterna como el caso que nos refieres. Salud a Hnríquez y suerte a ti con tu relato. Abrazos
La intolerancia, el fanatismo ideológico o religioso nos ha acompañado siempre a lo largo de la historia de la humanidad, que de humana tiene tan poco, la verdad y así seguimos 😔
Muchísimas gracias, Manuel. Siempre es una alegría contar con tu comentario. Un abrazo 🤗
María José, yo desconocía esta leyenda, pero está claro que Antonia ha logrado pervivir a lo largo de la Historia, precisamente lo que pretendía evitar el Inquisidor. Muy bien narrado este micro, que pretende devolver la palabra o presencia a los que han sido injustamente represialados. Enhorabuena. Un abrazo enorme.Gloria
El inquisidor se creí dueño de la verdad absoluta y bajo esa premisa justificaba actos tan inhumanos, pero, como bien dices, Antonia ha logrado pervivir para ponerle en entredicho .Desgraciadamente, el fanatismo religioso forma parte de la historia de la humanidad , lo vemos cada día. Muchísimas gracias, Gloria por la visita y por el comentario. Un abrazo enorme también para ti 🤗🤗🤗🤗
Qué buen relato, muy bien escrito y además basado en hechos reales. Me parece un relato redondo y que te atrapa hasta el final. Felicidades y mucha suerte!
Hola, Sara. Sabemos que Antonia existió, que fue torturada y obligada a llevar el sambenito. Yo he imaginado una historia en la que ella pudiera tomarse la revancha, porque creo que lo ha conseguido de algún modo.
Muchísimas gracias por leer y dejar tan estimulante y amable comentario. Un abrazo 🤗
Qué interesante, Maria José. Me encanta tu relato y me encanta la narración de cómo lo encontraste. Es una precioso homenaje a las víctimas de las burradas históricas. Un abrazo, compañera!
Las historias se nos ofrecen y a veces nos esperan expuestas en una vitrina. Desgraciadamente, seguimos asistiendo a las atrocidades más grandes en nombre de los dioses. Muchísimas gracias, Susana por acercarte y comentar. Un abrazo, linda🤗