05. AJUSTES (Ángel Saiz Mora)
Ella no se lo merecía. Su eficacia en el trabajo hizo que se convirtiese en un obstáculo para Menéndez. Tan mediocre como sus enormes posaderas, pero eficiente a la hora de eliminar a quien pudiera hacerle sombra, el maldito convenció a la dirección del despido de Mariela por causas organizativas.
Fui el único que, por humanidad, se atrevió a acercarse para dedicarle unas palabras de aliento. Ese detalle y mi buen hacer profesional me colocó el siguiente en los movimientos tácticos de Menéndez.
Mientras trataba de imaginar qué maquinación utilizaría esta vez, el arribista comenzó a tener serios problemas para permanecer sentado. A nadie le entristecía su dolencia incapacitante, al contrario, reconozco que a mí menos que nadie. Ante su baja laboral indefinida fui el elegido para sustituirle.
Encontré a Mariela a la salida de la oficina después de mi nombramiento. Estaba exultante, sonreía sin parar. Tras felicitarme por el nuevo puesto, me mostró un muñeco con un extraordinario parecido a Menéndez.
Mi primera decisión como director ejecutivo fue readmitir a Mariela, era de justicia. Solo me inquieta una imagen que no puedo quitarme de la cabeza: aquel abultado trasero de madera a escala atravesado por agujas.
Qué bueno tu relato, querido amigo, como siempre. «Justicia divina», que dirían los creyentes. Yo prefiero aquello de :»Quien a hierro mata, a hierro muere», aunque habría que vigilar de reojo a algunos injustamente damnificados, por si acaso…
El problema de la violencia ya sabemos cuál es: que engendra más. Menéndez recibió su merecido, pero seguro que su sustituto teme a Mariela y con razón.
Muchas gracias, Puri.
Un abrazo
Oh, sí, Ángel, el tipejo se lo merecía. Y a falta de karma, buenas son agujas. Yo también me alegro por el mal ajeno de los malos compis de trabajo.
Un abrazo y suerte.
Hay gente tóxica, dañina y maliciosa, está claro. Cuando tienes a uno cerca, en especial en el trabajo, y te pone en su punto de mira, toca sufrir de entrada; luego, si acaso, defenderse.
Muchas gracias, Rosalía.
Un abrazo
¡Jajaja! «A grandes males, grandes remedios», como suele decirse. En este caso concreto, grandes traseros y grandes ideas. Ojalá funcionaran de verdad esas agujas, se podría poner remedio a tantas cosas… claro que también tendrían su peligro si cayeran en malas manos. En cualquier caso y en vista de su carácter, no creo que tu protagonista corra ningún peligro, puede dormir tranquilo.
Ocurrente y divertido relato. Un abrazo, Ángel.
El protagonista parece buena gente. Se apiadó de su compañera damnificada, a la que luego restituyó en su puesto. También estuvo dispuesto a resistir los embates y envites del peligroso Menéndez, pero ewo no quita que las agujas en manos de Mariela sean un peligro; solo queda desear que ella las utilice, si llega el caso, únicamente de forma justificada, con medida y responsabilidad.
Muchas gracias, Ana María
Un abrazo
Dónde las dan las toman. Muy divertido tu relato Ángel. Un abrazo y suerte
Quien siembra vientos recoge tempestades. Ya sabes también que, a veces, la mejor defensa es un buen ataque.
Muchas gracias, Fernando.
Un abrazo
El vudú utilizado como justicia poética para un culo de mal asiento por su mediocridad. No está nada mal. Ahora bien, esa Mariela ha destapado la caja de los truenos. Cualquiera se enemista con ella después de saber de lo que es capaz.
Un abrazo, Ángel, y suerte.
Cuando todo el mundo se alegra del mal de alguien, sin posibilidad de ponerse en su lugar ni de un poco de piedad, la culpa no es tanto de todo el mundo, sino del sujeto objeto de este sentimiento. Mariela tiene cierto peligro también, sí. Mejor llevarse bien.
Muchas gracias, Rafa.
Un abrazo
Aunque me posiciono en favor de readmitir a Mariela y me alegra que Menéndez haya tenido su merecido, yo me andaría con ojo. Queda claro que esta muchacha se defiende muy bien sola. Muy divertido, Ángel. Un abrazo y suerte.
Lo que hay que desear es que no utilice su capacidad de forma arbitraria. Es de esperar que el protagonista se guarde muy mucho de contrariarla, consciente de sus destrezas.
Nuchas gracias y un abrazo, María José.
Ángel, muy divertido tu relato. Y en el fondo, admito que más de una vez me gustaría ser Mariela y controlar esas agujas. Mucha suerte querido.
Hay más de uno que merecería que le respondieran con punzadas a sus pullas, porque solo así, tal vez, se podrían enmendar, mediante una dosis de hiel bien dirigida, algunos no entienden otro lenguaje.
Muchas gracias, Elena
Un abrazo
En este caso el mal ajeno está bien empleado. Aunque como más de uno Hadas comentado, cuidado con Mariela! Ahora han sido las posaderas de Menendez, qué será lo próximo que haga? Otro relato en ciernes…
Una gracia!
Se empieza con las posaderas de un indeseble, pero no se sabe cómo terminará. Cuando se desata la artillería pesada la contención desaparece. Si que podría tener una continuidad de imprevisibles consecuencias.
Gracias, Rosa.
Un abrazo
Divertido, con su toque social y un giro final de magia negra y vudú de lo más truculento y bien trabajado. Excelente microrrelato, maestro. Mucha suerte. Un abrazo
La magia negra, como todas las leyendas, puede que tenga su parte de verdad, por si acaso, mejor alejarnos de algunas agujas aviesamente empleadas
Nuchas gracias, Jesús. Tú sí que eres maestro.
Un abrazo
En más de una oficina les encantaría tener una Mariela, estoy segura. No obstante, como suele decirse, todo poder lleva consigo una gran responsabilidad, confío en que siga teniendo buen criterio y no use las agujas alegremente 😉
Muy bueno el relato Angel, felicidades
Las cosas no son buenas ni malas en sí mismas, todo depende del uso que se haga de ellas. El criterio es algo fundamental.
Me alegra que te guste, Sara.
Muchas gracias y un abrazo
Era de justicia, como pensó el protagonista al readmitir a Mariela. Aunque, por si acaso, por si dudaba, en la mente se le quedó grabada la imagen de esas agujas…
Qué dolor, por cierto.
Un relato estupendo, Ángel, con todos los ingredientes de regodeo, venganza, justicia y sugestión.
¡Abrazo!
Al margen de la justicia, esas agujas no las va a olvidar nunca. Y si que duelen, con solo pensarlo.
Mil gracias, Aurora.
Un abrazo
Muy bueno, roza el límite de la burla ajena y el acoso laboral aunque a menudo este último es consecuencia del primero. Un problema lamentablemente muy actual y poco visual. Muchas gracias por darle luz con ese estilo humorístico a través de las agujas😉
El acoso laboral y escolar existe. En el ámbito del trabajo, además, en el que existe la competencia, el pisar cuellos para ascender peldaños está a la orden del día. No estaría mal alguna aguja para rebajar los humos a más de uno.
Muchas gracias, Liliana.
Saludos
Estupendo relato Ángel. Aunque tengo que admitir que tener una compañera de trabajo que se las gaste así, también da un poco de miedo.
Un abrazo
Hay obligación de llevarse bien con ella, por la cuenta que trae.
Muchas gracias, Blanca.
Un abrazo
Jope!lo que yo daría con un muñequito como ese… Y de lo que sería capaz… Ufff, tu relato me ha hecho reflexionar sobre este tipo de cosas. Sería yo capaz… si tuviese el poder o la ocasión de… Da miedo entrar ahí, eh? Lo que sí que es verdad es que, si me concediesen un deseo, elegiría la Justicia, así con mayúsculas, como la de Platón, la de verdad, la ideal… Pero, claro, existe realmente? cuál es esa? Mira lo que has conseguido con tu relato, Ángel. No se me va de la cabeza!! Y eso que me reído un montón. Efectivamente, lo tiene todo. Enhorabuena!!
Hasta qué punto merecemos, por capacidad y cualificación, convertirnos en jueces, dictar sentencia y ejecutarla. Correríamos el riesgo de no actuar con verdadera justicia, o siempre quedaría el resquemor de no haberlo hecho, llevados por el interés personal, o la simple mala idea, ya sabemos lo interpretable que es todo. En cualquier caso, me alegra haberte hecho pensar un poquito y más aún haber propiciado una sonrisa.
Mil gracias, Susana.
Un abrazo
Esperemos que Menéndez haya aprendido la lección. No se puede ir así por la vida. Entiendo perfectamente a Mariela, cada cual se defiende como puede. Aunque si fuera el protagonista tendría sentimientos encontrados respecto a ella. Por un lado, por haber hecho justicia readmitiéndola. Por otro, viendo de lo que es capaz, mejor tenerla como amiga, desde luego. Divertido e inquietante tu micro, Ángel. Un abrazo y suerte.
Hay gente que no escarmienta ni aunque les pinchen, Menéndez parece proclive a ello, aunque también es verdad que esa molestia continua en salva sea la parte puede ablandar al más duro. A Mariela es mejor tenerla como amiga, si.
Muchas gracias y un abrazo, Juana María.
Hola, Ángel.
Cuidado con el Karma, que funciona en muchas direcciones y no sé yo si considerará adecuadas estas artes y los beneficiosos rebotes que han producido.
Un relato divertido, con un título bien ajustado.
Un cálido saludo, mi apreciado tocayo.
El Karma, según dicen, puede ser como un bumerán, que acaba devolviendo lo lanzado. También está eso de que «quien siembra, recoge», o «quien siembra vientos, recoge tempestades».
Me alegra que te guste, querido tocayo.
Nuchas gracias y un abrazo
Hola, Ángel. A mí me pasa como al oficinista de esta historia: también me hubiera puesto nerviosa ver a Mariela con un muñeco vudú peligrosamente parecido a Menéndez, y más imaginándola pinchando otro muñequito vudú peligrosamente parecido al narrador, aunque, por otra parte, él volvió a reincorporarla porque era lo que correspondía, así que sería muy mala si quisiera dañarlo a él, pero como dice el refran, «dicen las brujas no existen, pero que las hay, las hay»…
Un micro «schadenfreude» con todas las letras, con tu sello de excelencia.
Cariños,
Mariángeles
En la versión musical de Paco Ibáñez del poema «El lobito bueno» de José Agustín Goytisolo, se habla de un mundo al revés, con un príncipe malo, una bruja hermosa y un pirata honrado. Esperemos que Mariela, que algo de bruja tiene, no sea malvada y sí, en cambio, agradecida, su benefactor no merece su magia negra.
Muchas gracias, Mariángeles
Un abrazo
Retratas tan bien a los tres personajes y planteas la situación con tanta eficacia que uno no desea nada bueno para ese arribista sin escrúpulos y sí todo lo mejor para los otros dos personajes. Todo apunta a que en esa oficina se va a trabajar mejor a partir de ahora, también a que el tal Menéndez va a vivir muy incómodo durante mucho tiempo. Enhorabuena por esta nueva y buena entrega de seres humanos del particular universo Saiz. Un fuerte abrazo y mucha suerte con ella, Ángel.
Apartado el elemento discordante, todo va a ser un poco más humano, efectivamente, en ese entorno laboral. A veces no queda otra, a grandes males, grandes remedios, ya sabes. Quizá, con el tiempo, Mariela extraiga esas agujas y Menéndez recupere su vida, aunque con la lección aprendida.
Mil gracias, Enrique.
Otro abrazo grande para ti
Pobre Mariela, bueno, es un decir, porque menuda como las gasta. De los Menéndez, mejor no hablar. Muy buena historia, fiel reflejo del mundo laboral. Un abrazo y mucha suerte, Ángel.
Todo Menéndez merecería ser contrarrestado por una Mariela, para que hubiese un poco de equilibrio en el mundo laboral, tan despiadado a veces, como bien apuntas.
Muchas gracias, Francisco Javier
Un abrazo
Me gusta el giro final. Esa preocupación del nuevo jefe de Mariela al intuir lo que le hizo a Menéndez. A pesar de la buena relación entre ambos, él queda a merced de ese poder que ella posee. Inquietante. Un saludo y suerte.
Saber que Mariela le debe un favor y que él actuó como debía, no quita para que tenga muy presentes esas agujas, aunque sean ajenas.
Gracias por tu lectura y tus palabras, Borja.
Un saludo
Ángel, un relato con un final inquietante. El nuevo director ejecutivo que parece buena gente que se ande con cuidado con Mariela. Aunque tu relato trata un tema serio, yo detecto cierto humor semiescondido. Lo digo por las enormes posaderas que yo imagino «enormes hemorroides». ¡Se lo merece!
Una trama y unos personajes muy bien llevados en tan pocas palabras.
¡Enhorabuena! y un saludo
Creo que puede ser difícil sustraerse a una sonrisa al pensar en esas sufridas posaderas, que son también aviso vlaro para navegantes: ojito von disgustar a Mariela.
Muchas gracias y un abrazo, Pilar
Buen relato. Título perfectamente ajustado. Me encanta el final en suspense: “Cuando las barbas de tu vecino…”
«Ajustes» de personal en una empresa y la amenaza de «las barbas del vecino» que comentas, son las dos claves de esta pequeña historia.
Muchas gracias, Edita.
Un abrazo
¡Inquietante micro, Ángel! Cuando el culo de tu vecino veas pinchar… ¡Muy bueno!
«… Pon tus posaderas a buen recaudo». Los refranes son muy sabios, conviene tenerlos en cuenta. Las punzadas que, al afectar otro, pudieron ser causa de justicia y hasta de alivio y alegría, pueden ser altamente intranquilizadoras ante la sola posibilidad de pensar que nadie está a salvo de nada.
Gracias por leer y comentar, Jesús.
Un abrazo
Has tomado el mundo laboral para enlazar con el tema propuesto… Y de qué manera! Esas agujas dan qué pensar…
Excelente propuesta, amigo.
Suerte y un abrazo.
Las agujas dan qué pensar porque pueden tener más de un uso, todos los que Mariela estime oportunos; tantos son, que quizá sintamos cierta incomodidad como posiblea destinatarios en un futuro que no puede descartarse.
Muy agradecido, Yolanda. Un abrazo.
Me ha encantado tu relato, Ángel. Un abuso de poder con maltrato laboral, una injusticia castigada. A veces estas conductas acaban con un efecto bumerán… que nos puede alegrar al resto de los mortales. Enhorabuena.
Un abrazo y suerte.
Cuando una injusticia, aunque sea mínima y ajena, se corrige siquiera un poco, hay razones para alegrarse, aunque nunca llueva al gusto de todos.
Me alegra que te guste, Josep Maria.
Otro abrazo para ti.