65. Adelina: genio y figura
Todas las mañanas, Adelina toca el piano. Es su último reto. Ayudada por su fiel asistenta, se acomoda en la banqueta y con sus dedos arrugados interpreta la Marcha Turca de Mozart. Hoy, mientras espera una visita formal, no puede evitar perderse entre las animadas notas y rememorar, satisfecha, aquel insólito día del cincuenta y cuatro en el que, visiblemente embarazada de su tercer hijo, defendió su tesis ante un tribunal compuesto por hombres de rostro severo que la miraban con asombro y reticencia. Entonces, tenía treinta y dos años y, tras plantear su disertación con fórmulas y arresto, se convirtió en doctora en Ciencias Físicas, la primera mujer en aquella facultad. Después, aunque no se lo pusieron fácil, se incorporó como profesora y su terquedad y valentía dieron mucho que hablar.
De pronto, hace una pausa y se le escapa una sonrisa socarrona, porque, en breve y en el salón de su casa, escuchará un montón de elogios y, junto a una medalla dorada, le otorgarán el título de pionera. Ella agradecerá, con su habitual llaneza, haber vivido para verlo. Pero lamentará que no puedan presenciarlo aquellos que siempre la tildaron de chiflada. Por ejemplo, su marido.
About Post Author
?Quién dijo miedo, o pereza? Tu protagonista, sin apoyo ni comprensión, emprendió una lucha vital que le ha valido, finalmente, un justo reconocimiento. Vivan los y las cabezotas contracorrientes que se consagran a una noble causa, que son ejemplo para contemporáneos y generaciones venideras.
Un abrazo y suerte, María José
Maria José, he ido a googlear a Adelina, pero no me cuadran los datos con ninguna científica, y ahora necesito saber si es real o solo un personaje.
En cualquier caso, muchas Adelinas nos ha dado la historia. Algunas con el apoyo de los hombres de su entorno. Y otras, como tu protagonista, a pesar de ellos.
Ellas eligieron el papel de quijotes, en lugar de ser dulcineas.
Un abrazo y suerte.
A todos los méritos de la “quijota”de este cuento, hay que sumarle ese puntito de revancha, de inconformismo del final, señal de que sigue manteniendo el espíritu joven a pesar de los años.
Vaya con Adelina, una quijota para protagonizar tu microrrelato sobre esas personas que comparten con el genial personaje de Cervantes su amor por luchar por sus sueños contra viento y marea. Me gustó tu historia. Un abrazo grande.
Pues que le den a su marido. Toda una luchadora a la que nada se le resistió.
Muy edificante, yo quiero ser una Adelina.
De Adelina se esperaba que fuera, como mucho, maestra, enfermera, quizá secretaria, pero, sobre todo, madre y esposa. Elegir una carrera de ciencias y doctorarse era una quijoteria que pocas consiguieron. Según he leído en alguna parte, no estaba bien visto que trabajará una mujer, aunque hubiera estudiado, ya que ponía en entredicho la capacidad del marido para mantenerla.🤦🏽
Está Adelina es una luchadora que rompió moldes y abrió caminos y que para nada le importó pasar por chiflada. He querido que tuviese, por fin, su reconocimiento.
Muchísimas gracias, Ángel, Rosalía, Edita, Jesús y Rosa.
Gracias por la visita y por el comentario. Un abrazo para todos🤗