94. ALLEGRO MA NON TROPPO (Pilar Alejos)
Siempre me costó compartir con los demás todo lo que llevaba dentro, pero llegaste tú, con tanta música en los dedos que me desnudaste por completo. Sin la protección de mi armadura, caí rendido ante tus notas, que tan dolcissimo llenaron mis silencios. Me hablaste a sotto voce y fuimos uno a prima vista. Nuestro tempo, que empezó como un adagio, fue crescendo hasta volverse appassionato. Fuiste tan insistente que, como muestra de mi obertura, acomodé mi clave de sol a tu pentagrama. Dejé que tus melodías marcaran el ritmo de nuestra relación, a cambio de que me hicieras vibrar cada noche con tu nocturne, como si fuera la prima volta.
Respirábamos al unísono, con la misma métrica, pero, de repente, todo cambio. Nuestra partitura fue adquiriendo un cariz melancólico. Perdiste tus ganas de abrazarme, de acariciarme. Tu tono de voz sonaba pianissimo y ya no me dedicabas tu pizzicato.
Lo nuestro finalizó tan presto como empezó. Te pareció insuficiente mi tessitura y me abandonaste por un «Stradivarius».
Como homenaje a la música, y como forma de comentario alternativo, quiero compartir con vosotros una canción que esté relacionada con algún aspecto de vuestros relatos. Espero que te guste la que he elegido para el tuyo.
JOHN DENVER – Annie’s song
https://youtu.be/RNOTF-znQyw
Rafa, agradezco y valoro mucho tu regalo. Una canción preciosa.
Besos apretados.
Hola, vecina (de hace unos meses) Pues hay una frase que dice que un músico nunca se retira, sino que para cuando ya no queda música en él. Tu texto me lo ha recordado.
Yo es que no paso de andante con moto… aunque moto no tengo, pero andante sí que soy (unos 10 Km al día, más o menos)
Estoy seguro que te va a ir genial con el relato. Desde luego, original es un rato largo!!
Te he echado de menos, vecino. Me alegra tu visita y agradezco mucho tu comentario.
Besos apretados.
La relación entre un violinista y su instrumento puede llegar a ser muy íntima, tanta, que no se entiende a uno sin el otro. Pero un Stradivarius es mucho más que un violín, es un mito, un misterio, es calidad inigualable y es historia. No es por justificar la infidelidad de este artista, pero la competencia de uno de los objetos de creación humana más cotizados del mundo es demasiado grande. Seguro que su violín anterior encontrará otro buen concertista que le haga sacar de nuevo lo mejor que tiene dentro.
Bonita historia, Pilar, como las palabras que la sustentan y tan bien suenan en italiano (nunca un «suenan» sonó tan literal).
Un abrazo y suerte, Pilar
Para cualquier violinista poseer un Stradivarius es un sueño. A veces, para alcanzar sus sueños, han de dejar atrás otras cosas a las que les dan menos valor.
Mil gracias, Ángel, por tu siempre acertado y valioso comentario.
Besos muy apretados, amigo.
Muy chula la historia integrando tantos vocablos musicales. Me ha gustado mucho, Pilar. Suerte y un abrazo.
Muchísimas gracias, Pablo, por valorar tan bien mi relato.
Besos apretados.
Me gustó mucho tu relato, Pilar.
Un abrazo
Mari Carmen, qué alegría leerte también por aquí. Muchísimas gracias por tus palabras. Me alegra saber que te ha gustado.
Besos apretados.
Un micro en clave musical que empezó como un dueto y terminó siendo un solo de violín…¡para el pobre violín que no era Stradivarius!
Me encantó esta historia «allegra ma non troppo»… y el hecho de que sea contada con términos tan italianísimos, siendo como soy, estudiante de la lingua italiana, me hizo disfrutarla aun más…
Felicidades, PILAR.
Un beso grande,
Mariángeles
Un Stradivarius es una tentación irresistible para cualquier violinista. Y los músicos siempre buscan la perfección.
Me alegro que te haya gustado, Mariángeles. En música, todos los vocablos que aparecen en las partituras son en italiano. De ahí, la idea de utilizar el mismo vocabulario para contar la historia.
Mil gracias por tu comentario.
Besos apretados.