Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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41. Apocalipsis

Aún había vida, según constataron iracundos en el rompimiento celestial. Fue entonces cuando empezaron a sonar cornetas, trombones, trompetas y cornos, junto a un sinfín de tambores y timbales. El sonido fue cada vez más intenso, hasta violento, y no hubo lugar en el mundo en que no se oyeran las desgarradas notas que, sin melodía ni concierto alguno, comenzaban a hacer estragos en los seres más indefensos que habían subsistido.

Las aves comenzaron a desorientarse y chocar contra los árboles, los peces envararon en las playas y los animales terrestres enloquecieron. Los cristales estallaban, los edificios caían como cartas de una baraja, y finalmente, se produjo una extraordinaria cadena de alborotos, motines y suicidios que llevaron a un absoluto caos, que anunciaba el fin de los tiempos.

Alarmados por la situación, los mandatarios de los países más poderosos de la tierra, se reunieron para buscar, de la forma más rápida y contundente, la solución más adecuada.

Con los escasos recursos que quedaban armaron un potente ejército bajo el amparo de la Comunidad de Naciones, con el que persiguieron, apresaron y liquidaron a todos los sordos que, aprovechando los acontecimientos, se estaban convirtiendo en los nuevos amos del mundo.

6 Responses

  1. Rafa Heredero

    Como homenaje a la música, y como forma de comentario alternativo, quiero compartir con vosotros una canción que esté relacionada con algún aspecto de vuestros relatos. Espero que te guste la que he elegido para el tuyo.

    CIGARETTES AFTER SEX – Apocalypse
    https://youtu.be/sElE_BfQ67s

  2. Ángel Saiz Mora

    No quisiera que me faltase ninguno de los cinco sentidos, pero de suceder, elegiría el oído si se pudiera, para no tener que escuchar tantas palabrería vacía con la que nos encontramos a diario. Solo lo sentiría por la música, pero por la de calidad, ya que algunos ritmos de moda (no especifico para no molestar a nadie que igual piensa de otra manera) parecen más bien la banda sonora de las tinieblas.
    Parece lógico que en un mundo posapocalíptico, en el que la música está ideada para el martirio, no escuchar nada tiene sus ventajas, hasta el punto de permitir prosperar.
    Un relato que podría tomarse como ejemplo de hacer de la necesidad, virtud.
    Un abrazo y suerte, Ezequiel

  3. Gracias, Ángel, por tu acertado comentario.
    La música a lo largo de los siglos ha servido para acompañarnos en nuestros mejores momentos, pero también en los más dolorosos y siempre ha potenciado nuestros sentimientos. La Historia nos muestra en todo tipo de representaciones su presencia incluyendo la destrucción y el Apocalipsis.
    Por otra parte, como bien dices, ciertos estilos músicales y abusos la han convertido en un elemento de tortura.
    Esperemos que solo nos toque disfrutarla y, si no es así, tener un botón de off a mano.

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