Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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12. Currículum oculto

Los despertares vienen sin previo aviso, y ahí me encontró uno de los míos, en la primera clase de francés.

Puso su nombre en la pizarra, pero yo ni lo vi porque ya estaba mirando las piernas de la primera mujer de verdad que veía en minifalda. Algunas de mis compañeras vestían algo similar, pero me decían más nada que poco.

Odiaba el tablero delantero de su mesa cuando se sentaba. Apagón en el punto álgido.

A veces la seguía al acabar las clases, sabía que ella no iba a reparar en un niñato; y por las noches empecé a hacer eso, que no hace falta nombrar, mientras las veía como columnas del Partenón, aunque fuera materia del curso siguiente.

Me cabreé por primera vez cuando llegaron las vacaciones del verano. Increíble. Y se me hicieron asquerosamente eternas.

Al regreso, iba con un entusiasmo abismal, o abisal por lo profundo, ante el reencuentro. Y apareció con una falda hasta los tobillos, de una tela vaporosa muy coloreada que parecía llamar al viento para que dibujara olas.

Je ne sais pas quelle proportion de la langue des gaulois j’ai appris, me si que l’imagination est encore plus excitante que la réalité.

4 Responses

  1. Barceló Martínez

    Hola, Javier.
    La minifalda me parece una prenda maravillosa, sobre todo bien combinada con unos pantys apropiados que realcen el color y estilicen las piernas. De esto algo sé, por una parte muy importante de mi vida laboral dedicada al mundo del textil y la moda.
    Coincido plenamente con la opinión del protagonista. «La imaginación es más excitante que la realidad», además, expresada en francés, un idioma muy sugerente.
    Un abrazo totalmente higiénico, pero lleno de cariño y admiración. Mucha suerte.

  2. Javier Palanca

    Gracias, Barceló. Por un lado, me gusta que alguién que entiende de moda se haya interesado por mi relato,no está mal. Y es que la minifalda siempre estará ahí. Bueno, y esas faldas largas de telas fútiles siempre me encantaron también.
    Y, bueno, encantado de que te guste la onclusión con la que he jugado a partir de las dos prendas.

    Un abrazo

  3. Ángel Saiz Mora

    Una minifalda es como una bomba atómica en esa edad en la que las hormonas están en ebullición (bueno, después también), imposible no sentir su influjo. La prueba de que a tu protagonista no le motivaba solo un impulso físico se encuentra en la transformación que experimenta y la madurez que demuestra. El aprende a apreciar igualmente, incluso más, esa otra falda mucho más larga, elegante como el idioma francés y como elegante es este relato, contado con esmero.
    El chico está enamorado de veras, lleve lo que lleve esa atractiva maestra. No sabemos si entre ellos llegó a cuajar algo, lo que es seguro es que el muchacho quedó marcado para siempre y de forma profunda, aunque nunca se reflejase en su currículum.
    Una historia de pasión, descubrimiento, sentimientos y evolución.
    Un abrazo, Javier

  4. javier palanca

    Gracias, Ángel, por el comentario. Sobre todo por lo de elegante y el esmero.
    Bien visto lo que se buscaba con un poco de intento de originalidad. Esos despertares que todos recordamos y esa importancia de la imaginación.

    Abrazotes

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