48. El gordo de la lotería
Hay que ser majadero. Quién mejor que ella para aguantar mis complejos y este humor mío que sube y baja más que la bolsa; los sermones de mi padre; las brasas de mi madre; las navidades entre cuñaos… ¿Y cómo se lo pago?
¡Y tratar así a mi vecino!, ¿acaso tiene la culpa de tener esa cara de baboso? Con la de veces que me arregló la cisterna, los atascos en el fregadero ¡y siempre sin cobrarme un duro! ¿Se puede ser más egoísta?
Y llamar a mi jefe metiéndole por el culo el empleo que me ofreció cuando nadie confiaba en mí y nadie me daba trabajo… ¡Mentecato no, lo siguiente!
¿Y regalarle mi Vespa al kioskero solo por reservarme cada miércoles la porno! ¿Seré gilipollas?
Y mi Panda al Juanma, ¡precisamente a ese meapilas!
¡Mecagüentoloquesemenea! ¡Hossstiaputa!, ¡cómo se puede estar tan cegato y confundir un siete con un uno!
Jajajaja. Con las de veces que pienso yo qué haría si me tocara la lotería. Desde luego, lo que no hay que hacer es lo que ha hecho tu personaje…¡A ver ahora cómo lo arregla! Muchas suerte, un abrazo.
Cuando creemos que se pueden cumplir todas las ilusiones y nos desahogamos con todas las frustraciones, resulta que nos falla uno, un único número en el que hemos puesto todas las esperanzas.
Me has hecho reír, Rosy y te lo agradezco.
Que no nos toque la lotería es lo más normal, las posibilidades son muy bajas, pero que los dígitos, encima, se regodeen acercándose tanto para luego nada tiene que producir ira, enfado y frustración. Nadie tiene la culpa de ello, el azar es así de caprichoso. Tu protagonista haría bien en tratar de disculparse, no parece mala gente, al menos se ha dado cuenta de que ha dirigido los dardos hacia quien no debía, ese es el primer paso para enmendarse, si el estropicio no ha sido muy serio.
Divertido y original, Rosy.
Un abrazo y suerte
Moraleja: si crees que te ha tocado la lotería, gasta un poquito en una visita al oculista. Eso lo primero. Divertido texto y muy bien llevado, Rosy. Nos mantienes en la incertidumbre hasta el final entre tonos irónicos y extrañamientos. Aplausos, suerte y abrazos.
Muchas gracias, Aurora, Mª Jesus, Ángel y Rafael, por dedicarme un ratito de vuestro tiempo. No sabéis cómo me alegra haber conseguido mi objetivo, sacaros una sonrisilla.
Un abrazo enorme.