Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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59 El incorrecto

Los ancianos, que nunca asisten a la ceremonia, han entregado el sobre con el nombre al alcalde. Nadie recuerda quién fue el primero. Solo que, cada año, se elige al incorrecto entre los habitantes del pueblo. Dicen que no es por un crimen, porque eso sería asunto de la justicia, pero no se sabe con certeza qué implica la incorrección. Solo corren rumores sobre lo que podría ser: una pregunta incómoda, hablar con forasteros, incluso vestir algo inadecuado. Lo único en lo que coinciden todos es en que no acudir significa arriesgarse a ser el próximo en aparecer en el sobre.

Las campanas suenan tres veces y la plaza se va llenando. Al llegar, cada persona anota su nombre en un libro. Nadie habla. Algunos consultan el reloj, inquietos; otros, de reojo, miran el sobre. El alcalde lo abre y, con voz temblorosa, pronuncia el nombre en voz alta. El elegido no se resiste. El castigo se ejecuta sin que nadie lo cuestione ni aparte la mirada. Temen que hacerlo sea también una incorrección.

Al terminar, el alcalde entrega el libro de asistentes a los ancianos, quienes eligen al incorrecto del año siguiente.

Solo entre quienes figuran en el libro.

12 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    Original y angustioso, realmente kafkiano. Sabes que algo va a pasar y no va a ser bueno, con la presión de que alguna vez pueda ser cualquiera de los conocados el elegido, salvo esos ancianos que parecen inmunes a la ejecución de una pena cuya naturaleza no se menciona, pero nadie quiere para sí.
    Me alegra ver que sigues a pleno rendimiento.
    Un abrazo y suerte, Lluís

    1. Gracias, Ángel. Justo eso tenía en la cabeza,escribir algo kafkiano. Me alegro de que haya funcionado. A mí me alegra leer tus comentarios, ya sabes. Abrazo fuerte y suerte para ti también.

  2. Muy bueno, Lluís. Esas lagunas omitidas a propósito (la incorrección, el castigo…) dan más fuerza al relato dejando que el lector se imagine lo que quiera que, seguro, siempre es peor que la realidad.
    Un abrazo.

  3. Rosalía Guerrero

    Uff, qué fuerte. Y más sabiendo que todo acabaría si la gente dejara de ir.
    Me ha recordado el relato La lotería, de Shirley Jackson.
    Un abrazo y suerte.

    1. Lógico que te lo recuerde, me inspiré en la idea del castigo colectivo de ese relato. Aunque lo quise llevar a un tono más kafkiano, del poder autoritario, la burocracia, el miedo usado para el control colectivo, espero que me haya quedado suficientemente original. Gracias por tu comentario, otro abrazo para ti.

  4. Ana Fúster

    Qué relato tan inquietante. Qué angustia vivir sin saber qué «incorrección» puede ser objeto de un castigo que no pinta nada bien, dadas las reacciones de los presentes. Las elipsis lo bordan, me parece buenísimo. Un abrazo.

  5. Iba leyendo tu relato, Lluís, e iba pensando que me recordaba a uno, pero no me venía a la mente cuál era hasta que he leído en los comentarios a Rosalía. Uf, menos mal: La lotería, de Shirley Jackson.
    Me encantó cuando lo leí igual que me ha gustado el tuyo. Es escalofriante y resulta más agobiante por la sensación de que somos capaces de llegar a hacer algo tan surrealista. Mucha suerte. Un abrazo fuerte.

    1. Como le decía a Rosalía, está totalmente inspirado en el relato de Shirley Jackson, aunque, por lo que recuerdo, en el suyo había una aceptación de la violencia como tradición (muy inquietante) y en este buscaba más hablar del control social sin violencia explícita, con ese aire kafkiano de personajes juzgados por razones que no se acaban de entender. Gracias, Aurora. Un abrazo de vuelta y mucha suerte también para ti.

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