Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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60. El río

Resbalo por el último tramo de bajada sin poder frenar. El impacto me tuerce el tobillo, pero no me importa. El terreno es escarpado y peligroso, como siempre, pero esta vez no pienso rendirme.

Cada verano lo intentábamos varias veces, porque decía la leyenda que quien alcanzara la orilla del río podría pedir un deseo. Todos teníamos el nuestro. Yo solo quería ver a mi hermana andar de nuevo.

Nuestros padres nos tenían prohibido acercarnos. Decían que éramos como quijotes persiguiendo sueños donde solo reinaban barrancos y maleza. Existía en esa causa una certeza imposible que, aun así, nos arrastraba. Pero cada vez abandonábamos antes de llegar. Llenos de arañazos, de golpes que se tornaban morados y con la sensación de que el camino se perdía en un laberinto traicionero de rocas y vacío.

Hoy, tras innumerables veranos perdidos, por fin estoy en la orilla. El río brilla como nunca. Me inclino para mirar de cerca y me veo reflejado como en un espejo. Una barba blanca y unos ojos cansados me contemplan desde el agua, como a quien, persiguiendo sueños, ha llegado tarde a su propio destino.

6 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    Es muy loable no rendirse nunca, más aún por una causa noble. Si se trata de intentos desesperados, con grandes posibilidades de no obtener nada, salvo un problema mayor, como, en este caso, una lesión, ya roza lo épico y se emparenta con lo quijotesco. Hay quien persigue sueños y no obtiene resultados. De los perdedores, o de los que llegan tarde, que viene a ser lo mismo, nadie se acuerda, vivimos en un mundo donde solo queda recuerdo de los que triunfan. Hay quien tiene suerte, o quizá se conforma con objetivos sencillos y realistas, y hay quien no. Pese a todo, algunos tenemos especial predilección por los perdedores, por los que hacen todo lo que pueden y creen que deben, porque no hay nada que pueda dar más sentido a una vida que eso.
    Un relato para la reflexión.
    No dejes de escribir, Lluís.
    Un abrazo y suerte

    1. Muchas gracias por tu comentario, Ángel. Es cierto que vivimos en un mundo que valora más el éxito que el esfuerzo, pero, a veces, el hecho de no rendirse ya tiene su propio valor. Me ha gustado cómo lo has expresado.
      Aquí seguimos, un abrazo de vuelta (pronto en persona) y suerte también para ti.

  2. Una vida entera persiguiendo un sueño imposible para constatar al final que “los sueños, sueños son”, que no valió la pena, que ya es tarde. Ni el río más brillante puede dar consuelo; ni el quijote más quijote del mundo puede resistirlo.

  3. Rosalía Guerrero

    Lluís, no ha conseguido su objetivo, pero si no lo hubiera intentado hasta al final se habría quedado con la duda de si debió esforzarse más. Y eso hubiera sido todavía peor.
    Hay que perseguir los sueños, porque nunca sabes si van a ser posible o no.
    Un abrazo y suerte.

    1. Pues es cierto, Rosalía. Espero no haber dejado solo la sensación de lo contrario. Reconozco que me gusta tratar temas amargos, como esta revelación tardía que padece el personaje, pero sin negar a los personajes un espacio para la esperanza. Un abrazo de vuelta y mucha suerte para ti también.

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