33 El último verso del último poema del último libro (Juana María Igarreta)
Cuando tienes un amigo poeta nunca te tomas demasiado en serio el mensaje de sus versos. Acababa de fallecer Gonzalo, el mejor amigo de Alberto. Leyendo su último libro, en el que todos los poemas terminaban diciendo “me estoy muriendo de amor”, todo parecía responder a una fatal premonición.
Cuando Gonzalo hizo la presentación del libro, Alberto y su mujer, Maite, acudieron al acto. Al final del mismo, su amigo les dedicó sendos ejemplares del poemario, haciendo caso omiso a la sugerencia de la pareja indicándole que con uno era suficiente.
Tiempo después, abriendo el libro dedicado a Maite pensando que era el suyo, Alberto pudo leer en el último verso del último poema: “Me estoy muriendo de amor por ti”. ¿Era un error de imprenta? ¿Ella se había fijado? ¿Tenían algo más que amistad entre ellos y se lo habían estado ocultando? Enredado en múltiples interrogantes, Alberto sintió cómo la profunda tristeza por la muerte de Gonzalo mutaba inevitablemente en una suerte de alivio e inesperada alegría.
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Hola, Juana. Ya desde el título, el micro me enganchó; yo también quise saber cuál era «el último verso del último poema del último libro» de Gonzalo, que al final, literalmente se estaba muriendo de amor por Maite, la esposa de su amigo Alberto. En mala hora, o en buena para él, teniendo en cuenta sus sentimientos tras leer ese último verso, vino a enterarse Alberto del affaire, y para mí no es casual (como sí fue casual que él tomara el ejemplar equivocado) que el autor les regalara un libro a cada uno, quizás pensando inocentemente que él nunca se iba a enterar…
Menudo intríngulis esta historia (si hasta yo me enredé escribiendo el comentario), pero muy buena.
Besos😘😘😇😇
Hola, Mariángeles, me alegra de que el micro te enganchara y que lo califiques de intríngulis, es una palabra que me gusta tanto en sonoridad como en significado. Y, claro, si te parece muy buena, no puedo pedir nada más. Mil gracias. Besos también para ti.
Lo último que se dice cuando se prevé el final essincero a la fuerza, pues ya no hay nada que disimular y menos que perder.
Buen título y buemna historia.
Un abrazo y suerte, Juana
Hola, Ángel. No sé si precisamente Gonzalo esperaba su final. Pero él quería que constara su amor por Maite. Muchas gracias por tu generosa valoración. Un abrazo también para ti.
Vaya, parece que Gonzalo tenía motivos sobrados para regalar un ejemplar a cada miembro de la pareja. Yo también me hago las mismas preguntas sobre que pasó entre él y Maite, aunque en el caso de Alberto quizás es mejor no saber. Con sentir el alivio es suficiente.
Un abrazo y suerte.
Hola, Rosalía, sí sí Gonzalo quería entregar a Maite el ejemplar que contenía esas dos palabras de más, que suponían la declaración de sus sentimientos por la mujer de su amigo. Si hubo algo entre ellos… quedará en interrogante. Como dices, de momento Alberto está aliviado. Tampoco sabemos cuánto durará esa sensación. Muchas gracias por leer y comentar. Otro abrazo para ti.
Se sentirá aliviado, pero la sombra de la duda lo perseguirá siempre. Secretos de ese tipo en una pareja puede hacer más daño del esperado.
Una historia bien hilada con un final más que abierto, (la herida no se cierra con la muerte del poeta).
Hola, Rosa, como bien dices, aunque Alberto de momento sienta alivio, incluso una incipiente alegría, la duda que ha surgido en él a raíz de ese sorprendente descubrimiento en el libro de Maite, puede pasar factura a la relación de la pareja. Gracias por tu lectura y comentario. Un abrazo.
Una gran metáfora poética hecha realidad. Menos mal que no ocurre siempre, con todas las escritas por tantos y tantas poetas.
Nos leemos
Hola, Isabel Cristina, tienes razón, no es común que sucedan estos dramas, y mejor que sea así, desde luego. Te agradezco mucho tu lectura y palabras. Sí, nos leemos. Un abrazo.