Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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32 ÚLTIMA SESIÓN (Toribios)

Siempre me toca recibir las bofetadas Me vuelvo y zaca, colleja al canto. Giro y me pega el tablón en plena cara. Abro una puerta y me cae el cubo encima. Prendo un cigarro y me estalla en las narices. Y además en público, expuesto a la vergüenza de las carcajadas. Y es que soy Augusto, el payaso tonto. Mi hermano Pierrot es el carapintada, el elegante, el que nunca se equivoca. Desde siempre ha sido así, y es tarde para cambiarlo.

En familia es igual. Pierrot, ya de niño era el listo, el sensato, el digno de confianza. Y yo el bobo, el incapaz, el fracasado. Uno se llega a acostumbrar, pensarán ustedes. Pues no, ya se lo digo desde ahora. La inquina y el desprecio no hacen sino irse pudriendo con los años. El trato con el otro es puro disimulo, las sonrisas enmascaran la amargura, el odio va alicatando el interior hasta la asfixia.

Justo hasta ayer, en que la troupe posaba junto a un acantilado. Mi hermano, como no, era el encargado de la foto. Él, tan entregado, tan perfeccionista, reculaba dando instrucciones y zas. Aún estoy oyendo el eco de las carcajadas.

12 Responses

  1. JESUS MIGUEL VALLS

    Antonio, enhorabuena. Me ha gustado mucho tu relato y un final genial. Estoy seguro que en casi todas las familias hay algún miembro que se merece acercarse al acantilado. Afortunadamente es ficcion y el qué y el cómo se cuenta es lo que hace verosímil al relato. Suerte.

    1. Antonio

      Gracias, Jesús Miguel. Me alegra que te guste. Lo del acantilado, por desgracia, ocurre con bastante frecuencia en esta época en que hay que documentarlo todo…

  2. Rosa Gómez Gómez

    Hola Antonio, compañero de curso.
    Me ha parecido un relato muy en tu línea, original y con sorna.
    El pobre Augusto terminó siendo un amargado, por la vida, artista y real, de vejaciones que tuvo.
    La caída desde un acantilado es muerte segura, así que si oyó carcajadas, o estaba enfermo del oído o los demás padecían su mismo estado mental.
    Muy agudo!

  3. Antonio

    Gracias, Rosa. ¿Así que coincidimos en el curso online? Estuvo bien la experiencia. A ver si nos vemos en alguna kedada. Las carcajadas son las del grupo de fotografiados, con lo que se vuelven las tornas y, por una vez, no se ríen del pobre Augusto, sino del «listo». Un saludo.

  4. Rosa Gómez Gómez

    Si a eso me refiero, a las carcajadas de los otros. Reírse de alguien que se va a matar dice mucho de ellos….
    Un saludo Antonio.

    1. Antonio

      Sí, así es. De todos modos da qué pensar que una gran parte del humor, ya desde el cine mudo, pasando por los payasos de circo y llegando a los miles de videos de caídas (algunas muy graves) se base en esto. Sería un tema para hablar largo y tendido…

  5. Ángel Saiz Mora

    A alguien que todo le sale mal, ver cómo, por una vez, algo le sale mal a quien todo le sale bien, debe producirle una inevitable sensación de euforia, porque no hay que engañarse: la naturaleza no es tan sabia como dicen, a la hora de repartir no es ecuánime ni equilibrada.
    Un relato en el que es fácil identificarse con el sufrido protagonista, que hace bueno el archiconocido refrán: «Quien ríe el último ríe mejor».
    Un abrazo y suerte, Antonio

  6. Rosalía Guerrero

    Antonio, además del fondo del relato, me encanta la forma en que está escrito. Destaco la frase: «el odio va alicatando el interior», me ha parecido muy sugerente.
    Imposible no empatizar con Augusto, y aunque Pierrot no hace nada conscientemente para fastidiar a su hermano (es el entorno el que les da un trato diferenciado), resulta normal que se alegre de esa caída fortuita por el acantilado.
    También me hace pensar en cómo influye lo que familia y la sociedad esperan de nosotros en el desarrollo de nuestra personalidad. Cómo se puede afianzar o destruir la autoestima de una persona hasta el punto de determinar el resto de su vida.
    Un abrazo y suerte.

    1. ANTONIO TORIBIOS GARCIA

      Gracias, Rosalía. Se me ocurrió lo de los payasos porque son un arquetipo con bastantes ambigüedades. Un saludo.

  7. Me imagino la cara y expresión de Augusto al ver caer al «carapintada» y lo edificante que le debe haber parecido oír sus propias risas, para variar…

    Una desgracia circense y ajena que nos saca una carcajada y con la cual no se puede evitar sentirse identificado…

    Muy buen micro, Antonio, me gustó.
    Besos😘😘😇😇

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