EMPEZAMOS UN NUEVO TEMA … ¿HACIA LA INMORTALIDAD?
El hombre siempre ha fracasado en su intento por la búsqueda de la fórmula que le otorgase el privilegio de la inmortalidad, pero ha logrado encontrar versiones, perspectivas y sucedáneos desde los que puede ilusionarse con espejismos y reflejos que se asemejan.
En ese contexto encontramos la expresión latina “Non omnis moriar”, que se la debemos a un Horacio que estaba convencido de que la herencia de su obra perviviría en el tiempo, que perviviría como el bronce... y es cierto que no se equivocó en esa faceta.
Pero cuando la elegimos para proponeros trabajar con ella fue porque en la lectura de la frase «no moriré del todo» encontramos una buena diversidad de significados con los que jugar: puede entenderse desde la capacidad de proyectar la memoria de una vida en el entorno que le rodea, como una referencia clara a tantas creencias sobre la inmortalidad del alma, el protagonismo de un hecho o una acción que no será olvidada o que se proyectará en el tiempo, la herencia de todo tipo en los descendientes, los rituales funerarios de conservación en algunas culturas… o todas aquellas realidades fantásticas que permiten la presencia de saltos en el tiempo o de difuntos y sus espíritus en este mundo. Hay mucho donde rebuscar…
Pues ese debe ser el punto de arranque, esa situación que permite traspasar los límites definitivos de la muerte en el formato y circunstancias que sea. Plena libertad para que, a partir de ahí, juguéis con ello.
Este año, que hemos dejado descansar a nuestros artistas plásticos y estamos sirviéndonos de la generosidad de los de pixabay.com, hemos buscado una imagen que combinará de algún modo la presencia con la ausencia… y algo así podríamos definir en esa escena en la que somos todo y no somos nada. Creemos que esta ilustración de la ilustradora china CDD20 puede ser un precioso estímulo e inspiración para el tema.
Os ofrecemos una oportunidad más para cumplir ese propósito. Dicen por ahí que la escritura es una forma de buscar la inmortalidad… Pues es el momento de empezar…
Os esperamos.
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Posteridad
Al fondo de la cueva, Nut toma un cuenco con pigmento rojo, se llena la boca, apoya las manos de Mok sobre la pared y sopla con fuerza. Lo repite con sus manos y las de la niña.
Días después la palidez de la niña y su tacto gélido alarman a Nut. Prueba, sin éxito, a agitarla. Le introduce el pezón en la boca, pero no reacciona. Por fin comprende, desiste. Grita apretándola contra su seno. Las demás se acercan. Su grito arrastra un dolor profundo del que acabará aprendiendo que no sirve rebelarse.
Mok ha salido a cazar, a la desesperada. Pero Mok, como la niña, no va a volver nunca.
Dentro de poco Nuk se apareará con otro hombre para intentar de nuevo formar una familia. Pero en su cabeza perviven las imágenes de su niña y de Mok. Siente su ausencia como una punzada en el vientre. Cada día visita sus huellas en la pared, sin imaginarse que quedarán, por la eternidad, a salvo del olvido.