Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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43. En la residencia de papá (Rosy Val)

Antes era distinto. Me presentaba sin avisar y lo encontraba en la sala haciendo corrillo con sus compañeros. Salíamos a pasear por el amplio pasillo saludando a diestro y siniestro como si nos halláramos de mañana dominguera por la calle más concurrida del pueblo. Nos acercábamos hasta la biblioteca, donde curiosamente triunfaban los juegos de mesa y cada género por su lado —por esas manías que da la edad o porque eso de la paridad ya les quedaba muy a destiempo—, se afanaba por ganar al cinquillo, al burro o al dominó. Acabábamos en la cafetería, asumiendo que quizá tocaba esperar a que quedase alguna mesa vacía.

Ahora sus vistas cansadas luchan por adivinar quién se esconde tras cada mascarilla. Sus caras palidecen privadas de sol, besos y sonrisas. En la capilla, como en la cola del médico, se agobian tratando de averiguar la distancia que hay en un metro y medio. Y mientras las zonas comunes agonizan, el miedo al bicho —una batallita más que añadir a sus mochilas—, lo sufren solos en su habitación, echando horas a una tele atiborrada de conjeturas, bajas y estadísticas. 

5 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    No hay bicho que nos haya traído más de cabeza a todos que el dichoso coronavirus, que se ha cebado con los más mayores y encontró terreno abonado en las residencias. Podemos imaginar lo difícil que ha sido para ellos este tiempo cruel, como bien dices, «una batallita más que añadir a sus mochilas», un ambiente cotidiano y con peligro real que has descrito muy bien en tu relato, un buen homenaje a la querida gente mayor a la que tanto debemos.
    Un abrazo y suerte, Rosy

  2. Como se suele decir, Rosy, la realidad supera a la ficción, porque estás contando lo que ha pasado en cada residencia geriátrica, en cada rincón del mundo… Abuelos que antes disfrutaban de su ocaso haciendo corrillo con sus compañeros, jugando juegos de mesa, ahora se marchitan y se asfixian detrás de un barbijo, lejos de las zonas comunes, temiendo a ese «bicho» que a más de uno lo ha hecho partir de este mundo en soledad, lejos de sus afectos…

    Compadezco a ese hijo y a ese papá que también sufren aquí, en el universo de la microficción…

    Muy bueno y muy terrible el micro. Besos😘😘😇😇

  3. Rosy Val

    Hola, queridos par de ángeles 🤗, época triste la del coronavirus, muy especialmente para nuestros mayores —aunque ahora la cosa se haya suavizado bastante—, que lo sufrieron masivamente y la mayoría en Soledad.
    Agradezco infinito vuestro comentario.
    Un abrazo grandote.
    😘😘😘

  4. Hola Rosy, reflejas con nitidez lo que ha supuesto vivir o «malvivir» con el maldito bicho en las residencias de mayores, y que para tanta gente supuso incluso la muerte. Si para todos la pandemia fue durante un tiempo un cambio brusco en nuestras vidas, para los internos en los centros de mayores muchísimo más, al tener coartadas las ya de por sí mínimas opciones de relacionarse. Y aunque todavía el bicho colea, al menos el panorama es menos acuciante. Muy interesante tu propuesta, nos has recordado a uno de los peores bichos que hemos conocido. Un abrazo y suerte.

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