30. ESCALERA ROBADA (Mariángeles Abelli Bonardi)
Corre el año 1952. Rosalind Franklin trabaja en su laboratorio en King’s College. Química y cristalógrafa, sonríe complacida, recopilando datos y sacando fotos, segura de que ésa, la número 51, tiene la clave del éxito. No sabe que el enemigo está cerca, que sus colegas – a los que tanto quiere, en los que tanto confía – le muestran todo al equipo rival. Seis años más tarde, la científica muere de cáncer.
En 1962, James Watson y Francis Crick reciben el Premio Nobel por haber formulado la estructura helicoidal del ADN gracias a precisos datos y a una nítida foto. Ninguno menciona a Rosalind en su discurso de agradecimiento.
Cuántas veces en la historia se han ninguneado los logros decisivos y el trabajo de personas, injustamente anónimas, mientras otras se aprovechan, se llevan los honores y sepultan en el olvido a las primeras. Una situación demasiado frecuente, y tristemente recurrente cuando se trata del género femenino. Poco podemos hacer para cambiar las cosas, pero tu relato aporta justicia a quien contribuyó con su trabajo pionero a la formulación de esa cadena de caracol, tan importante para la ciencia.
Un abrazo y suerte, Mariángeles
Querido Ángel: creo que la palabra «ninguneo» se nos queda corta, porque no solamente la ningunearon por ser mujer, sino que se creyeron con derecho de robarle la foto y los datos. En los años cincuenta, todos los científicos estaban a la caza de la estructura del ADN y la competencia debe haber sido feroz; creo que pensaron que «el fin justifica los medios», por eso hicieron lo que hicieron… Lo que más bronca da, es la traición de su propio equipo… A veces lo poco puede convertirse en mucho… Si mi relato sirve para llevarle algo de justicia a Rosalind Franklin, bienvenido sea…
Mil gracias por tu atento comentario.
Otro abrazo para vos,
Mariángeles
Mariángeles, gracias por traer aquí a Rosalind Franklin, una científica ninguneada por la historia que escriben los hombres para apropiarse de sus logros. Además, muy original el uso del tema de esta convocatoria, escalera, en este caso robada.
Un abrazo y suerte.
Querida Rosalía: cuando vi el dibujo de la escalera que ilustra la propuesta de este mes, enseguida me remitió a la estructura helicoidal del ADN, así que seguí investigando por ahí y me topé con Rosalind Franklin… El resto, como suele decirse, ya es historia (o microrrelato, más bien 😉 )
Me alegra sobremanera que te haya parecido original.
Otro abrazo y suerte para vos,
Mariángeles
Tu relato me ha servido para conocer a esta mujer, debió ser un portento, lástima su muerte prematura. Aunque mala época para que una mujer fuera reconocida.
Un relato claro y directo.
Querida Rosa: es cierto que era muy joven cuando murió; tenía solo treinta y siete años, pero esos treinta y siete años le bastaron para doctorarse en matemáticas, física y química, y hacer un descubrimiento que resultó ser fundamemtal, lástima que, como bien decís, nunca se lo reconocieron…
Qué gusto que el relato te parezca claro y directo 😊
Cariños,
Mariángeles
Hola, Mariángeles.
Creo que está muy bien que hayas escrito este microrrelato reivindicando el protagonismo de esta científica en uno de los descubrimientos más importantes de la historia de la humanidad.
Las escaleras, en este caso, fueron usadas por gente ambiciosa más para trepar que para subir. El tiempo pone a cada cual en su lugar y las acciones u omisiones retratan a las personas. Al final de esa metafórica escalera que es la vida, sólo los actos de cada uno/a determinan el sentido y el nivel alcanzado en su tránsito por ella.
Un placer, como siempre, leerte y compartir reflexiones contigo. Un cálido abrazo.
Hola, Barceló. Trepadores hay y ha habido en todas las esferas de la vida, y el mundo científico no es la excepción. Rosalind Franklin vivió en una época muy machista, y robaron su trabajo por una muy simple razón: no podían permitir que una mujer ganara el Nobel. Por fortuna, como bien decís, el tiempo pone a cada uno en su lugar, y a ella la está poniendo en el alto lugar que merece (al contrario de ellos).
Un lujo leer tus comentarios, siempre tan disfrutables y profundos.
Cariños,
Mariángeles
P.D: Hablando de mujeres merecedoras de un galardón, me permito recomendarte «La clase de griego», novela de Hang Kang, la ganadora del Premio Nobel de Literatura 2024 (excelente novela que no podía parar de leer). Otro cálido abrazo para vos.
Mariángeles, aplaudo el homenaje que le haces a Rosalind Franklin con tu microrrelato.
«Unos se llevan la fama y otros cardan la lana», es la expresión popular que más se adapta a la realidad de Rosalind. Es de justicia que se la siga recordando y reivindicando.
Muchas gracias por la idea que has tenido y por haber sabido conectarlo con el tema de la escalera helicoidal en tu caso.
Un gran abrazo
«Unos se llevan la fama y otros cardan la lana»… ¡Qué buen refrán, Pilar! Retrata a la perfección el ninguneo machista y el robo intelectual al que fue sometida Rosalind Franklin. En cuanto a la idea de escribir sobre ella y el ADN, tengo que atribuírsela al dibujo enteciano de este mes, que me dio la curiosidad y el empuje suficientes para explorar la veta científica del término «escalera»…
Otro gran abrazo para vos,
Mariángeles
Cómo me ha gustado que trajeras a colación a esta científica y su historia, y qué bonito enlace con el tema del mes. Gracias.
Un abrazo y suerte
¡Muchas gracias, Ana! Me alegra en el alma haber sabido «enlazar» el micro con el tema, pero sobre todo, que el micro te guste. La historia de esta mujer merecía ser contada.
Otro abrazo y suerte para vos,
Mariángeles
Hola, Mariángeles, confieso que no tenía ni idea de esta mujer tan brillante y tan injustamente tratada. Me parece todo un acierto que hayas visto una escalera en la imagen del ADN y que te haya inspirado este precioso homenaje, permitiéndonos conocer la triste historia de esta relevante científica, un ejemplo más del abuso de poder que ha ejercido el hombre sobre la mujer a lo largo de la historia. ¡Enhorabuena! Besos y suerte.
Hola, Juana. Creo que lo del ADN debe ser porque la parte biológica siempre estuvo presente en mi vida: mi mamá es bióloga y yo crecí leyendo libros al respecto, así que cuando vi la imagen del mes fue lo primero que se me ocurrió al ver la escalera, así que luego fue simplemente ahondar en el tema, investigar, y allí es donde descubrí a Rosalind Franklin. Creo que, como bien decís, el abuso de poder masculino en esa época hizo que fuera ignorada y muy injustamente tratada. Pero por suerte existe la literatura, que pone el foco en este tipo de cosas y, si bien no las cambia, al menos puede «sanarlas».
Me super alegra que el micro te haya gustado.
Besos y suerte para vos,
Mariángeles
Un relato que pone nombre y saca a la luz a la verdadera descubridora de uno de los hitos modernos. Gracias por traerla y hacer que conozcamos su historia. Un abrazo
Muchas gracias, Jesús, por pasar a comentar. Al igual que vos, yo también creo que sí, que Rosalind Franklin es la verdadera descubridora del ADN y como tal, merece todos los honores, aunque más no sea en la forma de un microrrelato… 😉
Otro abrazo grande,
Mariángeles