72 Exquisita venganza (María Rojas)
El presuntuoso siguió formando rochelas en los pechos de otras mulatas.
Le hice jurar fidelidad. El bellaco no cumplió, así que decidí llevarlo al mercadillo de la Calle del Medio y dejarlo tirado entre cachivaches.
Cabizbajo volvió mi corazón con una nota de «Invendible».
Ahora no hago otra cosa más que mimarlo hasta que llegue el trasplante con el corazón correcto.
Ya sabemos aquello de «el corazón tiene razones que la razón no entiende». Quisiéramos no sufrir por su causa (no hay nada más incorrecto que padecer), pero algunos corazones resultan muy enamoradizos y excesivamente sensibles, van por libre; no se pueden vender, porque nadie los quiere, bastante tiene cada cual con el suyo propio.
(Si no me he acercado con mi pequeña interpretación, me dices).
Un abrazo y suerte, María
No desesperes, María, quizás a fuerza de mimos se enderece ese corazón tan díscolo.
Abrazos.
Muchas gracias al siempre presente Ángel y a la querida Ana María.
Los corazones independientes y discolos que sufrimientos dan.
Besos.
Muchas gracias al siempre presente Ángel y a la querida Ana María.
Los corazones independientes y díscolos, ¿qué sufrimientos dan?
Besos.
Ojalá llegue pronto ese trasplante.
Me gusta mucho la imagen del corazón con la nota de «invendible».
Un abrazo y suerte.
Es que algunos son así. «Inmamables»
Un beso, Rosalía.