73 Todo en orden
Cada mañana, Laura salía de casa con la misma armadura: pantalones anchos, camiseta sin forma, sudadera con capucha. Su padre la examinaba como un vigilante de aduanas. Esa mañana, antes de dejarla cruzar la puerta, le dijo:
—Tú no sabes cómo son los hombres. Les gustan mucho las colegialas descaradas.
Laura asintió sin responder.
En el ascensor, como cada día, se transformó: minifalda negra, top ajustado, un toque de brillo en los labios. Lo hacía con la precisión de una coreografía aprendida en secreto. Era su modo de existir fuera de lo caducamente correcto.
Pero apenas llegó a la esquina, algo cambió. Un tirón en el vientre la detuvo. Supo enseguida lo que era. La roja. Y no llevaba nada.
Volvió corriendo. Subió las escaleras sin aliento, deseando no cruzarse con nadie. Entró a casa sin hacer ruido.
Y entonces los vio.
Su madre, sentada en el sofá, imperturbable. Sobre sus rodillas, su padre, vestido con una falda escocesa corta, calcetas hasta las rodillas, un top blanco de encaje. Recibía palmadas lentas, casi ceremoniales. Gemía suavemente,
Durante un momento —inmóvil, suspendido— no supo qué sentía. Como si todo se hubiera desplazado unos grados. Esos que el tiempo corrige.
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Sí que se debió llevar una buena sorpresa al encontrar a su padre de esa guisa. Seguro que más que él si la hubiera visto cambiarse en el ascensor.
Un abrazo y suerte.
Gracias, Rosalía. A la muchacha le descoloca, pero ya entenderá que la incorrección del padre está en la censura y no en sus juegos de pareja.
Como dice la canción: «La vida te da sorpresas». Como dice el refrán: «Consejos vendo que para mí no tengo». Este padre quiere proteger a su hija de potenciales depravados, a los que parece conocer bien. También es cierto que el hombre guarda sus incorrecciones de puertas adentro. Todo queda en casa. Fuera, nunca se sabe lo que hay.
Un abrazo y suerte, Javier
El padre sobreprotege a la hija, incluso de sus propias “incorrecciones”. La hija se protege a sí misma de los consejos paternos con otra “incorrección”. La sorpresaza final pone “todo en orden”.
Gracias, Ángel. Cómo bien dices lo de puertas a dentro no es incorrecto, pero a la muchacha es lógico que le sorprenda.
La sobre protección es lo que yo considero incorrecto, aunque yo mismo la practique.
Abrazos
Gracias, Edita. Por ahí va el relato. Pero ella aprenderá y todo se pondrá en orden.
Abrazos
Pues no sé yo quién va a pasar más vergüenza, si la hija o el padre cuando la vea ahí mirando, jajaja.
En fin, lo de la sobreprotección creo que nos pasa a todos los padres, no será muy correcto pero es inevitable, me temo: queremos mantenerlos a salvo y es difícil conjugar eso con darle hilo a la cometa. Yo sigo diciendo que cada bebé debería venir al mundo con un libro de instrucciones bien detallado.
Un abrazo, Javier.
Gracias, Ana María. Es fácil dar el consejo a otros, pero cuando es tu hijo todo se complica.
Abrazos.