Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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41 Hola y Adiós (Rosy val)

Quise irme de allí, de su lado y cariño, a un lugar cualquiera. No era mi momento. De lazadas ni de alianzas. Y tras hacer añicos su corazón le eché un pulso al mío y a mis veintidós primaveras. Cuando embarré bien mis botas y mis faldas se enredaron entre cardos y mil espinos, la melancolía, ávida de sus brazos, me aconsejó retornar a sus besos.

Llamé a su puerta. Me abrió una mujer delicada y serena. Una pitusa alojada en su regazo me trajo su mirada aceituna; un querubín aferrado a su pierna su ensortijado pelo. Pregunté por él pero no necesité respuesta… seis ojos me desvelaban que yo había muerto. Recogí mi turbación del felpudo y el bochorno de mis mejillas y partí de nuevo, pero mi estupidez todavía sigue allí, delante de su puerta.

10 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    Para los asuntos del corazón aún no se ha escrito un manual de instrucciones que sea efectivo. Que levante la mano quien no lamente haber dejado escapar la posibilidad de congeniar con alguien por vaya usted a saber qué tontería, a quién no le han roto el ilusión y, quizá, luego han venido a querer resarcirlo cuando ya no tenía remedio.
    Tu protagonista, ya con las ideas claras, trata de retomar lo que pudo ser y no se consumó por su propia confusión, para no hallar, al final, más que turbación y bochorno, la sensación de ir mendigando lo que no le corresponde tras haberlo dejado escapar, con el agrio sabor de la estupidez que dejan las ocasiones absurdamente perdidas.
    Un relato en el que se sienten los altibajos y malas decisiones que pueden caber entre un «hola» y un «adiós», al tiempo que se entrevé la soledad y sensación de fracaso que impregnarán presente y futuro del personaje, del que nunca dejará de culparse,
    Un abrazo y suerte, Rosy

  2. «Viniste a por la lana y saliste trasquilada», que decían nuestros abuelos…
    Impecable Ángel, dedicarle tanta atención a un relato tan sencillo, hace que me sonroje.
    Millones de gracias.
    Un besazo grande.

  3. Marian Ramos

    Buen relato, Rosy. Está escrito con mucha delicadeza, transmites muy bien los sentimientos de la protagonista. Me ha recordado a una frase de una canción de Sabina que me gusta mucho:
    «En Comala comprendí
    Que al lugar donde has sido feliz
    No debieras tratar de volver»
    Un abrazo y suerte!

    1. Un buen consejo de Sabina, Marian, sobre todo porque las cosas y la gente, nunca las encontrarás como las dejaste.
      Muchas gracias, Marian, por tu visita y por tus palabras.
      Un abrazo.

  4. Qué bueno tu micro, Rosy, me ha encantado. El final es totalmente visual, bueno, todo es muy visual además de emocional, pero el final… la he visto a ella, recordando esa escena y sintiéndose a la vez avergonzada, culpable y también triste y desvalorizada.
    Muy bueno, de verdad.
    Un abrazo Rosy. Feliz tarde de primavera.

    1. Mil gracias, Mercedes, por tu excelente comentario. Inmensamente feliz de que mi micro te haya llegado. Te aseguro que ese es mi premio 🙂
      Un abrazo grande.

  5. Hola Rosy, entiendo perfectamente a la protagonista. Si ella no se sentía preparada para asumir el compromiso de vivir en pareja, verdaderamente no era el momento. No sabemos qué habría pasado en el caso de aceptar. Las cosas no se ven igual con los ojos maduros. Pero, como se suele decir, hay trenes que solo pasan una vez. Y ella, al constatar que no había vuelta atrás, se siente estúpida y avergonzada por haber llamado a su puerta. Muy verosímil tu historia. Lo has contado con tal carga poética y tan lleno de sensibilidad, que este «Hola y Adiós» nos atrapa y hace que lo releamos varias veces. A veces me suele gustar destacar alguna frase en particular de los micros, pero este es todo una joyica. Felicidades y suerte. Besos desde Pamplona.

  6. Hola, Rosy. Tu micro me recordó un par de refranes que decimos acá en Argentina, particularmente el segundo: «El que se va sin que lo echen, vuelven sin que lo llamen» y «El que se fue a Villa, perdió si silla»… Esta chica, que no se sentía preparada para el matrimonio, rompió livianamente un corazón y se largó, para luego volver y darse cuenta de que alguien más lo había reparado y de que ya no era extrañada y, mucho menos necesitada… Él logró rehacer su vida y ella, una vez superada la vergüenza, con suerte, aprenderá de su error.

    Un gran micro que transcurre entre un hola y un adiós.

    Cariños,
    Mariángeles

    1. Hola, Mariángeles, nosotros recurrimos a Sevilla en eso de perder la silla…
      Es comprensible que mi protagonista, al no estar preparada para atarse a una pareja, escogiera vivir su vida en libertad.
      Muy agradecida por venir hasta mis letras.
      Un abrazo grande.

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