La selección del cuarto ENTCerrados

… estoy encantado de que esta fórmula vaya enganchando cada vez a más participantes de ENTC, e incluso a algún foráneo… que también es bien recibido. Esta cuarta convocatoria arrancaba con un posible conflicto desde el comienzo y tenía como cierre esa trampa de frase que era difícl encajar de forma natural y que además, mostrará un sentido claro. Algunos de los participantes, ademas, se han permitido el trabajo de investigar los posibles valores simbolicos de unas flores tan “especiales” y darle asi un valor añadido al cierre. Y ha sido, de nuevo, un placer poder comprobar la gran cantidad de historias que caben entre un mismo comienzo y final. Muchas gracias por ejercitar vuestra imaginación para demostrarlo.

En esta ocasión me ha acompañado en la selección Leticia Bustamante, una gran conocedora del microrrelato por su labor docente, y como habitual participante en congresos, cursos, conferencias y concursos de este género. Como solemos hacer, tras una lectura sin criterios previos, de los 68 relatos presentados hemos reunido nuestras listas y notas y hemos coincidido en muy poquitos… pero hemos llegado al consenso de admitir estos relatos como los candidatos a una votación final:

6 Notas al margen, de Juancho Plaza

26 Serendipia fatal, de Rafa Olivares

29 Preliminares, de Gabriel Pérez

32 Los tatuajes, de Pablo Cavero

49 Marcado en el calendario, de Josep Maria Arnau

51 (sin titulo), de Marian Ramos

54 La reina madre, de Miguel Angel Cejudo

57 Tiempo de regreso, de Asunción Buendía

61 Siempre marzo, de Patricia Collazo

65 Culpa, de Esperanza Temprano

Y tras la votación el resultado de los cuatro relatos que, finalmente, estarán en la Primera Final Anual ENTCerrados en Enero de 2020 son

26. Serendipia fatal, de Rafa Olivares

No pudo encontrar la paz desde aquel día. La conjunción de casualidades hizo que coincidieran en su casa las cinco. Ana apareció porque se tomó literalmente lo de «puedes venir cuando quieras», Eva porque se cumplían el primer año de relación, María aprovechó un viaje de trabajo que tenía cerca, a Elena le apeteció pasar juntos un día de campo y Claudia quería comunicarle en persona lo del embarazo. Con lo bien que había funcionado hasta entonces el contacto epistolar y los encuentros ocasionales con cada una de ellas… Ni siquiera le tranquiliza el saber que hoy sus corazones, unidos, alimentan cinco tulipanes púrpura.

49. Marcado en el calendario, de Josep Maria Arnau

No pudo encontrar la paz en la cárcel. Todos sabían que ellas no habían podido defenderse. Lo condenaron por tres, pero a él le gustaba presumir y se fue de la lengua.

El día señalado hubo un incendio en la segunda galería. Una vez sofocado, él no se presentó al recuento de presos. Lo encontraron sin vida en su celda, empalado y sin ojos. No había ninguna nota, solo un mensaje. Alguien había dejado sobre la mesa cinco tulipanes púrpuras.

51 (sin titulo), de Marian Ramos

No pudo encontrar la paz ni en el ruido, ni en el silencio. Ni en la soledad, ni en las multitudes. Solo a veces conseguía algo parecido, cuando el alcohol adormecía la guerra y la culpa que llevaba dentro desde que, siendo niña, el florista recorrió una y mil veces los recovecos de su cuerpo. Este será nuestro secreto, le susurraba, y le prometía, para el siguiente encuentro, cinco tulipanes púrpuras.

65. Culpa, de Esperanza Temprano

No pudo encontrar la paz, el recuerdo de aquella noche le perseguía allí dónde iba. Temía cerrar los ojos y revivir una y otra vez el instante del impacto, de los cristales rotos, de los cinco cuerpos atrapados entre el amasijo de hierros, del silencio helado de la muerte. Temía cerrar los ojos y dormirse, como aquella noche. Desde que salió de la cárcel alguien seguía sus pasos, ayer no lo soportó más y se descerrajó un tiro en la sien. Le había vuelto a encontrar. Esta vez había dejado sobre su felpudo cinco tulipanes púrpuras.