20. Las cosas importantes
Contaba catorce años recién cumplidos el día que le anunciaron que debía abandonar los estudios. Solía sacar mejores notas que sus dos hermanos mayores, pero, según sus padres, en la casa había necesidades más importantes. Además, ella era una chica. Y muy a pesar de la señorita Felicitas, su querida maestra, dejó las clases para ayudar en la frutería familiar. Y nadie quiso advertir jamás su desconsuelo. Años después, se casó y sin darle tregua, llegaron los mellizos que se convirtieron en la máxima prioridad. Les dio todo su tiempo, toda su atención, y sublimó las frustraciones atesorando con orgullo las orlas y diplomas de sus queridos hijos. Fue al enviudar, tras una larga y penosa enfermedad de su marido, cuando decidió sacarse la espinita. Con timidez y con cierta inquietud, se atrevió a contarlo. Las miradas fueron elocuentes: Mamá, tienes una edad… está en camino tu primer nieto… Sin embargo, esa vez ya no cedió. Tenía un deseo invencible, algo importante que hacer por ella misma. Así que, resuelta y animada, se matriculó en el centro de educación secundaria para adultos más cercano. Y volvió a sentirse aquella niña que abrazaba los libros camino de la escuela.
Debido a un pequeño problema en la web, no tuve tiempo de agradecer la visita y el comentario de María, Rosalía y Ángel. Muchisimas gracias, compañeros. Nos leemos.
Hermoso texto, María José. He visto reflejada la figura de mi madre en lo que cuentas, aunque ella no esperó a verse sola y sin cargas para iniciar los estudios. Lo hizo cuando aún mis hermanos y yo estábamos en la escuela, y este final tuyo es la imagen viva de cómo la recuerdo al llegar a casa por la noche del centro de educación para adultos (EPA). No fue tarde, pero sobre todo no fue nunca, y eso la hizo crecer como mujer. Buena suerte.
Hola, Raúl: he conocido mujeres que hicieron aquello que se esperaba de ellas. Y lo hicieron bien, pero se olvidaron de sus propias inquietudes. Por fortuna, se de algunas que se dieron una oportunidad y llegaron a tiempo, porque nunca es tarde, como tú bien dices, para crecer. Bravo por tu mamá, qué gran ejemplo 👏👌
Muchísimas gracias por acercarte y dejar tan amable comentario. Un abrazo, Raúl.
Aquí vamos de nuevo:
No sabemos si tu protagonista finalizaría sus estudios, que muchos consideraban a destiempo, por no decir tardíos, pero seguro que le proporcionaron experiencia, entretenimiento y lo más importante, ilusión para seguir viviendo. Las espinitas hay que sacárselas.
Un abrazo y suerte, María José
Hola, Ángel: De momento sabemos que esta mujer ha tomado una decisión y que ya no hay marcha atrás. Ha hecho todo lo que se esperaba de ella, ha cumplido con todos y ahora tiene que cumplir con ella misma. Por fortuna, si algo tiene bueno nuestro sistema educativo es que te permite acceder a cualquier edad. Hay caminos y muchas cosas por hacer.
Muchísimas gracias por volver a visitarme. Por esas cosas que pasan de vez en cuando en la web 😉 no pude contestar a tu anterior comentario. Eres muy amable y generoso, un gran compañero… Un abrazo, Ángel 🤗
Hola, Raúl: he conocido mujeres que hicieron aquello que se esperaba de ellas. Y lo hicieron bien, pero se olvidaron de sus propias inquietudes. Por fortuna, se de algunas que se dieron una oportunidad y llegaron a tiempo, porque nunca es tarde, como tú bien dices, para crecer. Bravo por tu mamá, qué gran ejemplo 👏👌
Muchísimas gracias por acercarte y dejar tan amable comentario. Un abrazo, Raúl.
Dos reflexiones interesantes. Una que nunca es tarde para el saber, otra que no hay que ceder ante el chantaje de «ahora que tienes tiempo cuida de los nietos». Un saludo, Maris José.
Efectivamente, creo que ese es el mensaje. Ahora ella y sólo ella puede y debe manejar su tiempo. Muchas gracias, Antonio por la visita y el comentario. Un abrazo 🤗
Muy bien por tu protagonista, jamás es tarde para aprender. Pero lo que es más injusto es que tu familia tenga predeterminado tu camino, que no te deje escogerlo. Conozco gente muy cercana a mi que no pudo estudiar por tener que cuidar de sus padres adoptivos, y luego, una vez cumplido ese cometido se atrevió con las oposiciones. O de alguien que no cejó, a pesar de sus problemas económicos, en sacarse el carnet a los 57 años. Jamás debe renunciarse a los sueños y menos a causa de la imposición de otros. Bravo por ti y por tu protagonista, María José.
Hola, Gloria. Muchísimas gracias por acercarte y comentar el relato. Estoy completamente de acuerdo contigo. No debemos ceder ni permitir que otros decidan nuestro destino. Se puede aprender siempre, a cualquier edad, cumplir sueños…
Espero que disfrutes mucho en París. Ya nos contarás.Un abrazo inmenso 🤗🤗🤗🤗
Han reflejado perfectamente una realidad desgraciadamente más numerosa de lo que debería.
Un abrazo y suerte
Por fortuna,la protagonista está dispuesta a romper con ese rol de complacencia que viene arrastrando toda su vida. Está a tiempo. Muchas gracias, Yolanda por leer y comentar. Un beso 😘
Hola, María José.
La educación y la cultura es algo a lo que nadie debería verse obligado a renunciar jamás. Toda mi admiración para quienes nunca cejan en el empeño de aprender.
Un cálido saludo.
Comparto tu reflexión. Y espero que en circunstancias , digamos normales, nadie se vea obligado a renunciar a avanzar, y mucho menos por razones de género, porque nunca, nunca es tarde para aprender y , además, es una gozada. Muchísimas gracias, Ángel por acercarte . Un abrazo 🤗
Volver a saciar esa sed de estudio, de lectura, de libros y mantner la mente curiosa no importa la edad es un seguro de logevidad. Suerte a tu personaje que ha recuperado esa bonita sensación de volver y recuperar momentos de felicidad. Abrazos MJosé
Exacto, Manuel. No importa la edad para abordar el aprendizaje, sobre todo, cuando se tiene una deuda con uno mismo y no se está dispuesto a tolerar ningún chantaje emocional más. Muchas gracias por acercarte y comentar. Un abrazo Manuel🤗
Sí, María José, nunca es tarde para cumplir tus sueños.
Ya lo ves, yo, gracias a vosotros lo he cumplido, ir a París, ver la ciudad de la luz, pasearme por sus calles…
Y ella ha logrado estudiar, abrir los ojos al mundo, al conocimiento y para eso hace falta ser muy valiente.