Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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Mnstrscp2019 – R1 (personajes)- E1

Los participantes con los alias :

ALADINO – GULLIVERT – PINOCHO

  • * deberán escribir un texto de MÁXIMO 150 palabras
  • * antes del domingo día 10 de noviembre a las 12 de la noche (hora peninsular española)
  • * que contenga la palabra : GRAPADORA
  • * que nos hable de tu propio personaje. Hasta ahora nos han contado muchos muchos cuentos, peroo ¿cuál es la verdad? Cómo fue tu infancia, qué te llevó a ser como eres, qué ha sido de ti 30 años después, ¿de verdad fuiste feliz y comiste perdices? o cuéntanos un episodio del cuento que nunca vio la luz, ya sabes, las tomas falsas, queremos saber más de ti

 

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2 Responses

  1. El genio en nombre de Pinocho

    Por un puñado de monedas… de Pinocho

    No es cierto que el zorro y el gato me convenciesen de enterrar las monedas para que el dinero se multiplicara y me hiciera rico. Lo cierto es que las monedas eran parte de un botín que robamos entre los tres a un acaudalado mercader. Huyendo de la justicia, decidimos que lo más seguro era soterrar el producto de nuestro saqueo.
    Luego pactamos que nadie tocaría las monedas hasta que volviéramos a estar los tres juntos.
    Obvia decir que el zorro y el gato ya no suponen ningún problema. Ahora, mi única preocupación es apagar la voz de ese molesto grillo que retumba en mi cabeza. Quizás lo consiga golpeándole con esa herrumbrosa grapadora que está encima de la mesa…

  2. Genio en nombre de Aladino

    Bradoulbadour de Aladino

    El cuento no debió estar recomendado ni para menores de siete años ni para locos enamorados de ti. Tengo una alfombra que vuela, una lámpara, y un genio viejo cascarrabias que me concede deseos a regañadientes, que murmura y que tose. Nunca le pedí acertar a la primera con el lugar exacto de tu espalda donde rascarte. Nadie repara en el pantalón que dejas mal colgado hasta que lo oyes caer en medio de la noche. Te asustaste cuando la hebilla chocó contra el mármol de palacio y te agarraste a mí, te susurré, quizás estaba soñando, que hay dolores que alivian, me dijiste que como las agujas de los anestesistas, o como los manotazos cuando te atoras. Lo recordé justo cuando la grapadora selló nuestra sentencia de divorcio. Hoy pediría una alfombra normal y haber permanecido a tu lado mil y una noches.

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