Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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Mnstrscp2019 – R2 (fantasia)- E7

R2 – E7 : treguna mecoides trecorum satis dee

Los participantes con los alias :

 HEIDI – SHEREZADE – SIMBAD – BLANCANIEVES

  • * deberán escribir un texto de MÁXIMO 150 palabras (título no incluido)
  • * antes del domingo día 17 de noviembre a las 12 de la noche (hora peninsular española)
  • *que nos permita disfrutar del encantamiento de la locomoción sustitutiva, o lo que es lo mismo, objetos que cobran vida. Tráenos, por ejemplo, a los naipes de Alicia, a los sirvientes de La Bestia, El paraguas de Mary Poppins, recrea un trocito del aprendiz de brujo, de la bruja novata con el famoso treguna mecoides o atrévete a dar vida a un objeto corriente…

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6 Responses

  1. Genio de Simbad

    In fraganti de Simbad

    Se levantó temprano y se preparó un café, dejó que se enfriara porque a la taza le molestaba que estuviera demasiado caliente, y esperaba ansiosa el beso de buenos días. En el salón, al sentarse, la butaca protestó: «Ten cuidado, me has hecho daño». Se disculpó y fue a ducharse, no sin prometerle a la bañera que la próxima vez le tocaría a ella. Ya vestido buscó las llaves, que jugueteaban al esconder en la cómoda en espera de las cosquillas de cada mañana. En el portal, vio que llovía y la puerta le aconsejó que volviera a casa a por la gabardina. Así lo hizo y, nada más entrar, oyó unos murmullos y unos suaves gemidos. Se acercó al salón a ver le que le pasaba a su mujer, que lo miró sorprendida, sin poder explicarle lo que estaba haciendo, mientras el sofá repetía: «No es lo que parece».

  2. Genio en nombre de Blancanieves

    Nanny en apuros de Blancanieves

    La mirada de la señora Popins, tiempo atrás bondadosa y serena, ahora amenaza tormenta. Desde que las nuevas generaciones han adoptado a Siri como canguro, se ha visto obligada a abandonar su oficio de niñera mágica. Por este motivo, además de comer todo lo que pilla mientras mira anuncios en el periódico, se pasa el día discutiendo con un espejo parlanchín que se compró en el autlet de los cuentos. Y aunque su asombrosa maleta y su florido sombrero le recomiendan que se adapte a los nuevos tiempos y haga un curso de Community Manager, ella, acostumbrada a imponer las reglas del juego, quiere seguir volando por encima de los tejados. Pero, para colmo de males, su inseparable paraguas, que siempre fue fiel y reservado, se ha declarado en rebeldía y no piensa elevarse por los aires “hasta que cambie el viento” o hasta que ella haya adelgazado.

  3. Genio en nombre de Heidi

    Venganza de Heidi

    Un frasco de colonia se hace trizas contra el suelo. Él se enfada con el niño, pero éste jura que no ha tenido nada que ver. Todo es más caótico en casa desde que falta mamá.

    Más tarde el sofá vuelca impidiendo el paso al salón, que se encontraba vacío. Esa noche empiezan los ruidos: sillas arrastrándose, mesas vibrando, libros arrojados contra la pared. El niño, aterrorizado, no puede dormir. Él decide llevarlo inmediatamente con sus tíos.
    Cuando vuelve, los cuadros del pasillo, el perchero y la lámpara se precipitan con violencia sobre él. Avanza penosamente hasta refugiarse en la cocina. Allí dentro los utensilios siguen ordenados exactamente como ella los dejó.
    Sentado en el suelo, intenta tranquilizarse y llama al ciento doce. Mientras espera que le contesten, repara en el cuchillo jamonero de la encimera, el favorito de ella. Quizá— pero no podría asegurarlo— se ha movido un milímetro.

  4. Genio en nombre de Sherezade

    Papeles desclasificados de Sherezade

    19 de noviembre de 1975, 21:30. Hospital de la Paz, Madrid. Una cocinera del turno de noche mantiene encendido el televisor, contraviniendo las estrictas órdenes recibidas por todo el personal para esta noche. Está absorta en la emisión del programa «Directísimo». En él, Uri Geller, reconocido judío del que no consta filiación masónica, distrae a la nación. La cocinera no ve cómo el nubarrón de cucharas que se ha formado a sus espaldas vuela en formación de ataque hacia la habitación donde Jabalí Blanco respira a duras penas. Por seguridad, esa puerta solo podía abrirse desde dentro. En la investigación posterior al suceso descubrimos, doblada alrededor del picaporte interior y haciendo palanca sobre él, un cucharita todavía manchada del yogur de pera que remataba hoy la cena de su Excelencia.

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