Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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69. Mujer florero (Alberto Jesús Vargas)

Era una Venus surgida de las aguas de un barrio obrero. Antes de ser capaz de reconocerse en el espejo, todos le alababan su carita de ángel, sus ojos de cielo y la dorada gracia de su pelito ondulado. Pensó pues que ejercer de guapa podría abrirle más puertas que los libros de texto.  Amante de la moda y sus brillos, aspirante a modelo y creyéndose actriz, se instaló en la capital del reino. Pronto comprendió que para ser mera figurante en un anuncio de lencería o azafata de concurso mañanero, debía bucear bajo demasiadas mesas de despacho. Por eso, cuando aquel hombre opaco de turbios negocios le ofreció ser la guinda de su ostentosa vida, aceptó el papel de mujer florero que finge ignorar la ciénaga sobre la que se alza su torre de marfil. Pero al descubrir que lujo y felicidad no son sinónimos, quiso tapar el abismo maltratando su figura con bombones y bourbon. Así llegó al momento que hizo temblar su lugar en el mundo, aquel en que su marido, al verla estrenar el vestido amarillo y carísimo elegido para su cena de aniversario, le espetó, con gesto de desaprobación, que estaba empezando a engordar.

14 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    Una vida sustentada únicamente y por entero en la apariencia, solo puede llevar a la frustración, a comprender que «lujo y felicidad no son sinónimos» aunque muchos crean lo contrario.
    La desilusión de expectativas puede provocar distintas reacciones. A tu protagonista, la ingestión de bombones para llenar el vacío, que hacen peligrar el fundamento que la ha llevado a conseguir solo éxítos mentirosos y que es el inicio y el alma de esta historia: la mencionada apariencia y su figura.
    Un relato que, con independencia de lo que narra, tiene en la intensidad y la manera de contar una baza muy lograda.
    Un abrazo y suerte, Alberto

    1. No sé si he querido con este relato definir un personaje o escribirle una breve biografía. Quizás ambas cosas. Puede parecer que queda diluido el tema de la moda y del atuendo que era la propuesta, pero lo que he intentado ha sido poner el acento en el abismo interior que puede abrirse en nuestra existencia cuando sólo cultivamos la mera apariencia, lo superficial. El más hermoso vestido no tapa la desnudez del alma. Gracias Ángel por tu, como siempre, generoso comentario.

      1. Ángel Saiz Mora

        Queda muy claro el mensaje de que la apariencia solo es una caja hueca, si a la vez el interior no se cultiva como es debido. Quien quizá no he estado muy afortunado con el comentario he sido yo, que lo escribí un poco deprisa. Gracias a ti por tus buenas historias.

        1. En absoluto, Ángel. Has captado bastante bien el sentido que he querido darle al relato. No sé lo de prisa que pudiste escribir tu comentario, pero no precisabas añadirle nada más porque me parece muy acertado y lo agradezco sinceramente. Un abrazo.

  2. Fernando Antolín Morales

    Una cuestión que me resulta muy interesante es cómo esta «mujer florero», que asume ser una mera sombra de la vida de su marido, toma aquí el foco y, dentro del relato, es el marido quien se convierte en un ser anónimo.
    Por otra parte, también me interesa el asunto de la «autodestrucción». En este caso, la protagonista se ahoga en bombones y en bourbon para llenar su vacío… ¿o quizá se esté castigando por las decisiones desacertadas? De ser así, es posible que, inconscientemente, este «autocastigo» sea precisamente su final vía de escape de esta vida que nunca debió elegir. Ella, desde luego, no desea la desaprobación de su marido de forma consciente, pero quizá en su subconsciente sepa que acabar con esa relación sea la mejor manera de hacer borrón y cuenta nueva. No sé si estoy leyendo demasiado, pero me parece que desde la primera línea se respira tristeza por esta vida echada a perder y por ello, el desdén final del marido me genera un leve aroma a esperanza.

    1. Es fácil que un relato se preste a varias interpretaciones, algunas de ellas incluso pueden ir más allá de lo que el autor ha pretendido. Eso le da un valor añadido. Aquí tenemos una clara protagonista que empieza a sucumbir cuando aquello en lo que ha centrado su vida provoca un eco de vacío en su interior. El relato se detiene en el momento en que su mundo superficial empieza a desmoronarse. Lo que ocurrirá después queda abierto. El final de una historia es siempre el principio de otra. Gracias, Fernando por tu comentario.

  3. Pablo Núñez

    Siempre es un placer leerte, Alberto, porque tu prosa es fluida y se lo pones muy fácil al lector.
    Me ha gustado mucho cómo has enfocado el tema propuesto en tu relato. El título no puede estar mejor puesto. Cuentas, sin contar, muchas cosas en él. Tu protagonista deja la vida más “difícil”, en teoría, de los estudios y escoge la más “fácil” gracias a su cuerpo que se amolda tan bien a sus vestidos. Muy acertada esa frase en la que dices que ha de bucear bajo las mesas de los despachos para conseguir su sueño, y muy actual en pleno movimiento del #MeToo.
    Por otra parte he de decirte que las metáforas que escoges son muy potentes, el relato en sí está lleno de perlas, y le da belleza a esta historia de una chica que va tan cuesta abajo que hasta quiere quitarse ese cuerpo perfecto con el que soñaba triunfar a base de bombones y demás. Ese final me gusta mucho también, en el que con una simple frase del marido da todo el sentido al título. Hasta con ese vestido amarillo, color que no pasa desapercibido, el marido apenas le hace un comentario de desaprobación muy sutil de algo que es evidente.
    En resumen, un excelente relato, lo que no es una sorpresa viniendo de tu pluma.
    Un abrazo.
    Pablo

    1. Para mí, amigo Pablo, es muy valiosa esta crítica tan positiva que haces de mi relato y lo es porque me consta que tú sabes de esto. Es fácil comprobarlo al leer lo que escribes. Aquí mismo, en esta misma convocatoria, nos has presentado a tu «Actor de método», una auténtica delicia que nos deja una sonrisa final como regalo. Reconozco que en demasiadas ocasiones pospongo el comentario que me suscitan algunos buenos relatos como el tuyo, aun sabiendo lo mucho que se agradece que alguien te diga que lo que has escrito le ha llegado. Mea culpa. Agradezco enormemente tu comentario. Un abrazo.

  4. Concha García Ros

    Qué bien contada, pero qué triste tu historia, Alberto. Menos mal que las mujeres florero son una especie en extinción. Un abrazo.

    1. Yo también pienso, amiga Concha, que mujeres como la de este relato están en extinción. Incluso, con ese final, queda abierta la posibilidad de que ella misma sea capaz de evolucionar. Todavía está a tiempo. Gracias por tu comentario.

  5. Pablo Cavero

    Relato muy bien narrado, muestras mucho sin explicar casi nada, esas peripecias de la triste vida de la venus de barrio. Con infelicidad que amenaza con perder su posición. Buen trabajo. Un abrazo y suerte.

    1. La verdad, Pablo, es que he intentado comprimir en menos de 200 palabras la biografía de esta mujer desde que nace hasta el momento en que ve temblar el lugar que ha conquistado en el mundo basándose en unos valores que han demostrado tener poca solidez. Por suerte, la narración queda en un punto en el que aún está a tiempo de rectificar. Gracias por comentarlo y suerte para ti también.

  6. Historia que define muy bien la diferencia entre envoltorio y contenido y el drama de haber montado una vida sobre el primero en detrimento del segundo. Además, magníficamente contado.
    Suerte, Alberto.

    1. Los que no somos guapos siempre defendemos que la verdadera belleza se cultiva en el interior y este relato es una manera de corroborar ese argumento 🙂
      Gracias, Rafa, por el elogioso comentario. Y mucha suerte con tus muy logradas «Ayudas impensables».

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