50. NO ES TAN FÁCIL (Ana María Abad)
-¿Estás seguro, mi buen Sancho?
Alonso mira con desconfianza la máquina que exhala densas columnas de humo negro.
-Que sí, mi señor. Que ya está bien de tanto trajín: nos merecemos un cambio de aires.
Arroja un grueso libro a una papelera cercana, donde cae sobre los restos de un plátano pasado, y trepa por la escalerilla, instando a su compañero a seguirle.
Recorren el tren escudriñando cada compartimento, pero ninguno parece satisfacer a Sancho: espadachines con sombreros emplumados en plena escaramuza; un submarino perseguido por un calamar gigante; un enorme caballo de madera vomitando guerreros armados hasta los dientes; chavales con túnicas negras lanzándose rayos con palitos; una ciudad ardiendo hasta los cimientos.
-¿Tan difícil es hallar un sitio tranquilo? -rezonga.
Cuando ya comienza a desesperar, encuentran un departamento ocupado por dos mujeres jugando a las cartas. Sancho pregunta si pueden acompañarlas.
-Por supuesto -responde la más galana-. Ella es Teresa y a mí podéis llamarme Dulcinea. ¿Sabéis jugar a la brisca?
Ambos asienten, se acomodan y comienzan una partida. Alonso mira arrobado a la dama, Sancho intercambia sonrisas con la amiga. Y, en un rincón, un grueso ejemplar de “El Quijote” exhala cierto tufillo a plátano pasado.
Me encanta esta actitud convincente de Sancho para con Alonso, su señor. Ese cambio de aires, mira tú, va a hacer que el exquijote conozca por fin a Dulcinea. Sancho y Teresa no sabemos si a partir de esta versión ferroviaria acabarán casándose. Ni falta que les hace. De momento, tranquilidad, que no es nada fácil, no. A esta pareja la aventura les persigue, la busquen o no. Súper original, imaginativa y divertida tu propuesta, Ana María. Saludos y suerte.
Un cambio de aires siempre viene bien, aunque no sé yo si esos dos conseguirán librarse de las aventuras, que parece que las atraen.
Muchas gracias por tu comentario, Juana.
No se puede escapar al destino, cada cual tiene su sitio y la realidad es tozuda, tiende a colocar a cada uno en el suyo.
Imaginativa y simpática propuesta, también realista, porque las cosas puede que sucedan o no. Aun con el terreno abonado nunca hay que dar nada por hecho.
Um abrazo y suerte, Ana María
En efecto, uno nunca sabe qué caminos le abrirá la vida, y si el destino de esta pareja será finalmente el que conocemos o están a tiempo de esquivarlo.
Muchas gracias por tus sabias palabras, como siempre, Ángel. Abrazos de vuelta.
Ni tirando el Quijote a la basura o escapando en tren, parece que los personajes se vayan a librar de su destino literario. Da la impresión de que la historia, aunque diferente, puede que se repita eternamente.
Pues sí, parece que al final terminan en el mismo sitio que trataban de evitar, aunque lleguen por otro camino. Sería cuestión de preguntarles qué tal les salió esta nueva versión.
Muchas gracias por comentar, Edita.
Pues si, a juzgar por el grupo que se han juntado, aún quedan retazos del Quijote. Sería cuestión de continuar sus aventuras, un escritor lo hizo, y aún se recuerda.
Por un momento me pensé en “Con falsas halo loco”, que se iban a encontrar con Marilin y Toni Curtis disfrazado.
Aunque Dulcinea y Teresa jugando a la brisca son más de aquí.
Divertido!
Jajaja, una idea interesante y divertida, la mezcla que propones, tal vez en algún momento me atreva con ella. Aunque yo veo más a Sancho jugando a la brisca que ligando con Toni Curtis, la verdad.
Gracias por leer y comentar, Rosa.
Pues no tiene pinta de que estos dos vayan a dejar atrás el trajín que se llevaban. Mucho me temo que acaban de iniciar una nueva aventura. Ojo, que la brisca tiene mucho peligro… Mucha suerte con esta Quijotería, Ana María.
Muchas gracias Aurora. Sí, veo bastante probable que se metan en algún lío, a pesar de las buenas intenciones de Sancho.
Un abrazo.
Este relato me recuerda a ese síndrome que no sé cómo se llama pero que describe el deseo de escapar de la vida que llevamos pero que si lo hiciéramos acabaríamos reproduciendo el mismo patrón.
Pero tú lo has descrito con mucha más imaginación. Los pobres Quijote y Sancho solo podrán ser protagonistas de otra aventura pero que acabará siendo una más del libro al que pertenecen.
Por cierto creo que nos conocemos de otro blog,Leer en la nube. ¿Puede ser o me equivoco?
Un saludo
Bueno, creo que es Sancho el que quiere llevar una vida más apacible, su señor seguiría tan tranquilo con sus aventuras. Aunque ahora que han conocido a las chicas, a lo mejor cambia de opinión.
Por el nombre no te ubico pero sí que escribo en Leer en la nube, así que es posible que hayamos coincidido, en efecto.
Gracias por comentar, Gema.
Sister, mira que lo tenías complicado después de Juancho, pero has salido airosa ¡Y con nota!
Me encanta como combinas la fantasía literaria con algo tan prosaico como jugar a la brisca. Que sepas que te voy a pedir la continuación, ajajajajaja.
Un abrazo y suerte.
No te creas, que la brisca tiene su miga ¿eh? Pues ya pensaremos a ver qué les pasa cuando cante Sancho las veinte en copas, jajaja.
Me alegra que te haya gustado tanto, sister.
Muy bueno este viaje en tren por el mundo de la fantasía con aroma a plátano pasado. Un saludo y suerte.
Muchas gracias Antonio. Estoy deseando ver en qué estación se bajan. Saludos de vuelta.
¡Guau! Buenísimo este relato metaliterario. Me ha encantado Ana María. Ese recorrido por la literatura a bordo de un tren y ese final con el que se cierra el círculo del inicio. ¡Enhorabuena!
Un abrazo grande.
¡Muchas gracias, María! A veces una se queda dudando si las alusiones veladas estarán demasiado veladas o si se entenderán; me alegra comprobar que, en esta ocasión al menos, sí que han quedado claras.
Un abrazo fuerte, fuerte, compañera.
Querida Ana María, ¿dónde se coge ese tren? Quiero un billete ya mismo, jaja. Me encanta, muy imaginativo, ¡felicidades y un abrazo!
Pues se oyen rumores… pero todavía no he conseguido localizarlo, sospecho que en el mismo andén que el de Hogwarts, jajaja. En cuanto me entere te aviso y nos vamos juntas para allá.
Muchas gracias por pasarte a comentar, Sara.
Metaliteratura con olor a plátano. Muy bueno y original, enhorabuena, Ana María.
Muchas gracias Sergio.
Cada vez es más difícil plantear ideas originales, con tantas buenas historias que se publican en esta casa. Me alegra haber dado con una.
Y el plátano, fundamental, jajaja.
Metaliteratura en tu microrrelato, con protagonistas de la historia que escapan de su libro, para adentrarse en un tren que parece guardar a los personajes de otras muchas obras cumbres. Me ha gustado el recorrido, así como el cierre en el que el destino parece juntar, por fin, a Quijote con su venerada Dulcinea. Bravo, Ana María
Muchas gracias, Jesús.
El destino y la brisca ejerciendo su poder para llevar, al fin, al caballero hasta su dama. Lo que pase después, ya es cosa suya. Bueno, y de Sancho, que está empeñado en llevar una vida más tranquila, a ver si lo consigue, con tanta aventura alrededor.
Un abrazo, compi.