Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

NEPAKARTOJAMA

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en el tema que te proponemos

Bienvenid@s a ENTC 2024 Este año, la inspiración llega a través de conceptos curiosos de otras lenguas del mundo. El tema de esta última propuesta es el concepto lituano NEPAKARTOJAMA, o ese momento irrepetible. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
Esta convocatoria finalizará el próximo
31 de DICIEMBRE

Relatos

MAY99. EL RAMO DE FLORES, de Marta Trutxuelo García

Todos los días mi mamá recibe un ramo de flores. Siempre se lo da mi papá. A veces mamá trae el ramo cuando vuelve del hospital. Algunas flores son moradas, como los ojos de mamá. Hace varios días que papá no vuelve a casa. Y ahora mi mamá ya no recibe más flores.

MAY98. EL PAGO DEL PESCADERO, de Jesús Alfonso Redondo

El tiro de gracia apenas sacudió el cuerpo de José Botas tendido en la arena de aquel matadero falangista llamado el “Pago del Pescadero”, en la cuneta de la carretera en Laguna de Duero.
El amanecer desveló de nuevo más cuerpos yertos. Esta vez la alborada era la de un frío 11 de Abril de 1937.
Detenido, llevado a aquellas cocheras de triste memoria, subido con nocturnidad a una camioneta junto a siete compañeros y asesinado en una cuneta.
Todos los partes médicos coincidieron:
“Congestión cerebral, fractura de la base del cráneo por herida de arma de fuego”.
Ya no quedaban féretros en Laguna, y el Juez pidió ocho cajas.
Luis Botas llevó un ataúd y reconoció el cuerpo de su tío asesinado.
Siete años después el Tribunal Especial de la Represión de la Masonería y el Comunismo procesó al encausado por masón y ordenó:
“Con toda urgencia se adopten las medidas precautorias para el aseguramiento de los bienes del procesado”.
Juzgado después de ser asesinado.
Su alma despreció al tribunal y no compareció en el juicio.
No hubo flores aquel día.
Cada 19 de Marzo, su viuda, la siempre enlutada Fidela, dejaba una rosa en el Pago del Pescadero.

MAY97. MARIPOSAS OCRES Y AMARILLAS, de Clivia Alejandra

Muertas las hojas colgaban de sus ramas, muertas bailaban con el viento, caían y se convertían en mariposas ocres y amarillas. Mariposas que buscaban flores en donde posarse.
Pues estas mariposas  decidieron volar en una época en donde las flores habían muerto al igual que las hojas.
Llego Mayo con sus vientos y  sus días más cortos. Llego Mayo y las hojas murieron, llego Mayo y no hubo flores, pero las mariposas ocres no se habían enterado.
Laminas ocres y amarillas al caer se transformaron en mariposas que salieron en busca de sus flores. Enfrentaron grandes tempestades esperando encontrar sus pimpollos antes de tocar el suelo. Mariposas que nacieron en Mayo, Lepidopteros que nacieron cuando ya no había flores.
Como las mariposas amarillas y ocres me lancé al viento en busca de esas flores, y aun sigo volando buscándolas.

 http://ardnajelaricle.blogspot.com.ar/

MAY96. LA VIDA HUELE BIEN, de Rosa Molina

Todas las tardes, en la enfermería, Pura me enseñaba a molturar flores, macerarlas en alcohol y esperar, paciente, a que el tiempo las convirtiera en perfume. “La felicidad huele a limón, la soledad a niebla, la amistad a selva”, me decía. En primavera olisqueábamos el aire hasta dejarlo vacío y restregábamos hierbas entre las manos que luego aspirábamos ruidosamente “huele amargo, como la Lola”, reíamos. Identificábamos las flores que no teníamos cuando los remolinos entraban al patio y husmeábamos juntas el silencio de las mujeres que paseaban por ese recinto repleto de palabras ciegas.

Al finalizar los diez años y un día, mamá y yo salimos de la mano, con la maleta llena de nada y sin nadie que nos esperase. Tampoco estaba quien nos hacía daño, porque a mi madre, diez años y un día atrás se le escapó una bala. Yo no me acuerdo, porque estaba dentro de ella, pero sé que ahora estamos juntas y veo mil flores y ninguna pared alrededor. Mientras viene el autobús, aprieto su mano, olisqueo el aire y le digo “no te preocupes mamá, que la vida huele bien”.

MAY95. EN SILENCIO, de Mercedes Daza García

Me encuentro apoyada en una fría pared de cemento. Mi  posición es recogida y húmeda. Abrazo mis piernas con  fuerza para hallar el calor que me falta. La lluvia, que tras un largo período de tiempo no ha cesado, con abrumadora intensidad refresca aquellas ideas que, paradójicamente, intento olvidar. Permanezco inmóvil, pese al leve movimiento que mis músculos provocan al tiritar. Contemplo perpleja los rayos que me alumbran, como si iluminasen el camino oscuro que pronto emprenderé, una vez sabido que sus labios fueron sellados para siempre.
       Llueve. El crujir de las hojas secas bajo mis pies cansados acompaña mi tristeza. Las lágrimas se confunden con el agua que resbala por mi espalda, mi cara, mi boca, mi pecho, limpiando mis heridas. Me siento bien. No sé cómo definir este extraño sentimiento que se ha prendido en mi piel. Con sigilo, me alejo despacio. Luego retorno mis pasos presa de mis propios sentimientos. Mi tristeza es infinita, mi dolor inagotable.
       Bajo la lluvia quiero atrapar el silencio. En silencio, clamo al cielo que él vuelva de nuevo a mí, que su esencia no me abandone. Que nunca me abandone.

MAY94. NO HUBO FLORES, de Eva Souto

Los intrincados recuerdos fluyen en mi memoria.
La realidad golpea en mi mente, desvarío entre miles de sentimientos ahogados.
Es inadmisible pensar que la vida nos somete a los arrebatos del destino sin piedad.
El tiempo me habla con su voz de silencio, trayéndome  los recuerdos que con el coraje que da la memoria, me cuenta la noche que mi madre cerró los ojos para siempre.
Era una noche lluviosa, la tristeza derramaba lágrimas sobre mis manos.
El viento me habla con su voz modulada consolándome.
La quietud se instala en el lugar, las gotas de rocío se posan en mis ojos y recorriendo mis mejillas terminan sobre mis labios.
Todo me recuerda a mi madre que ya no está.
No hubo flores en su entorno que la despidieran, sólo lágrimas, lágrimas, muchas lágrimas.

MAY93. LAS FLORES TAMBIEN SUEÑAN, de Puri Otero Domarco

Había nacido flor, podría haber sido un rinoceronte, o una jirafa,o una diminutiva araña,pero ella era una flor.Desde muy pequeña observó como el Sol era su mejor compañía,le ayudaba a crecer y a ser hermosa,porque ella era hermosa, así se lo decían todos cuando se le acercaban,aunque ella se veía norma, una más entre todas las flores del jardín.
Solo temblaba cuando la brisa la rozaba con su aliento y le traía recuerdos de Ella, su dueña y compañera de sueños.El primer día que sus blancas manor la rozaron,sintió como la sabia subía a galope por su tierno tallo haciendola ruborizar . Sus sueños eran secretos, ocultos en un mundo de ilusiones pendientes de cumplir,jamás consintió que nadie la cortara, las dos veían como sus pétalos se consumían  en el tiempo al igual que el amor del hombre con el que Ella soñaba. Pero Ella ya no estaba, la pena había consumido su vida, pero la flor hermosa seguía allí, sola , soñando con que nadie la cortara y con su amor secreto, que siempre la miraba con ternura, con amor, porque ella estaba enamorada del todopoderoso Sol.

 http://puri-dulcinea.blogspot.com.es/

MAY92. CADA GRANO DE ARENA, de Nieves Martínez Menaya

      Éramos niños. Mayo. Reducido a los confines del patio del colegio, ese mes otros años era un mes de colores : entrega de las notas, la fiesta fin de curso….

No tuve casi tiempo; el curso terminaba y fue entonces cuando dijo que ya iba a trasladarse. No me importó el destino y yo nunca lo supe. No podía escucharla.

        Quise escribirle un verso pero no supe hacerlo. Y le escribí una carta. Corté cada renglón y los dispuse, a modo de poema, a lo largo de una hoja llena de corazones rebosantes. Algunos – lo recuerdo- salvajemente atravesados por flechas con su nombre y el mío.

         Faltaban unos días y todo comenzó a ser más veloz. Aprendí desde entonces a calcular el tiempo; a administrar los plazos de un minuto; a valorar el margen del instante; a transformar en recuerdo lo que aún era certeza de presente. En cada grano de arena del reloj de mis horas yo descubrí los vértices del tiempo.

        Ese año para mí no hubo fiestas, ni premios ni trofeos. Todo era blanco y negro de camino al colegio.

Aquel mes no hubo flores: se hallaban todas en la tela de un vestido que aún recuerdo.

MAY91. DESEOS, de Carlos Díaz González

No hubo flores, pero no me sorprendió. Me harté de decir que no me gustan, que me parece una tradición hortera regalarlas; y parece que surtió efecto. El sábado pasado aquí estaban todos, guapísimos y diciéndome que me quieren mucho.Pero se fueron muy pronto, lentamente y abrazados.
Y ahora que nadie nos ve, os digo que echo de menos un ramito sobre mi lápida, que está muy sosa entre tanta tumba florida.

 http://lashistoriasdenadie.wordpress.com

MAY90. NO ERA SÓLO UN RAMO, de María Elejoste Larrucea

Era mi mejor amiga desde el jardín de infancia, siempre unidas, mucho más que una hermana. Llegó el día de su boda: estaba preciosa, feliz. Hacía años  habíamos prometido intercambiarnos los ramos de novias. Ella se lo regaló a la prima de su marido  que se casaba la siguiente semana.
–Nos lo prometimos- protesté.
–Solo es un ramo, tontorrona… me dijo a modo de excusa.  Me dolió, lo entendí y perdone.
Años después yo también me casé.
–Mi ramo de novia será para ti– le dije.
–Yo ya estoy casada, niña, ¡dáselo a otra!
El día de mi boda no hubo flores, no tenía a quién regalárselas. No era sólo un ramo, era una promesa ya mustia.

MAY89. DON ESPECIAL, de David Moreno Sanz

El padre Matías, además de maestro destaca por su acentuada sensibilidad y amor hacia los seres más frágiles de la naturaleza. Por ello, desde su llegada fue el más adecuado para hacerse cargo de las rosas, amapolas y margaritas que cada mayo crecen en los terrenos alrededor de las escuelas.
Ya no hubo nunca flores tan mimadas: les suministra el mejor abono, se preocupa de protegerlas si el viento azota con intensidad, las riega cada atardecer, corta las partes enfermas para sanearlas, les canta incluso y reza por ellas.
Igualmente, atiende a los niños y niñas. Les recoge sus lágrimas como si fueran pétalos que caen en otoño y les arregla la carita triste pintándoles sonrisas con los caramelos que les regala cuando abandonan su habitación descamisados.

 http://microseñalesdehumo.blogspot.com

MAY88. PRIMERA CITA, de Fran Rubio

El viento entre las copas de los pinos, con esa carga de inquietud, se negaba a admitir la primavera que oficialmente deberíamos disfrutar. Abril nos había negado sus lluvias y ahora mayo, casi ultimado, nos negaba las flores. ¿Problemas de eje?, ¿estaría el planeta girando desviado en el oscuro cosmos? Un mes raro en todo caso, como raro estaba siendo el año.
A las siete menos cuarto había quedado con esa chica de Internet (el amor de vida, esta vez sí) en la plaza del Polen. Y, según indicaciones, yo acudiría con un clavel rojo en la solapa, al estilo clásico. Así que, dos horas antes de la cita, me encontraba convirtiendo una servilleta de bar en un papirofléxico clavel, al que después aplicaría un rojo “pintaúñas”. Suerte que de joven fui camarero.
A ella la distinguí nada más entrar en la plaza, cuando empezó a nevar. Llevaba en su mano izquierda una hermosa rosa blanca de plástico, como habíamos quedado. Se me colgó del brazo y al caminar se hizo evidente su cojera izquierda, tan omitida en nuestras “charlas” como la derecha mía. Decididamente teníamos un problema de eje, aunque, al menos, había dejado de nevar.

 http://pequenastretas.blogspot.com.es/

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