Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

QUIJOTERÍAS

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en QUIJOTERÍAS

Bienvenid@s a ENTC 2025 Comenzamos nuestro 15º AÑO de concurso. Este año hemos dejado que sean nuestros participantes los que nos ofrezcan los temas inspiradores, y el tercero serán QUIJOTERÍAS Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
15 DE MAYO

Relatos

AGO52. AZUL INTENSO, de Yolanda Nava

Juguetes con los que no jugué. Libros que no leí. Películas que me perdí. Citas que cancelé. Comidas que no deleité. Noches en las que no trasnoché. Bailes a los que no acudí.
Esfuerzo. Tesón. Ilusión. Desvelos. Más ilusión y un recurrente sueño como primera piel.
 De frente un mar inmenso se besa con el cielo, se funden allá al fondo mientras me concentro. Suena el pistoletazo y estoy sola con mi valiente vela y el azul como reto. El viento –generoso- silba en mis oídos una melodía que interpreto.
Avalancha de abrazos que saboreo. Gloria que rozo con los dedos. Vítores que esbocé apenas en mis sueños.
Felicidad circular, deslumbrante oro colgando de mi cuello. Alguien me pregunta de qué color son los sueños. Miro el horizonte y contesto: azul, azul intenso.

UN AGRADECIMIENTO… Y UN JURADO AZUL

Creo hablar en nombre de todos los que han pasado por la situación de ser jurado de este concurso a la hora de agradeceros muy sinceramente vuestra buena disposición a aceptar las selecciones de estos meses con una exquisita nobleza, y asumiendo y entendiendo (es lo lógico) que a tod@s nos gustaría incluir a algún relato más o alguno distinto. Es una labor difícil que termina con un resultado como suma de los distintos gustos y criterios del jurado… y una pequeña pizca de fortuna.
Como es norma en esta segunda convocatoria de ETC dos de nuestros ganadores del mes pasado entran a formar parte del JURADO DEL MES siguiente mediante una invitación que suele seguir criterios de paridad. 
Este mes de agosto nuestro jurado «azul» lo formarán Paloma Casado y Joaquim Valls por parte de los participantes; y por parte de los organizadores, Mari Carmen Cobo representando al Molino de Bonaco y Juan Antonio Morán representando al Sendero del Agua.
Por último, recordaros que si queréis concursar en el concurso paralelo que nos ofrece el CAN no es necesario que enviéis un relato distinto, sino que basta con insertar alguna de las embarcaciones que muestran e su web en vuestro relato para este mes y añadir al final el aviso de CONCURSA CAN.

AGO51. RENACIMIENTO, de Begoña Heredia Ortiz

Se sentía cansado, sin vida. Forzó  el paso del caballo y  recorrió por  unas horas más el camino, hasta que  a lo lejos vio aparecer la franja fronteriza entre el cielo y el mar. Recortó con sus ojos la silueta del acantilado desde donde divisó la aldea; ya no era la misma, no la que   había abandonado años atrás. Ni  su  hijo, ni su   esposa, ni padres, ni hermanos esperaban su  regreso. Sus cuerpos yacían   solitarios en algún lugar esperando sepultura. Su pasado moría enterrado entre las ruinas de un pueblo fantasma,  quebrado por la mano ensangrentada de soldados  que como él  luchaban sin comprender la razón. Dos años de guerra en el nombre de algún dios, en el nombre de la justicia  ensalzada por un  rey ambicioso,  le habían arrebatado  todo cuanto poseía. El cielo se pintó de luto. Vio en los ojos vidriosos de  sus compañeros el reflejo del mar, que lloraba  con ellos. La rabia inundó sus  entrañas y sintió la punzada del odio. Avanzando hacia la orilla, gritó hasta que  el azul profundo de las aguas  reconfortó  su alma. Y allí mismo, frente al inmenso mar,  juró que volvería  a levantar su pueblo.

 http://unmundoporescribir.blogspot.com.es/

AGO50. LA ROSA MAR-AZUL, de Francisco Javier Sánchez

Se acerca el día, no puedo volver a fallar, debo ser preciso. No entiendo cómo pude equivocarme aquella vez… ¡esta vez no pasará! Ella, no volverá a mirarme despectivamente, no lo consentiré. Quiero que me vuelva a mirar con respeto, como lo hacía cuando nos conocimos, con esos ojos verde-oliva, brillantes y húmedos por la emoción de sentirse entre mis brazos… ¿Qué nos pasó? ¿Cómo pudo degenerar tanto nuestra relación? ¡Éramos tan felices, tan dichosos! ¿Qué decía…? ¡Ah, ya! No, esta vez no fallaré… la tengo justo enfrente, hermosa, radiante, fresca y perfumada… “Espero no sorprenderla demasiado, asustarla o hacer que desconfíe de mí… pero no, esta vez será diferente, comprenderá que nuestro amor está por encima de chiquilladas y absurdas monotonías. ¡Mírala, es tan hermosa…! ¡Dios! ¿Y si cree que lo hago porque hay “otra”? Ellas son tan desconfiadas… no soportaré tener que darla de nuevo explicaciones… ¿Las entendería? Pero no, ella… ¿me ama? ¡Malditas dudas! No me lo pienso pensar más, es tan bella y azul… Que es imposible que ella no la acepte como la rosa mar-azul, más bella y más hermosa.

  http://kilili-alma-sin-destino.blogspot.com.es/

AGO49. AZUL… DE MAR, de Luz Hernández Baute

Allí estaba, después de tantos pasos, de tantos días y de tantas lunas opacas. Inmóvil, con sus últimas fuerzas empujando su espalda hacia atrás, con su mirada escupiendo todos los reproches. Ante ella, inmenso y negro, el mar mecía mentiras. Ni azul, ni marino,  sólo  colores robados al cielo, con  puntillas de encaje bordadas por los vientos.  Falso, como el amor eterno, como la paz, como las manos dulces, como la risa y la esperanza.
De nuevo le dolieron los huesos, acarició los cardenales de sus brazos y se dejó caer sobre la arena.
 Las olas se acercaban, cada vez más osadas : «Tengo un lecho de algas que te espera, para abrazarte eternamente, un ballet de corales, de movimientos lentos y sutiles hará vibrar tus sueños,   bandadas de  pececillos de colores, cual serpentinas ingrávidas y alegres arrullarán tu cuerpo. Un paraíso donde el color no importa«.
Sólo paz.
Cuando el juez autorizó el levantamiento del cadáver,  el mar vestía de azul, azul robado al cielo, azul de paz.

AGO48. EMOCIONES, de Inés Zapirain López

– Cada noche sueño lo mismo: el mar me atrapa en su fondo azul… marino, al principio es placentero, me gusta. La angustia comienza cuando intento salir y una mano grande me lo impide… ni siquiera lucho… me siento derrotada-.
– ¿A quién cree que pertenece esa mano? – indaga Samuel garabateando un folio.
– Le pago cien euros la hora, ¡no pretenderá que haga yo su trabajo!-.
Roberta se levanta del oscuro diván dedicándole una mirada de fatua displicencia.
Samuel suspira asqueado. Al terminar psicología, nunca pensó que acabaría siendo el paño de lágrimas de clientes que jamás se involucran.
¿Cómo explicarle que el mar en el que se ahoga son sus propias emociones? ¿Cómo aconsejar a una joven engreída y vacía?
Roberta abandona la consulta ansiosa por llegar a su lujoso ático; su caminar es extremadamente erótico, ineludible. Ella lo sabe, y no puede evitar una honda satisfacción a cada paso.
Cuando llega, Lucas increpa enfadado:
– ¡Siempre tarde! Estoy casado, ¿recuerdas?, no puedo perder tanto tiempo contigo-.
Agarrándola por la nuca la acerca a su rostro. Roberta se ahoga en esos ojos azules… marinos; se angustia… pero no puede zafarse… porque los labios de su amante se aplastan contra su boca entreabierta, derrotándola.

AGO47. HISTORIA APÓCRIFA, de Nicoleta Ionescu

Tres días llevaba aquel espantoso mendigo acechando frente a las puertas de la ciudad. Detrás de las contraventanas, la viuda trataba de ahogar sus latidos.
Apresurada, bajó al sótano. Desprendió del telar la inmensa tela azul y la desplegó en el suelo.
Entre estas olas yacen bordados mis pálidos recuerdos: el éxodo de los navíos, la figura de mármol de mi marido, su pérdida en el laberinto del mar… Durante veinte años mis fantasmas crecieron en ellos, como las conchas en un pecio podrido… De mis angustias nacieron monstruos marinos, de mis desengaños – voces de sirenas, de mis deseos – apasionadas noches de amor, de mis celos – maldiciones de brujas, de mis renuncias – narcóticas flores de loto… Calipso, Nausicaa, Circe… todas soy yo… Salieron de las tortuosas entrañas de mi alma. Y él, amándonos cada noche, permaneció joven, hermoso, valiente… Siempre adorado, nunca encontrado…
Acarició por la última vez la suave tela. La enrolló y la selló en un ánfora. Llamó al esclavo más devoto y le mandó a echarla en el más hondo abismo del mar.
Rompió el alba. Se puso el velo negro y abrió la ventana, para enfrentar los ojos de aquel nuevo día.

 http://cesariarey.wordpress.com/

AGO46. AZUL, CASI NEGRO, de Garbiñe Albisua Garmendia

Manos sucias, llenas de azul… el azul del añil que impregna la ropa que lavo contra la piedra apoyada en el borde del río, igual que lo hacían antes las mujeres del pueblo. Sábanas que han cubierto camas viejas de jergones ruidosos y colchones de lana. Esas camas que cobijaron en su día a mis padres, a los suyos y a los padres de aquellos… y que esta noche han cobijado el cuerpo de mi madre… muerta entre sábanas blancas que ahora golpeo contra la piedra con la fuerza que me da la rabia de saber que fueron las últimas en disfrutar las caricias de sus manos. Su vida no fue azul… más bien transcurrió entre negros, y yo que podría haberlo evitado, no lo hice, consentí que siguiera atada al carcelero que osucrecía su horizonte… el agua diluye el añil, lo clarea… azul marino… azul celeste.

AGO45. ROMPEOLAS, de Cristina gonzález Prieto

No quedan días de verano para pedirte perdón… Una bella letra de una canción con múltiples significados para mí. Otro agosto más, diferente al del año anterior. Nunca sabes las vueltas que puede dar tu vida…nunca sabes que puedes regresar a un camino que abandonaste hace mucho. Nunca un atardecer me ha parecido tan hermoso. Sentada en las rocas, notando la brisa mover mi pelo, respirando el aroma del mar… Sentada viendo el azul más hermoso que jamás soñé que mis ojos podrían ver. Que bello me parece ahora todo. A mi lado esta él. ¿Y quién es él? No es más que la otra parte de mi alma la cual perdí hace ahora un año y que nuevamente el destino le ha puesto en mi camino. Hoy es un día cualquiera, no tiene nada de especial. Una caña de pescar, las olas romper contra las rocas, la luna y las estrellas iluminando una noche de verano y a mi lado la mejor compañía que jamás pensé que podría volver a tener. Simplemente es un sentimiento ñoño de una tonta enamorada que nunca creyó en los cuentos de hadas. En mi corazón, un azul marino que nadie me podrá arrebatar.

AGO44. BALSA, de Fernando Andrés Puga

Algo me dice que falta poco. ¿Las gaviotas que graznan y planean sobre las olas? ¿La señal radiofónica que empieza a emitir balbuceos entre el zumbido que nos acompaña desde hace días? ¿Tu cara que empieza a envejecer?
En altamar los días son largos. Azul es la distancia; también la cercanía. Azul marino como un blues ronco en el humo de un bar a altas horas de la noche, ya de madrugada, después del alcohol y los besos.
Se divisa en este despertar una línea de tierra en lontananza. ¿Habrá un sitio donde guardar tu último suspiro o tendré que abandonarte y verte bajar a las profundidades donde morderán los peces los restos del amor que nos trajo hasta aquí?

AGO43. EN BLANCO Y NEGRO, de Elena Casero

En la foto en blanco y negro hay dos mujeres y una niña. Las tres llevan un bañador de pantalón de media pierna de rayas blancas y azules y un gorrito fruncido, de color claro, que abarca la frente. Las dos mujeres están sentadas en unas sillas de madera mientras que la niña lo hace sobre la arena, entre las dos, en pose de sirena, con la mirada  enfocada hacia el mar. A ese mar tan azul, salpicado de perlas unas veces o cubierto por una espesa bruma cuyo aroma se incrusta en la nariz como las puntas de las estrellas  en el corazón. El  profundo mar lejano, en cuyos arrecifes, años más tarde, naufragarían los sueños de la niña.

AGO42. ADIÓS A LA FAMILIA, de Sotirios Moutsanas

Estaba en el Gran Casino de Sardinero en Santander. De repente vi una mujer exótica con una belleza extraordinaria. Llevaba un escote y una minifalda escandalosa. Su belleza era tal que no pude contener mis pensamientos. “El que se acuesta con este ángel ha conocido el paraíso. Si pudiera besar a esta diosa conseguiría el clímax de mi existencia.” De súpito ella me esbozó una sonrisa. No perdí el tiempo, la invité a una copa, ella aceptó gustosamente. Hablamos más de media hora con tono jocoso. Era tailandesa, una persona muy agradable, educada, y con buen sentido de humor. Se acercó un momento a mi oreja y me susurró. ¿Te gustaría hacer el amor conmigo? Creo que la testosterona empezó chorear por mi nariz.
En el camino hacia el hotel imaginaba mi vida con ella con nuestros hijos surcando el mar azul de Cantabria con mi barco Topper Omega.
En la habitación le toqué los pechos firmes y cuando mi mano llegó a sus partes íntimas me topé con el ¡¡ plátano !! quiero decir el pene. Mis sueños se esfumaron en un pispás. No hubo ni boda, ni familia, ni niños, sólo hubo sexo, pero que mucho, mucho sexo.

(Concursa CAN)

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