Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

SAUDADE

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en el tema que te proponemos

Bienvenid@s a ENTC 2024 Este año, la inspiración llega a través de conceptos curiosos de otras lenguas del mundo. El tema de esta cuarta propuesta es el concepto portugués de SAUDADE. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
30 de SEPTIEMBRE

Relatos

530. DEL BOSQUE A LA SELVA, de Águila

Enrique nació en un bosque. Hasta que no fue llamado a servir en la mili, no pisaron sus pies más pavimento que el rodeno de las sendas. El abuelo de Enrique, en tiempos de copla y búnker, trepaba los peñascos hasta hacerse llegar a un nido de águilas que conocía; Esperaba todas las mañanas la partida de la madre en busca de caza. Cuando volvía, siempre con algún conejo o tordo entre las garras, el abuelo ponía un palito en el pico de los polluelos, forzándoles ha indicar a su madre que aun estaban hambrientos, y el águila, volvía a por más presas que dejaba caer desde las alturas, cuando el abuelo consideraba que con estas artes, ya disponía de la carne suficiente para alimentar a su familia, dejaba siempre comida suficiente para los polluelos y volvía a la cabaña, donde sus “polluelos” le esperaban…
Años más tarde, Enrique se mudó a la ciudad, conoció a Teresa, tuvo hijos y vendió colchones: Desnaturalizado, gris como el espasmódico sudor de los coches… Pero allá en el bosque, sus hermanos de carne roja, le aguardan en las peñas.

529. ASTUCIA LOBUNA, de Hoja Caída

-Mamá, tengo hambre…. Vamos en busca de comida
– Se paciente hijo, hay que esperar a que el bosque esté dormido.
– El abuelo dice que el bosque nunca duerme, y que no hay que despistarse, que cuando mas tranquilo parece que esta todo es cuando mas alerta hay que estar.
– Por eso hijo mío… esperemos a que nuestra cena piense que todo esta en calma y se  relaje para que no tengamos que correr tanto.
Piensa que ellos no tienen en su familia a tu abuelo, que como dice el dicho, el diablo sabe más por viejo que por diablo. Y también influye su cojera que le recuerda cada día   un disparo de un cazador cuando decidió salir de la guarida pensando que el bosque estaba dormido.

528. EL DESCANSO, de Gato Montés 87

Ya le habían advertido de la importancia de todo aquel papeleo. Había sido contratado como becario y no se entendía con la fotocopiadora.

El joven novato no tenía ni idea de cómo trabajar en un equipo tan jerarquizado. Todo se trataba de roles, copias y empleados. Y para su desgracia, nadie lo ayudaba, de veinte que había.
Aunque anotara las instrucciones paso a paso, no estaba acostumbrado al desdén y al escarnio de las nuevas tecnologías.
No tuvo que pasar mucho tiempo para que deliberadamente regresara de nuevo al campo; a su verdadera tierra. El bosque con sus árboles, el cielo con sus nubes, sus hermanos.
El aroma que lo envolvía a la hora de almorzar, horas después de haberse despertado, lo reconfortaba y lo llenaba de vitalidad.
Extraordinario le parecía no percibir ni un mínimo indicio de polución junto al vibrante y matutino cantar de los pájaros.
Bajo el eterno y despejado firmamento azul que arropaba su hogar se olvidó de todo. Y era lógico que olvidara con la rica y esplendorosa naturaleza ocupando extensos parajes colindantes. Todo lo aprendido en el breve periodo laboral, al recuerdo residual.
Se trataba del genuino y puro ambiente de su región.

527. EL SENDERO DEL BOSQUE DE BONACO, de Labrador

Hubo una vez un bosque de árboles pequeñitos que crecían todos a la vez. Habían sido plantados por un anciano labrador que cuidaba que todos crecieran fuertes y sanos. Aquel era un lugar con un encanto especial, pues justo en el centro, rodeado de miles de árboles de poca altura, se alzaba un impresionante árbol, alto, grande y recto como ninguno. Y ese árbol el anciano lo llamó Cerrao, el único que nunca crujía por el viento, era debido a que fue construído por el hombre. Aire, tierra, fuego y agua fueron los elementos naturales en los que se basó como ejemplo de que existe un sitio en Cantabria donde el bosque, naturaleza y hombre, aún, pueden coexistir en perfecta armonía.

526. BOSQUE AMIGO, de Árbol 2

He visitado un lugar paradisiaco, verde llanura que me lleva al bosque, amigo de mi infancia, paseo elegido por mis sueños, mucho verde, arboles de todas las especies….
            Un perfume especial te invade, reconoces la pureza de la naturaleza. Regreso mentalmente a mi adolescencia  vivida cerca  de  este lugar ,  sueño y me hace feliz.
            La fauna, da señales de vida, los arboles añosos siguen con su tonalidad de todos los verdes, como si un artista hubiera desplegado sus pinceles en derredor, espacio maravilloso de matas  abundantes y desordenadas., en un suelo virgen  por excelencia.
            El tiempo todo lo cambia. Nada es igual en el tiempo y el espacio. Ese tiempo se ha llevado mi amigo, ya no estás árbol añoso, pintoresco y  majestuoso…., bajo tu sombra escribí mis primeros poemas de amor. Hoy te rindo mi homenaje.

525. FRENTE A UN BOSQUE, de Árbol 2

                Me siento nostálgico, recorro imaginariamente rincones de mi  país, dueño de todos los climas, con un cielo celeste por excelencia, a veces  agrisado  por tormentas,    con frecuencia, afectado por productos químicos que dañan la atmósfera. Sus montañas  revelan  formas y colores inenarrables, navegar sus ríos, caminar  sus  praderas. Me detengo frente a un bosque, quisiera internarme   en el misterio de su profundidad, aspirar el perfume de su vegetación, admirar la  rudeza de sus troncos, su tierra fértil, producto de sus seres vivos, su grandiosa fauna., es un mundo diferente.
               En la vida todo cambia, a pesar nuestro, la mano del hombre en bien de sus intereses personales, destruye sus productos, la fauna se extingue, los árboles se pierden y la ecología se perjudica. En definitiva, creo que los seres humanos, somos quienes producimos la destrucción del medio ambiente.
              Y  seguimos contaminando, es hora de tomar en serio los pasos a seguir en bien de nuestro eco sistema. Organizaciones sociales lograron reglamentar la ley de bosques, exitoso, tratando de solucionar la emergencia ambiental forestal en la que se encuentra muestro país.
              Nuestro compromiso es muy serio,  respetemos la ECOLOGIA, es  forma de respetar LA FAMILIA.

524. REENCUENTRO, de Laurisilva 2

        Allí seguía, inalterado en el tiempo, con apenas unas cuantas arrugas más en su piel como signo de mi larga ausencia, esperando pacientemente el momento de mi regreso para acogerme nuevamente bajo su protección, sin rencor alguno.
            Un abrazo repleto de aromas de antaño evoca los recuerdos de un niño que solía descansar entre sus brazos, gigantescos y fornidos, mientras escuchaba el silbo cautivador que le inducía al sueño.
            Sí, aquel maravilloso roble centenario seguía allí, donde el prado muere a la orilla del bosque.

523. LA VENTANA, de Encina 2

La ventana se convirtió en su torre del homenaje particular. La vista le regalaba un interminable e hipnótico horizonte; el olor, que llegaba en oleadas, resumía toda la grandiosidad del cercano bosque y los sonidos inundaban la habitación como si se tratara de  una orquesta bien afinada.
Desde este estratégico lugar se domina todo el valle.  El bosque de robles a la izquierda. En el centro, el arroyo muy caudaloso en esta época del año,  con sus aguas limpias y saltarinas,  añade un toque de alegría. Un poco hacia la derecha se puede admirar la parte más antigua del pueblo, concretamente unas casas altas, con tejados de pizarra negra que en días soleados,  lanzan destellos al cielo orgullosas de seguir allí después de tantos años; a partir de allí se divisan los prados dónde sestean las vacas, dibujando imposibles formas geométricas deslindadas por las vallas de piedra levantadas con las manos y el sudor de sus propietarios durante años de paciente trabajo.
Los diez minutos que todos los días dedicó a disfrutar del espectáculo;  por sí solos, hicieron que valiera la pena la visita a esta tierra y a esta casa rural.

522. LAS CUATRO ESTACIONES, de Cuco

   En primavera, le pido al bosque que se vista de verde y reciba los rayos de sol a través de su ramaje, para bañar con su luz el verdor de sus hojas. Le pido que despierte ese cuerpo adormilado y haga revivir a toda la fauna que en él habita, resucitando toda su biodiversidad en una explosión de alegría.
    En verano, le pido que tenga prestas sus ramas cubiertas de hojas, para dar sombra y descanso al fatigado caminante.
    En otoño, cuando el susurro de la brisa anuncia cambios en su fisonomía, le pido que se adorne con las distintas tonalidades que adquieren  sus árboles y ofrezca, para deleite de los amantes del bosque, un paisaje multicolor.
    En invierno le pido que se cuide -desprovisto como está, del calor de sus hojas-.Para enfrentarse al frío, la lluvia, la nieve, la tormenta. Le pido también que guíe al caminante, para que quizás perdido en la niebla, sepa encontrar la señal del húmedo musgo en el árbol que le indique su norte.
    Esto le pido al bosque, yo, que soy su madre naturaleza.

521. OLORES, de Tierra 2

 Nos acompañó todo el camino el olor a hinojo.
Con sus varillas finas de anís regalándonos perfume a nuestros pies cansados al rozar sus altos tallos.
 Estaban allí, guardando el camino de polvo de lluvia, de heladas, de calores inclementes: siempre allí en la orilla como un fiel compañero.
  Durmiendo a su lado, rojas, rojisimas amapolas susurrando al viento, olores mezclados en mi olfato y en mi memoria.

520. JUGUETE ROTO, de Orilla 3

             El pastor entró en el bosque, escogió una rama fuerte y ancha y empezó a darle forma con su navaja. Desde el regazo del muchacho, la ovejita, demasiado débil para caminar, observaba. A medida que caían las virutas, la rama adoptaba el perfil de un soldado, que sería tan  marcial y aguerrido como obediente  la madera a los deseos de su escultor. La ovejita lo miraba asombrada. Del zurrón del pastor fueron saliendo colores: rojo para la guerrera, el azul del pantalón, dorado en las charreteras y la espada, negro para las botas. La ovejita, embelesada, se enamoró del militar. Luego, el pastor empezó a excavar en las entrañas de su obra, hasta hacer un hueco donde cupiera el corazón. Un corazón que movió rítmicamente un engranaje de muelles y ruedecillas dentadas. El soldado danzó orgulloso ante la ovejita que, alucinada por tanta habilidad, lloró de emoción.
            Saltó la última muesca de la rueda, el militar quedó paralizado en una peculiar  reverencia. La ovejita esperó en vano la vuelta a la vida de su amor. Luego le empujó con el hocico y le volvió la espalda.
            El soldadito  ya no era más que un juguete roto.          

519. LOS EMISARIOS, de Orilla 3

  Sobre las ramas del árbol más viejo del bosque, se habían ido depositando infinidad de historias, las que le traían sus emisarios, llegados de cualquier parte del ancho mundo. El árbol hubiera querido recorrer senderos narrando a las gentes los relatos que atesoraba, pero sus raíces poderosas lo mantenían atado a las entrañas de la tierra.
El escritor entró en el bosque persiguiendo a una musa esquiva. El árbol, centenario y sabio, supo que podía confiar en él. Convocó a sus emisarios: brisa, lluvia,  viento,  pájaros y esas mariposillas de luz que viven prendidas de un rayo sol; y a todos los lanzó sobre el hombre que caminaba, cuaderno en  ristre. El impacto le obligó a sentarse, apoyó la libreta en sus rodillas y comenzó a escribir. El sol tuvo que irse, pero dejó en su lugar a la luna, que encendió la noche. El hombre escribió hasta el amanecer, luego cerró su cuaderno y corrió a la imprenta. Allí hicieron un libro con todas aquellas historias, sucedidas cientos de  años atrás en todos los boques del mundo. 
El hermoso, imprescindible libro del  Bosque.
El escritor acarició la añosa piel de su musa.

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