Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

NEPAKARTOJAMA

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en el tema que te proponemos

Bienvenid@s a ENTC 2024 Este año, la inspiración llega a través de conceptos curiosos de otras lenguas del mundo. El tema de esta última propuesta es el concepto lituano NEPAKARTOJAMA, o ese momento irrepetible. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
Esta convocatoria finalizará el próximo
31 de DICIEMBRE

Relatos

366. TERCER GRADO, de Ranita

Terminaron los cursos y con el dinero que nos sobro de aquel maravilloso paseo a Paysandu decidimos hacer una reunion en la casa de Diana.
Almorzamos en el parrillero un asado con ensalada y helado de postre. Luego …….que brillante idea,,, cruzar al monte de enfrente , rodenado el lago a finalizar la jornada. Nunca olvidare esa tarde. Eramos unos quince muchachos, ya han pasado mas de treinta años y aun escucho sus risas. Buscamos el arbol mas tupido y un eucaliptus con raices generosas nos llamo a sentarnos bajo su perfume de frutitos secos y hojas plateadas que nos recibieron asombrados de que este grupo interrumpiera el gran silencio. Llevabamos una guitarra que nadie sabia tocar bien y empezamos a querer cantar a querer sonar … Horas largas hasta el anochecer riendo y mal entonando canciones a medias……..nada mas hermosos en mis recuerdos de la adolescencia,….nunca mas volvimos a vernos.
Gracias facebook

365. EL BOSQUE ROSA, de Anjana

         Ya no soportaba el dolor, los medicamentos no servian para nada pero nadie lo entendia, a ella le dolia el alma, la tenia rota desde hacia unos meses, desde aquel dia en el que su hermana la llamo para comunicarle la muerte de su abuela. Era mayor y tenia Alzheimer, era logico pues, pero no por ello dejaba de ser doloroso. Tenia que marcharse, buscar un lugar para enterrar alli su dolor. Y de repente se acordo, iria al bosque rosa, aquel donde los arboles daban hermosos frutos, donde las flores eran de mil colores, donde los animales vivian sin preocupaciones, si, el bosque rosa. Donde nunca pasaba nada malo, el protagonista de las historias que su abuela la contaba de niña y del que solia hablar cuando la enfermedad ya habitaba en su cuerpo. Si, eso haria, iria y enterraria bajo un arbol rosa toda su pena y asi podria contarle algun dia a sus hijos los mismos cuentos que a ella le contaron, recordando a su abuela con amor y paseando con ellos por sus prados, eso si, prados rosas.

364. EL CAMALEÓN TROTAMUNDOS, de Caminos

Érase una vez un camaleón de Madagascar al cual le encantaba viajar.
Con mucha ilusión llegó a España y, por su afición a los bosques, se decantó por el Norte alojándose en casas rurales lo que le permitía vagabundear a su antojo y convivir con los habitantes de los pueblos.
 Como era un buen deportista, en los bosques saltaba de rama en rama, tan pronto se transformaba así en corteza plateada de abedul, que en hoja cobriza de plátano.
Según si el sol pasaba a través del follaje de una acacia o de un sauce podía tener pecas morenitas o estar cebrado de relámpagos.
Le gustaba también deslizarse en un rayo de sol sobre el musgo fresco, volviéndose de un verde acido dorado y, apañándose bien, hasta conseguía tener una espina dorsal dorada tal dragón de leyendas; también, frotando de su cola y patas el polvo de los caminos, al entrar en tal nube revestía un traje de lentejuelas tal un príncipe seductor…
Así disfrutaba locamente de la naturaleza probando sus múltiples ropas de fiesta.
 En efecto nuestro camaleón estaba siempre dispuesto a descubrir el mundo y, además, estaba predispuesto a sentir empatia con todo ser viviente…

363. BOSQUE, de Ardilla 6

Manto de vida que cubre el espejo.
Rayos de sol atraviesan tu ser.
Lluvia que acoge tus hojas mojadas.
Canto de ave de tu niñez.
Historias que esconden duendes y hadas.
Entierras secretos bajo tus pies.
Colores nacieron de tus entrañas.
Belleza en un mundo que te es infiel.
Enmudeces palabras susurrando sonidos.
En esencia y sustancia criaturas te habitan.
De día y de noche erizas la piel.
Sonrisas y lágrimas del testigo en tu sobra.
Letras escritas sobre tu papel.

362. YA NO…, de Calandria

      …invisible camino sobre espejos

     que repiten mi imagen destrozada…
     Octavio Paz
Hoy, la tierra del bosque se ovilla y desdibuja contornos mientras el sol avergonzado sólo se espeja en el ramaje que murmura.
Los árboles se rinden ante las guadañas, ante figuras terrestres que con manos impiadosas ciñen libertades y clausuran vuelos.
Parece que ya no hay pájaros…agonizaron sus gritos y sus aleteos.
El viento peina la sombra envejecida de un hombre desdeñado que con el cuerpo vencido pisa los restos de su suelo.
Detrás de él, las astillas del rancho que hasta ayer fuera su único techo.
Pero no intenta mirar atrás…¿para qué? si él siente que ya no hay nada, ni siquiera pájaros…porque ellos ya no se ven, ya no se escuchan. Seguro…con su tristeza ya remontaron vuelo.

361. LA PRESA, de Puma

Apenas la vio esa tarde en el bosque, sintió que el deseo fluía  por su sangre como un veneno, espeso, doloroso, letal…, tan fuerte que creyó que derretiría sus huesos viejos.
La joven estaba bañándose en el río. El agua cristalina se deslizaba por su cuerpo desnudo.
Se acercó despacio, sigiloso, atento al rumbo del viento para que no lo delatase. Se desabrochó la camisa lentamente, saboreando de antemano aquel cuerpo libre, mojado. Se sacó el sable y las botas gastadas, las dejó con el resto de sus pertenencias cerca de una madriguera, invisible a sus ojos.
Caminó desnudo, con su hombría palpitante y su boca jugosa, preparada para recorrer ese cuerpo.
La tomó por sorpresa. No le dio tiempo ni a emitir un gemido. Fue presa fácil de su deseo. La dejó inerte en la orilla. Una expresión de complacencia acusaba su rostro.
No alcanzó a darse cuenta de dónde provino el ataque. Fue sorpresivo, rápido, inesperado…
Los encontraron en el bosque. Ella cubierta de sangre, él, con el corazón arrancado de un zarpazo.

360. EL TIEMPO, de Seta Blanca

Andrea, solo entendía a sus diez años que nadie la escuchaba, ni entendía. Su padre se separó de su madre y de ella, cuando no sabía caminar, nunca más lo vió. Su madre trabajaba todo el día y los fines de semana. Ella, por supuesto reivindicaba la situación, pero su madre, como siempre (a sus ojos) no tenía tiempo. Ese fue el verdadero motivo para que Carlotta, su madre, buscara el sitio más recóndito que podía, prefiriendo la soledad para pasar dos días con su pequeña. Siendo de Canarias y estando en el mes de marzo, buscó en la Península un lugar diferente, rodeada de un bosque lleno de abetos enormes, donde el camino serpenteante, terminaba en una casa de madera preciosa. Entremos le dije, mientras la cogía por la mano.
El frío, era tremendo, pero el calor humano, que necesitábamos las dos, lo difuminaba. Mi felicidad era la suya. Oíamos en la noche iluminada por una luz preciosa que nos regalaba la luna el silencio, algo que nos inquietó, al no estar acostumbradas. Pero la sonrisa de las dos, reflejaba la felicidad de estar juntas. Que importante era el tiempo incluso a los diez años.                  

359. SOLEDAD, de Ranita

Nada mas complicado que estar solo y no entender la soledad.
El vaivén de tus hojas verdes provocaba la caida de tus hijas secas. Y daba soledad.daba una lluvia de pesados olores a soledad.
El clamor de la tierra no te importo y dejaste que el suelo seco y crujiente sufriera.
Cuanto tiempo podre estar sin ti? Canto de pajaros resignados que me burlan y suenan en su monotona cantarola…al menos hoy . Solo por hoy me aburren y me entrego a la sorna y al desden.
La soledad es contagiosa e infecta mi mundo verde .quiero ser feliz pero no quiero perder esta maravillosa sensacion de austeridad social y emotiva…dejame sufrir con tus hojas que caen vencidas por el viento y en su suave cadencia me duermo sin pensar en ti.

358. FIESTA EN EL BOSQUE, de Montaraz

Don Sapo disfruta de la laguna, es el mayor de todos los habitantes que viven entre los verdes y frescos pastitos.
Sus amiguitos deciden  ofrecerle una fiesta sorpresa.
Calladitos corren, vuelen y agitan las alitas para organizar todo.
Sobre una piedra  arman el escenario, las arañas muy ocupadas tejen el telón de fondo.
El coro de ranitas pasan el día, ensayando distintas canciones.
Las abejas brindaran a los invitados miel aromada con flores.
Las mariposas, vuelan entre los invitados, con graciosas piruetas.
Laboriosas hormigas limpian el predio
Las peleadoras avispas no están invitadas; celosas espían acompañadas por las desconfiadas lagartijas
Los escarabajos cascarudos afinan los bombos.
Pero… falta el músico principal!  Bim-Bim, el grillito que toca el violín.
 Llega desesperado, cansado de recorrer y mirar bajo todas las piedras donde se protege de la luz y el calor.
¡No se acuerda donde dejó el violín cuando fue a dormir la siesta!
Las luciérnagas listas para iluminar la fiesta, ofrecen su valiosa ayuda, todos colaboran y  lo encuentran ¡debajo de la piedra azul!
Don Sapo sale feliz de la laguna  y agradece -CROAC- QUE LINDA FIESTA!  
Al anochecer, ordenan los pastitos y felices  van a descansar.

357. LA LUZ MALA, de Montaraz

Contaba mi abuelo que a finales del siglo diecinueve, sus padres llegaron desde un lejano país, se establecieron  en la margen Argentina del río Uruguay.

Soledad, bosques impenetrables y animales salvajes
La vida era dura, había que desmontar para poder sembrar, el único pueblito estaba allende el bosque,  para cruzarlo se contaba con una pequeña huella que llamaban “picada”.
El único medio de transporte era un pesado carro y dos bueyes.
Eran tierras vírgenes y escasamente pobladas, los nativos que aseguraban que en el monte había luces malas.(Hoy se atribuyen a gases fósiles).
El padre enfermó con altas fiebres, la madre con valentía ató las bestias al carro y junto a sus hijos emprendió el cruce del oscuro y tenebroso bosque camino del pueblo, centelleaban en la oscuridad los ojos de pumas y zorros.
A poco de andar una brillante luz brincaba delante de los bueyes señalando el camino, así hasta divisar el pueblo.
Pasó una semana y curado el padre debían regresar, ahora el camino era a la inversa y volvió la luz a acompañarlos hasta  el patio de su casa.
La gente era supersticiosa y temía, ellos nunca se atrevieron a contar ese extraño hecho.

356. EL BOSQUE DE LOS SUEÑOS, de Halcón 2

Empiezo a descender la montaña,
la emoción me embarga,
sentimientos cruzados,
mezcla de olores, de colores y de sonidos,
las aves se comunican entre ellas,
dándome la bienvenida.
El mundo se para, todo el tiempo es mío.
Enfoco la vista al fondo, ya me queda poco, ahí está, regalando vida a todo lo que toca.
Parece brille más que nunca,
acaricia cada piedra que se cruza en su camino,
cincelándolas con el paso del tiempo.
En los claros el agua parece un cristal,
que me hace señales,
en las sombras algún rayo de sol se cuela entre las ramas de los árboles,
son linternas descubriendo los mil y un colores del bosque.
Me desprendo de todo,
el crujir de las hojas bajo los pies enmudece
al meterme en el agua,
está fría, muy fría, buena señal.
La luz que ilumina el maravilloso entorno
empieza a tintarse oscura,
remolón decido regresar,
desde la cima miro hacia abajo de nuevo,
pasa por mi mente la secuencia de imágenes
que horas antes he disfrutado,
me las guardo para mi,
me sale una sonrisa
agradecido por el regalo,
me despido… prometiéndome volver.

355. INMERSO, por Matojo

Penetro en el bosque, camino en la espesura,  arriba el cielo despejado, el astro  ardiente recostado hacia el poniente, a cuestas mi mochila y una cantimplora ya casi vacía colgada de mi cinturón.

El mar, el ajetreo atroz de las ciudades, el oleaje del mar sobre las costas pobladas de seres solitarios tostándose al sol, manifestantes indignados tirados en las calles urbanas y las fuerzas del orden cercándolos, el tráfico anónimo incesante,  delincuentes al acecho en las salideras bancarias, las calles de la prostitución y la droga, las caras sonrientes de políticos en plena crisis, desocupados vagando por las calles sin presente ni futuro, sueños de primer mundo hechos trizas, oportunistas politólogos diseñando mentiras, restos humanos acusando desde sus tumbas, gritos de potencias imperiales en tierras lejanas, vidas jóvenes para la guerra, la represión y la violencia a la orden del día…
Todo queda detrás: raras formas de gentes y de vidas, de cosas huecas, sin sentido; la familia, los amigos, el amor… ¿dónde están? ¿dónde?…
Por fin el sol se evade tras una línea utópica de horizonte, una brisa fresca me invade,
y prosigo mi camino, con renovadas ansias de encontrar mi destino, inmerso en el bosque.

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