Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

QUIJOTERÍAS

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en QUIJOTERÍAS

Bienvenid@s a ENTC 2025 Comenzamos nuestro 15º AÑO de concurso. Este año hemos dejado que sean nuestros participantes los que nos ofrezcan los temas inspiradores, y el tercero serán QUIJOTERÍAS Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
15 DE MAYO

Relatos

499. UN NUEVO HOGAR, de Espíritu de Lobo Blanco

Un lobo blanco y solitario caminaba por el bosque, cansado vagaba sin rumbo. Su hogar había sido talado por humanos, con su manada huyo para encontrar un nuevo bosque. Pero la suerte no estuvo de su lado, cruzaron pantanos, pero muchos no tuvieron la fuerza. Después llegaron a una planicie, pero el único alimento venia del ganado, los humanos cazaron a más de la mitad. Pero nada fue tan despiadado como el desierto, prácticamente sin alimento se fue tragando uno a uno al resto de su manada.
Perseverante él se reusó a caer y por fin encontró un bosque lleno de vida. Lo único que deseaba era tener a sus compañeros ahí. Después de mucho caminar encontró un pequeño lago con un árbol en el centro se agacho para tomar agua, pero se desplomo antes de probar una gota.
La vida se le escapaba y la tristeza lo inundaba, tanto esfuerzo únicamente para morir solo. Pero el espíritu del bosque conmovido le dijo unas últimas palabras, “Tu esfuerzo no ha sido en vano, ya que no has llegado solo, has traído los espíritus de tu manda y podrás correr con ellos por este bosque hasta el final de los tiempos”.

498. UNA JAULA PERFECTA, de Espíritu de Lobo Blanco

En un bosque tan viejo como el tiempo vivían muchos animales, aves, lobos, conejos e incluso vivía una zorra muy aventurera. Un día decidió salir del bosque, así que se dirigió a la orilla llena de curiosidad por el mundo exterior que nunca había visto.
Verán este no era solo un antiguo bosque, era un bosque mágico, el cual cuidaban los espíritus de los árboles. Con sus grandes raíces impedían el paso. Al llegar a la gran pared de raíces la zorra comenzó a buscar su camino, pero antes de entrar en tal laberinto los árboles le preguntaron:
-¿Adonde planeas ir? Debemos advertirte que el mundo de allá es cruel y si sales de aquí ya no podrás regresar – Advirtieron los árboles
-No me importa, necesito saber que hay más allá- Dijo la aventurera zorra.
-Esa curiosidad será tu perdición- Dijeron
Con esas palabras las raíces se hicieron a un lado y la zorra salió disparada. De pronto vio grandes praderas, sin pensarlo corrió pero no dio más de tres pasos cuando un disparo la atravesó.
-Te lo advertimos- Dijeron los árboles.
Con su último aliento la zorra les contesto- Valió la pena, muero pero muero en libertad.

497. LA HUIDA, de El Hongo

Sabía que tú me estarías esperando afuera, así que, en cuanto me dejaron solo, me encaramé hasta la ventana, rompí el cristal con la mano —apenas sangré, creo que el mismo miedo retuvo la sangre en el interior de mi cuerpo— y salí al exterior. Atravesé el jardín y me interné en los árboles. Tú estabas allí en alguna parte, pero no podía gritar tu nombre por miedo a que nos descubrieran.

Avancé en círculos susurrando tu nombre, silbando nuestra señal. Pasaron varios minutos y no te encontré. Lo admito, pensé lo peor, maldije tu nombre entre dientes.
De pronto sonó una sirena. Habían dado la alarma. Me habías fallado.
Corrí hasta desplomarme. Pero no avancé mucho. No lo suficiente. No tardarían en alcanzarme. Ahora sí que no tendrían piedad. Y todo era por tu culpa. Escuché unos pasos a mi espalda. Traté de levantarme, pero estaba exhausto —llevaba mucha hambre a cuestas, muchos golpes—. Cerré los ojos. Deseé tan solo que me mataran allí mismo.
Fue entonces cuando escuché tu voz. «Vamos», dijiste. Me tomaste de la mano y sin pronunciar una palabra más fuimos a escondernos en lo más profundo del bosque.

496. DIARIO DE HORTENSIA, de Río Frío

Nadie decide quien crece en este frío bosque, en este río que por llevar, no lleva ya ni agua. Esos a los que llamamos humanos nos han dejado sin vergüenza, sin pétalos, sin pensamientos ni hojas, nos pisan como si fueran superiores, como si ellos pudieran vestir, además de botas gruesas, chulería y aplastarnos con ambas cosas. Nos adaptamos. Sigue siendo nuestro mundo, nuestro bosque. Seguimos teniendo flores que se creen bonitas y tienen más espinas que la rosa que pude oler un día. Si los humanos alguna vez han creído a su Dios, nosotros creemos en ese humano que nos acoja, nos sonría y se atreva a regalarnos cuatro miradas, cuatro palabras que nos hagan estar a su altura sin tener que regarnos. Esperaremos a nuestro amigo Dióxido, de apellido De Carbono, y nos quedaremos aferrados en nuestra tierra, deseando que pasen muchos más años, y muchos menos humanos. Recuerdo de mi infancia un pequeño encuentro con un mal juicio, con una ortiga juzgada por piratería y terrorismo, recuerdo un par de miradas, dos abejas taxistas transportando polen entre ese atasco de niebla, una frase, una realidad: “prefiero morir enraizada, que vivir trasplantada”.         

494. UNA PATOCHADA: EL PATO CUA CUA, de El Bosque Embrujado

Oyendo por allá y escuchando por aquí… me dijeron, que en el lago, vivía un pato llamado “Cuá-Cuá”…y, me llegué  hasta allí,  para conocerlo
            Chapoteaban en grupos patos de todas las especies: Blancos, Canelos, Colorados, de Cuello Verde, de Cola Larga, Arlequines…, Todos muy  charlatanes…  ¿pero cuál de ellos era el Pato Cuá-Cuá?.
            Cuando me acercaba a preguntarles , me decían: “Cuá-Cuá”…, todos  lo mismo… Sí, pero…
– ¿“Quien de vosotros, es Cuá-Cuá”? …
¡Me sentía ridículo…,  estaba “haciendo el pato”!…
Entre tantos patos, me aleje haciendo el “Patojo”, -ya andaba, meneando el cuerpo de un lado a otro como ellos-, pues no sé marcharme saltando desde el agua como algunos de ellos…, ni correr por encima de ella batiendo las alas que no tengo…, ni empezar a “volar a remo” como otros…
Y de repente, -con lo “patudo” y “patoso” que soy-, me tropecé con un pato solitario…, me volví a preguntarle por el Pato Cuá-Cuá…,  esté me miró, me miró… pero no me contestó…
Ahora pienso que lo mío es “patógeno”…, que sin querer “he pagado el pato”, que seguramente, el Pato Mudo era Cuá-Cuá…, o tal vez que todo esto, ha sido -por mi parte-, una “patochada”… 

493. PELIGRO DE EXTINCIÓN, El Bosque Embrujado

– Oyendo por allá y escuchando por aquí…, me dijeron que en el Congreso Animal de los Diputados, estaban  debatiendo el Estado de la Nación:

Gobierno y Oposición, -cosa rara-, estaban de acuerdo en su situación de  “Peligro de Extinción”…
El Presidente del Gobierno “Oso Pardo Pirenaico”,  con los 9 de su equipo y el apoyo de los 130 “Osos Pardos Cántabros”, planteaba las causas actuales: bruscos cambios del ecosistema, clima,  hábitat natural de las especies…
– “En nuestro País… más de la mitad de los mamíferos y peces continentales y, más de una cuarta parte de las aves, anfibios y reptiles… ¡estamos en “Peligro de Extinción”!… 
El portavoz de la oposición “Lince Ibérico”, en representación de los 220 de su partido y su coalición del grupo “Lobo Ibérico”, habló de la destrucción, fragmentación, degradación…, de la tala, deforestación, incendio de los árboles del bosque…,
Los grupos “Águila Ibérica Imperial”, el grupo mixto “Urogallos Pirenaicos y Cántabros” y “Quebrantahuesos”,  sobre la desertización…,   drenaje de zonas húmedas…, contaminación del agua…
 Terminó la replica el portavoz del grupo “Lagarto Gigante Canario”:    
– Hay un animal, -llamado “Racional”- que hoy también tendría que estar aquí con nosotros…. ¡También está en “Peligro de Extinción”!…                                  

492. LOS DOS JOROBADOS, de El Bosque Embrujado

– Oyendo por allá y escuchando por aquí…, me dijeron que en un bosque vivían “Dos Jorobados”.

Pero llego un día que, sorprendentemente, uno de ellos vio que al otro le había desaparecido su joroba…
– ¿Cómo te los has hecho?, -preguntó-.
Este le explico que había sido muy fácil: Que en una casa, al otro lado del bosque, vivían unas Brujas. Una noche se acercó, se quedó quieto junto a su puerta. Entonces escuchó como las Brujas cantaban:
– “Uno de Enero; dos de Febrero; tres de Marzo;  cuatro de Abril; cinco de Mayo; seis de Junio; siete de Julio”…
– ¡San Fermín! -se adelantó gritando el jorobado.  
            Oyéndolo, las Brujas saliendo de la casa…, le quitaron su joroba.
            El otro hombre, sorprendido y esperanzado, se dirigió la noche si-guiente, a la casa de las Brujas, con la seguridad que sería la última vez, que arrastraría su joroba…. No tardó mucho en oír su canto:
– “Uno de Enero; dos de Febrero; tres de Marzo;  cuatro de Abril; cinco de Mayo; seis de Junio; siete de Julio”…
– ¡Ocho de Agosto! -exclamó el segundo jorobado-.  
            Las Brujas al oírlo,  en vez de quitársela, le añadieron la del otro jorobado…
        

491. UN LUGAR PARA DESCUBRIR, de Légamo

Cuando vivía mi abuelo y yo tenía pocos años me contaba que muy cerca de su pueblo natal, en la comarca de Saja Nansa, existía un lugar secreto en el bosque. Me explicaba que desde una roca con forma de cacahuete se contempla un precioso valle vestido de amapolas silvestres, arropado por macizas laderas y decorado con cimas de nieve de forma quebradiza. Para llegar a este lugar, a pie de un río, se hallan un puñado árboles que según mi abuelo viven eternamente por contener veneno en sus hojas. A estos árboles se les denomina tejos, y al llegar al último tejo solitario, un camino te guía a una inmensa braña. Tras ella, te adentras en un espacio rodeado de acebos y robles para alcanzar la cima con su roca con forma de cacahuete.
Llevo años buscando ese lugar. El río, los tejos, la braña, la roca en forma de cacahuete… no lo he encontrado.
Hoy me dirijo a vosotros: lugareños, leñadores, lectores, viajeros… Si alguno de ustedes se tropieza con este lugar no se lo digáis a nadie, pues es un lugar secreto.

490. LAVANDA, de Roble

El viento soplaba un poco más fuerte de lo estrictamente necesario, haciendo que las hojas de los robles se movieran de una forma un tanto sospechosa. El camisón de Aurora se mecía al compás de las hierbas, un poco altas, que le rozaban las pantorrillas, la sensación era agradable. Las primeras gotas de lluvia aparecieron sin previo aviso pero provocaron un perfume sin igual, una mezcla de lavanda y tierra mojada, divino, con un poder evocador sin precedentes. Aurora se dio cuenta que estaba empapada, el camisón se le pegaba al cuerpo como una segunda piel…
Suena el despertador, el sol entra a raudales por la persiana entreabierta, la noche tormentosa ha dejado paso a un día espléndido. Aurora ha tenido un sueño muy agitado, pues se levanta empapada en sudor. A través del espejo se ve enredado en su pelo unas minúsculas flores de lavanda. Ella no las ve, pues está muy atareada intentando subir a la silla de ruedas para desplazarse al baño y tomar una ducha. Se siente bien, muy bien.

489. ESPERA EN EL BOSQUE, de Anaconda

En este anochecer frío y nublado, estoy esperando a la vera de este intrincado sendero ubicado en un tétrico rincón sombrío del bosque. La incipiente oscuridad parecen no cubrirme, pero si la paciencia. No hay nada que no ocurra si una anaconda asesina tiene la suficiente convicción de esperar. Esperar es la clave. Esperar hasta que la presa aparezca, hasta que la presa se acerque. Esperar…esperar…
Esta senda parece una garganta infinita en la oscuridad que no conduce hacia ningún lugar. Espero con el tesón de un verdugo y no muevo un solo músculo. Estoy inmóvil, imperceptiblemente inmóvil, tan inmóvil como una piedra, como si se hubiera detenido el propio tiempo.
 En este universo de quietud, mis pensamientos se encadenan y percibo este silencio profundo con una fúnebre convicción. ¿Es sólo por necesidad de alimentarme? Mi naturaleza es asesina y sólo yo comprendo que esta ansia de depredar es una necesidad que me carcome día y noche.
En esta tenue oscuridad, con este insaciable deseo de matar lo veo venir al viejo cazador caminando lentamente por el sendero y siento regocijo mientras me preparo. Por ahora esta espera ha terminado, pero otra nueva espera seguirá asechando conmigo en el bosque.

488. CONTUBERNIO (LA ÚLTIMA DECISIÓN), de Nueces

El sanedrín del bosque ha decidido que el oso tiene que abandonar estas tierras porque, desde que llegó, arrasa con cualquier cosecha que se encuentra en su camino: la de nueces, la de avellanas, la de miel y también la de frambuesas y arándanos. Los lobos, desde que él llegara, ya no molestan a las crías del resto de los habitantes del bosque y todos pueden campar ahora a sus anchas, sin miedo… aunque con hambre.
El más sabio de todos, el búho, asegura que el hombre es el único ser al que el oso teme. Se decide así, por unanimidad, que se llamará al hombre para que expulse al oso, pero nadie ha olvidado todavía que también fue idea del búho llamar al oso para expulsar a los lobos.

487. EL AVIÓN, de Olmo

El avión aterrizó puntual. Allí estaba Beto -sonrisa acogedora- a pie de escalerilla. Metro 80, pelo corto azabache, ojos claros en un cuerpo fibrado de piel canela. Trabajador del aeropuerto se permitía esta cortesía con sus amigos, y yo, amigo de un amigo, merecí su atención.
Ya en nuestras conferencias, yo en Madrid y él desde Buenos Aires, aprecié su actitud sin prejuicios, pero admito que aquel primer contacto/abrazo estuvo más allá de lo imaginable.
El estudio de la perdida de los bosques nativos argentinos, el palo rosado en el norte y el alerce y algunas araucarias y cipreses en el sur, motivó mi viaje.
Recogiendo el equipaje intercambiamos furtivas miradas, preguntas y comentarios sobre Chema. Caminamos despreocupados hasta el parking apreciando la proximidad de nuestros cuerpos, encajamos los bultos en el coche entre roces y sonrisas y nos acoplamos dentro.
-¿Qué querés que hagamos?- preguntó Beto.
-Y vos ¿qué? – añadí, mientras calladamente mi corazón infartado fantaseaba: …transitar tu orografía… mirarme en tus ojos… abrazar tu tronco… anidar en tus labios… enredarme en tus brazos… anegar tu  pecho… fluir en tu vientre… descubrir tu sexo…–.
-Beto ¿querés venir al bosque conmigo?…- aventuré a insinuarme.

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