Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

BLANCO Y NEGRO

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en BLANCO Y NEGRO

ENoTiCias

Bienvenid@s a ENTC 2025 ya estamos en nuestro 15º AÑO de concurso, y hemos dejado que sean nuestros participantes los que nos ofrezcan los temas inspiradores. En esta ocasión serán relatos que desarrollen el concepto BLANCO Y NEGRO. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
30 DE DICIEMBRE

Relatos

25. Reinventarse o morir

El hombre lobo de acento gallego, harto de pasear su tristeza por bosques de abedules, imploraba una oportunidad ante la indiferencia del resto de huéspedes. Tan solo la mujer pantera, toda elegancia y discreción, asentía con disimulo desde una butaca forrada de piel de vaca auténtica. Spiderman, enredado en producciones de Hollywood, aún soñaba, mientras saltaba de lámpara en lámpara, con una llamada de Almodóvar para su siguiente proyecto. Lady Halcón, por su parte, estaba fuera de sí tras ser rechazada a última hora, por ajustes presupuestarios, como coprotagonista en una comedia de enredo.

El anfitrión calibró la personalidad de sus invitados. Quizá no dieran el perfil, pero el conde no se arredró. Desplegaría las alas de su afilado arte de seducción para incorporarlos al reparto de la nueva versión de El baile de los vampiros.

24. POR QUÉ NO VER LOS CLÁSICOS

Desde que vio aquella película de Hitchcock en un cine de verano, Leonardo no volvió a ser el mismo. Aficionado como era a la canaricultura, liberó a todas sus criaturas nada más llegar a casa, no fuera a ser que sirvieran de reclamo. A la mañana siguiente, volvió del paseo horrorizado en cuanto vio varios gorriones conjurándose contra él mientras simulaban inocencia, formando fila en un cable de la luz. Paloma, su mujer, le animó a pasar unos días en la playa. Craso error, no era consciente del aspecto amenazador de las gaviotas, que le sumió en un estado de agitación superlativo.  Volvió y se refugió en un cuarto sin ventanas. Allí sigue, con las paredes acolchadas, pues se da contra ellas, preso del pánico, cuando en sueños un guacamayo le amenaza con azuzar contra él a los miles de pájaros que revolotean dentro de su cabeza.

23. CARNES

Mi hija nos ha dejado a todos sin palabras cuando toda la familia íbamos a comenzar a disfrutar de la comida. Hoy tocaba de nuevo rejuntada con todos los tíos y tías aportando cada uno un plato para compartir. El tito Andrés una deliciosa liebre, que había cazado con sus amigos, cocinada al horno con patatas. Tita Lourdes un enorme pato de su granja a la naranja. El solterón del tío Antonio un rabo de toro comprado en el mejor restaurante de la ciudad. La abuela Pepa no faltaba con su plato preferido cocinado con esmero: bacalao en salsa de guisantes. Finalmente, mi esposo se esmeraba como siempre en el jardín con la parrilla asando las salchichas de cerdo de su carnicería de toda la vida.
Yo no me había dado cuenta del significado y alcance de sus palabras, que con sus seis añitos nos decía con lágrimas en los ojos:
– ¿No vais a cocinar a Pelu? ¿Verdad?
La perrita no paraba de ladrar.

22. ¿A qué huele un inocente?

Leo se pasaba horas en la cuneta cronometrando lo que tardaba cada ser en atravesar la carretera que dividía el pueblo. A distancia, si alguno no conseguía cruzar, debía percibir su olor o su alma abandonando el mundo, porque abría los ollares  y me susurraba que habían atropellado a un erizo, a una culebra o a un escarabajo pelotero. Sospecho que disfrutaba, incluso lo propiciaba: cuando despanzurraron  al perro que me había mordido, me lo contó orgulloso. Era su única amiga, a su modo, me quería.

La  tarde que, tras abandonar arrebolados y felices  el granero, Santi me despidió con un beso apasionado, un camión salido de la nada le arrolló. Mis gritos de horror se congelaron cuando vi a Leo en el arcén,  pálido, silencioso, ignorando el cuerpo desmadejado, absorto en los restos espachurrados de una bonita lagartija verde.  Me miró con repugnancia y no volvió a hablarme.

Desde entonces, tuve que aprender a volar como los pájaros sobre la despiadada trampa de asfalto viscoso para protegerte, conteniendo  apenas las náuseas, sintiendo tu latido dentro, imaginándole olisquear satisfecho nuestros cadáveres aplastados entre las ruedas de una furgoneta y escrutar mis vísceras, obsesionado por aniquilar cualquier rastro de ADN rival.

21. DIÓGENES (Edita)

Aunque Dña. Carmen siempre se negaba a abrir la puerta a nadie, esa vez era evidente que urgía prestarle ayuda. Últimamente no salía de casa ni para visitar los contenedores. Además del jaleo de perros y gatos, cada vez más estridente, el hedor en la escalera ya resultaba insoportable. La preocupación lógica de los vecinos se convirtió en desesperación. Hacía tiempo que habían agotado la paciencia y todas las vías a su alcance para solicitar la intervención de los servicios sociales y otros organismos presuntamente competentes. Siempre la misma respuesta: sin consentimiento de la afectada o autorización judicial, imposible invadir el ámbito privado. Pero llegó la nueva Ley de Bienestar Animal y vieron en la norma una posible salida. Denunciaron con premura las condiciones indignas en las que se hallaban las mascotas del 3º B. Pocos días después, acudían al edificio las autoridades de orden público. Como no hubo respuesta desde el interior, accedieron a la vivienda por medios propios y, veloces, trasladaron a una protectora algunos animales todavía vivos. Ella tuvo menos suerte: lo que se pudo recuperar de la anciana fue al depósito de cadáveres.

 

20. A grandes males… (Juan Manuel Pérez Torres)

Tantas parejitas en época de celo podían liarla parda, aunque Noé lo tenía todo previsto: se montó un almacén donde guardaba los penes de todos los machos y a cada uno le dio una tarjeta resguardo. Como calculaba un diluvio de cuarenta días, autorizaría un vis a vis, cada cuatro días, a cada pareja. Así, todos contentos y todo controlado.
Pero comenzó a llover y, allí encerrados, sin poder salir al campo, ni subirse a los árboles, ni nada, en fin, que durante las primeras dos semanas ya se notaba cierto nerviosismo, especialmente, entre los mamíferos. Y se lio, se lio.
Luego se supo que fueron las hembras las que convencieron a sus parejas para que empezaran a intercambiarse sus tarjetas.

19. Pájaros en el fango

El rosal acoge a los pajaritos, a los que gusta irse por las ramas.
Los inquietos reyezuelos pasan el día dando saltitos entre los tallos finos atacando al pulgón, los zorzales hacen lo mismo en las ramas más gruesas. Los petirrojos, por rango que da el color, capitanean las cuadrillas de unos y otros.

Los verderones, propensos al escaqueo, no pierden oportunidad para ir de flor en flor detrás de cualquier pajarita que se les pone a vuelo. Así, entre cabriolas y aleteos, las introducen de soslayo entre los camaradas.
Todo funciona en perfecto orden, bajo la atenta mirada del gran águila de cola roja y su íntimo, un halcón metálico por el que claman al cielo albatros y gaviotas.

Un pequeño pinzón rojo, -no se sabe si por ira o por ideología-, ha caído del nido que le acoge, empujado por las garras de sus fechorías. Tras tornar en urraca, cegado por el dorado de la opulencia, ahora es un cuervo capaz de sacar los ojos a quien ose acusarle.
¡Qué suerte ha tenido el pajarito! Que a la sombra de las rejas de una jaula, se ha convertido en jilguero y afinando su siringe promete entonar «La Traviata».

18. Ventajas del uranio enriquecido

«Eres único y especial, puedes hacerlo. ¡Vuela!». Pero aquí sigue el animal, sin lanzarse a saltar del barranco, a pesar de las tiernas palabras que le susurro a sus grandes orejas. De poco han servido los kilos del mejor maní o los cientos de veces que juntos hemos visto Dumbo. El muy terco se niega, y cada día que pasa es una oportunidad perdida para lograr mi propósito: tirarme a las más guapa de la oficina. Una noche de copas me soltó entre risas que ella se iría a la cama con un tipo como yo cuando los elefantes volasen. Podría haber dicho cuando las ranas criasen pelo. Me habría bastado con un billete a Fukushima.

17 EL SEXTO MANDAMIENTO

Mi borrica Petra lee perfectamente. Tardé en saber dónde aprendió. Un día me dijo: Federico, tienes que aprender a leer y así estudiarás leyes y tendrás un futuro mejor.

 

¿Cómo sabes eso Petra? Te explicaré; tu padre me compró a un arriero de Salamanca con el que conviví varios años. Por la noche me escapaba a estudiar a la Universidad, y durante un tiempo posterior ejercí la docencia en la Facultad de Derecho.

 

Tu padre, observó que cada día tardaba más en leer el periódico. Petra ¿Qué te pasa?-que empiezo a tener presbicia. Y tu padre, consciente del valor de la cultura, me compró unas gafas que hoy luzco con placer.

 

Tiempo después, limpiando la enramada, tu padre encontró una fotografía de otra borrica joven que, curiosamente también tenía gafas y me preguntó ¿Quién es esta borrica tan guapa que aparece en esa fotografía que tenías en la enramada?… por un momento se creó un silencio de tensión… y Petra, con añoranza, reconoció que había sido novia suya en la Facultad de Derecho. Era muy coqueta. Se llamaba Emeteria y con ella, le confesó, que juntas descubrieron el sexto mandamiento.

Fue maravilloso.

Todavía nos escribimos de vez en cuando.

16 Renglones torcidos

Naamá estaba preocupada por su esposo. En su segunda noche en el arca, no podían conciliar el sueño.

-Procura dormir un poco Noé, ¿en qué piensas?, ¿aparecieron?

A Noé no le cuadraban las cuentas. No había encontrado ningún lagarto gigante, de esos cuyos huesos petrificados había desenterrado alguna vez. Le inquietaban también los paquidermos, cuya envergadura era ahora mucho menor y además habían perdido el denso pelaje que los cubría. Por si fuera poco, los pinzones se habían multiplicado, con una variedad infinita de picos de todas las formas imaginables.

El descubrimiento más inquietante había llegado esa misma mañana. Ni Set, ni Cam, ni Jafet tenían muelas del juicio. Estaba seguro que sus hijos siempre tuvieron la dentadura como él.

La mujer lo miró con ternura.

-Deberías ocuparte de cumplir tu misión y cuidar bien lo que nos han encomendado. Vamos, suelta las amarras y cierra bien las puertas que se aproxima la tormenta.

15 EXTINCIÓN (Ángel Saiz Mora)

Aquel lugar estaba saturado de seres vivos, pero reinaba el silencio. La suma de tantas respiraciones distintas apenas era perceptible.

Todos ahorraban energías hasta que llegase el momento. Los nerviosos mosquitos, o las inquietas ardillas, parecían tan pacientes como las tortugas. Era notorio el esfuerzo del pájaro carpintero para no picotear la madera que lo rodeaba. Los impulsos reprimidos de los cazadores, junto a la apagada intención de huir de sus potenciales presas, contribuían a esa inaudita convivencia más allá del instinto. Las arañas, con demasiada seda acumulada dentro de los abdómenes, evitaban mirar con sus ocho ojos a las moscas. Una tregua temporal los unía.

Antes de volver a la normalidad, el Creador de esa fauna de equilibrios casi perfectos había dispuesto un plan para enmendar su único error. Emitió un susurro en forma de orden para la mayoría de las criaturas, cuya quietud general mutó en acciones repentinas y coordinadas, dirigidas de manera precisa contra una especie muy dañina: desde los abrazos inmovilizantes de los osos, al veneno de las serpientes, para rematar con los colmillos de los depredadores.

La caza mayor de tan peligrosos mamíferos duró poco. Noé y los suyos habían caído en la trampa.

14 Eficacia y transparencia

La medusa fue elegida líder del arrecife por inspirar respeto simplemente con su presencia.

Alegó otros méritos, como su ausencia de corazón y de cerebro, pero a esto ya estaban acostumbrados los electores.

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