Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

FOBIAS

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en FOBIAS

Bienvenid@s a ENTC 2025 ya estamos en nuestro 15º AÑO de concurso, y hemos dejado que sean nuestros participantes los que nos ofrezcan los temas inspiradores. En esta ocasión serán LAS FOBIAS. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
30 DE SEPTIEMBRE

Relatos

109. La puerta

Ha pedido al camionero que hace unas horas lo ha recogido a la salida de esa otra ciudad que lo deje a las afueras de ésta, se ha despedido de él y ya se dirige hacia el descampado que ha divisado, entre la gasolinera y los pabellones abandonados. Camina en línea recta, con huesuda determinación, seguido por el carrito que descapota cual prestidigitador cuando llega donde quería llegar. Entonces despliega sobre el terreno los dos largueros articulados y los une al travesaño superior a punta y martillo, eleva y asienta el cerco completo con cuatro escuadras para después rematar el umbral con el felpudo; por último, saca el portafolio de un lateral, equilibra su vieja pajarita y espera a que sus clientes de nariz arrebolada se vayan acercando a él, intrigados. Es un vendedor experimentado, paciente, y se asegura de que estén todos allí antes de llamar al timbre. Sabe que hace mucho que no escuchan uno. También entiende que, a veces, el primer valiente se demore un poco más de lo habitual en decidirse a abrir la puerta, en preguntarle qué se tercia, buen hombre. El tiempo justo en acostumbrarse a estar, de nuevo, a ese otro lado.

108. VACACIONES AL INFINITO (Nani Canovaca)

Le ha costado, pero al fin lo ha conseguido. Ha pasado tiempo hasta ahorrar lo suficiente. Su ilusión es salir de Madrid, hacer escala en París, seguir hacia Düsseldorf donde nació, continuar a Bremen y allí visitar a los que fueron sus padrinos y que apenas recuerda físicamente pero sí, por las descripciones de su progenitor; llegar hasta Hamburgo para dejar un ramo de flores en el lugar donde enterraron a su gemela Berta, reunirse con Fran su primo y juntos pasar a Polonia con el objetivo de conocer el campo de concentración de Auschwitz. Es la ilusión que los dos parientes han ido fomentando en las distintas vacaciones pasadas en el pequeño pueblo donde viven los abuelos; saben que en dicho lugar reconstruirán la historia del bisabuelo Antonio y le darán sentido a las lágrimas que siempre escondía de las miradas infantiles, pero que siempre empaparon aquellos dos diminutos corazones.
Hoy, con la calina agosteña almeriense se coloca la mochila, se ajusta la gorra y sube a su amada bicicleta para empaparse de paisajes, emprender las vacaciones más deseadas de toda su existencia y cerrar un ciclo.

107. EL VIAJE PLANEADO (M.Carme Marí)

Acostumbrada desde hace años a la compañía de la soledad, Pilar habla sola a menudo.

-Tendré que ir pensando qué ropa llevarme. Estaré allí una semana.

Pasa la mano por las prendas del armario, sopesa opciones. Lo decidirá más tarde, ahora será mejor descansar un rato. Sale del edificio y se sienta en un banco al sol, junto a otra anciana. Le comenta a Adela, mientras se recoloca el pañuelo en el cuello, sobre la visita a su hijo que está en Suiza, irá en breve, en cuanto llegue el verano. Pero Teresa, que no Adela, piensa que antes llegará Navidad.

Interrumpe la conversación una joven con uniforme que le acerca el teléfono, tiene una llamada.

-…Irene, ¿vendrás un día de estos, hija? Así me ayudas a encontrar la maleta, que me hará falta para ir a Suiza a ver a Jaime.

-La maleta se quedó en la casa del pueblo, mamá, pues en la residencia no la necesitas. Y Jaime estaba en Suecia pero volvió a Madrid hace unas semanas. Este mes buscará un hueco para venir a verte.

Irene contesta con calma, como los días anteriores, aunque sabe que mañana mantendrá exactamente la misma conversación con su madre.

106. LIBRE DE EQUIPAJE

Me enamoré de él el día que llegó vendiendo enciclopedias de viajes. Le abrí la puerta: “estos bombones para la chica más bonita de este barrio”. Ni siquiera caí en que se los llevó de vuelta y seguramente ofrecería la misma caja a cualquier otra vecina….. Yo era así de inocente. Me contó que había viajado por todo el mundo y yo me lo creí, me hubiera creído cualquier cosa que me dijeran aquellos ojos tan azules como el océano que aquel caradura había dicho cruzar tantas veces.
Al final, además de comprarle un par de enciclopedias me casé con él emprendiendo así el peor de los viajes: el de un matrimonio infeliz. Apenas estaba en casa y cuando lo estaba no miraba para mí, a no ser para protestar por las comidas.. Un buen día -bueno en el sentido en que pasó algo que me hizo reaccionar- me amenazó con la mano en alto mientras aquellos ojos azul cielo se convertían en tormenta.
A los pocos días le dejé una nota: “El mundo es muy grande y la chica más bonita de este barrio, por fin, va a conocerlo. En la nevera tienes una sopa de 5 letras: ADIÓS”.

105. ELLA VIAJA SOLA

 

Estoy agotada. Esto de despertar cada día en un lugar diferente me deja el cuerpo fatal. Pero el mundo es tan ancho y redondito que dan ganas de comérselo como una bola de chicle, saborearlo y masticar su jugo. Ningún lugar, por remoto que sea, tiene secretos para mí. Conozco sus recovecos, nado como pez en el agua y a vista de pájaro es cuando ya nada se me escapa. Aunque a veces he de reconocer que parezco más una piraña en el desierto o un camello en Alaska. Sin duda, lo que más me gusta es pasear, deambular sin sentido de un sitio a otro, conocer gente interesante y vivir experiencias tan increíbles que ni yo misma las creo. En ocasiones surgen contratiempos; como una tormenta o un fallo en los motores del avión. Solo entonces tiemblo y me revuelvo como una lagartija. Pero ahí está mi marido, roncando a mi lado, para despertarme y reprocharme los movimientos bruscos y los monólogos. Dice que así no hay quien descanse para ir a trabajar. Yo entonces me doy la vuelta, cierro los ojos y agradezco que él no me acompañe en los viajes.

104. COSECHA

Llevaba viajando por medio mundo muchos años, vivido en varios países y en todos ellos encontrado la horma de su zapato. De todos ellos llevaba recuerdos en su mente y en su cuerpo; momentos inolvidables, andanzas recorridas con pasión y sosiego, heridas de guerra en su piel en forma de arrugas porque al final los años no pasan tampoco en balde. Su andadura parecía no tener fin, hasta que un día volvió a sus raíces, ya muy secas, y ahí se encontró con la realidad: había nacido un día para sembrar en el mundo semillas, pero había olvidado regar lo suficiente la primera, sembrada aquel mismo día.

103. A la deriva (Marta Trutxuelo)

El día va levando anclas y la oscuridad comienza a desplegar sus velas en mi gabinete. Mi cuerpo reposa en el diván que escuchó tus lamentos, pero mi mente surca el océano de mis cavilaciones. Enciendo un cigarro y tomo una fotografía de la mesilla. Tu imagen se pierde entre las olas que forma el humo. El juicio ha sido digno reflejo del mejor teatro de variedades. ¡Menuda feria! Guardé con celo el secreto profesional, tanto que mi testimonio como experto en psiquiatría resultó ser la mayor mentira de mi carrera. Pero gracias a él, el acusado ha sido absuelto y tú has recuperado la sonrisa. Tu rostro, observándome desde la fotografía, me recuerda que seréis tú y él quienes zarparéis a la conquista de una nueva vida, y yo tendré la compañía del grueso sobre que me entregaste antes de despedirnos, que me avisa que mi barco, aún a riesgo de naufragar, ha iniciado una peligrosa travesía y seguirá navegando inexorablemente por las turbulentas aguas de la corrupción.

102. VACACIONES EN LA COSTA (Margarita del Brezo)

Querido padre:

Por fin estamos en la costa. El viaje fue más complicado de lo previsto. Belinda sufrió una indigestión, ya sabe cuánto le gusta el pescado, y Rosaura se lastimó el hombro arrastrando su pesada maleta, como es tan presumida…

El hotel es precioso, del color de las gaviotas, y con unas puertas que se abren solas al acercarte. La calle está plagada de bares, ¡y todos llenos, no vea qué ambiente! Desde luego hambre no vamos a pasar. También hay infinidad de tiendas con sombreros y cremas para protegerse del sol, libros blandos y alargados con muchas fotos y flotadores enormes que, por lo visto, son la última moda. Belinda ha comprado uno con forma de delfín y ya son inseparables. Rosaura no ha podido resistirse a una pamela de flores. Y yo le llevo unas postales del pueblo. Le van a encantar.

Por la tarde estuvimos en la playa. La gente se quedó petrificada cuando nos quitamos la ropa. ¡Cualquiera diría que no han visto nunca una sirena! Después de nadar un par de largos, nos fuimos a pisar asfalto, ¡es divertidísimo!

Le seguiremos contando.

Ah, no olvide tomar sus pastillas.

Su hija que le quiere

Norberta

101. PARA REFLEXIONAR

La animosidad que sintió de manera súbita hacia la persona que más amaba surgió al descubrir, viajando por el universo de internet, lo irreflexivo que había sido al publicar en las redes sociales fotografías de ella a modo de fotonovela a todo color sin su consentimiento.

El dolor y el daño moral que le había causado su amor era difícil de anestesiar porque había violado reiteradamente su derecho al honor, a la intimidad y a la propia imagen, desde la primera fotografía con la que la presentó en la sociedad ciberespacial. Al desnudo,junto a  un cambiador, un neceser y una toalla de baño mostró orgulloso su mayor amor al mundo entero.  Y  como tantos «Me gusta» tuvo aquello, continuó publicando más y más fotografías del crecimiento de su hija, diluyéndose de esta manera en el universo de internet la diligencia de un buen padre de familia.

 

 

100. Destinos.

Después de trescientos kilómetros recorridos apenas hablando del tiempo y del tráfico nos dimos cuenta de que nos habíamos olvidado la conversación. Ya era tarde para dar la vuelta, así que decidimos continuar confiando en que aparecería.

Al llegar al hotel rebuscamos en las maletas pero nada, allí no estaba. No apareció, como tampoco aparecieron las bromas, ni las risas,  ni las miradas cómplices. Faltaba también la libido, ni rastro,  aún contando con total intimidad, silencio y jacuzzi en la exclusiva suite.

Salimos a cenar y por momentos parecimos haber recuperado el diálogo. Un espejismo: entre familia, trabajo y dudas las frases se fueron acortando hasta convertirse en monosílabos. Acabamos nuestros platos fijándonos envidiosos en otras parejas que sí disfrutaban. ¿De qué hablarán? ¿De qué se reirán? ¿De nosotros, tal vez?

Convencidos de la complicidad del alcohol pedimos unas copas. La música atronaba en aquel local latino, y tras varios mojitos  bailamos, reímos y creímos volver a ser aquellos veinteañeros que bailaban y bebían durante horas sin dejar de hablar, de besarse, de acariciarse, de contarse cosas, de vivir…

Durante el desayuno hablamos de futuro y de nuevos destinos: a partir de mañana cada uno buscará el suyo.

99. ANATOMÍA: VUELOS CANCELADOS (Inés Z*)

Viajé con seguridad por unos pies pequeños con cegadoras uñas rojas.

Me desplacé soberbio, mojé sus tobillos con mi lengua y besé sus rodillas.

Nunca entenderé mi temblor en la avenida de sus muslos, rodando enajenado a un pubis malicioso, embriagador.

Sus manos en mi cabeza resultaron ligeras en mi corazón, pero pesadas en mi voluntad de conquista sin escrúpulos.

¿Qué puso en la copa de su ombligo?

¿Qué contenía la gota de sudor que resbaló entre sus pechos?

La voz de esa mujer era tan fina como su piel.

¡Mierda!

No quería que sus susurros abrazaran mis oídos. No podía seguir explorando ese cuerpo. Mi escudo se perdió entre su pelo.

Yo.

Un hombre frío, estaba ahora sin defensas.

No pude evitar pronunciar su nombre sobre sus labios rosas. Perdí la noción del tiempo…

Esta vez, al despertar, era yo el abandonado. Mi lugar de peregrinaje se había esfumado.

Sentí lo que sintieron mil mujeres viajadas por mis manos.

Estaba encabronado y confundido.

Enamorado.

Y vomité todo el recuerdo de mil pares de ojos mojados.

Y la llamé.

Cerraría las maletas. No viajaría más.

Ella manifestó indiferencia, quitándome la venda de la ignorancia: hay invasoras imperceptibles hasta el final.

98. ALEVOSÍA. LOS VIAJES DE LA IGNOMINIA (Jesús Alfonso Redondo Lavín)

Los victimarios esperaban al borde las simas. Esas simas de la sierra de Urbasa, no muy profundas, en forma de redoma que el tiempo y el agua tejieron en la piedra caliza. Aquellas camionetas subían, en las noches del verano de 1936, el meandro de asfalto que une los valles de Burunda y Amescuas. Ojos vendados, manos atadas a la espalda, resignados a sus destinos eran empujados con brutalidad alevosa a la boca de las simas. No se fusilaba, en Navarra no hubo guerra. Un disparo en la frente, un empujón y el eco sordo del golpe de un cuerpo blando sobre el derrubio. Después, en aquel agujero sin salida posible, echaban perros.
Pero para aquella maestra, María Camino, y para dos guardias civiles que renunciaron a la rebelión, no hubo simas. Los “desbargaron” desde el balcón de Ubaba. El cuerpo de ella, liviano, aquella noche de Perseidas, quedó desvencijado entre las ramas de un avellano y los de ellos se destrozaron en el tremedal. Alguien recibió la orden de enterrarlos en el sitio. Por eso hoy, que paseo bajo ese balcón desde el que se despeña pacíficamente la primera fuente del Urederra, tengo la sensación de pisar suelo sagrado.

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