Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

ANIMALES

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en ANIMALES

Bienvenid@s a ENTC 2025 Comenzamos nuestro 15º AÑO de concurso. Este año hemos dejado que sean nuestros participantes los que nos ofrezcan los temas inspiradores, y el 5º de este año serán LOS ANIMALES. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
15 de AGOSTO

Relatos

NOV104. LAS GUNFIAS DE FEMÉRINA, de Laura Garrido Barrera

—Tomé el estracelo para practicarle una vingurata en el orificio extierno. Las constantes tribales de su espareto ad el celoide de Femérina eran correctos. Cuando Tricersegundo incisó en su esplegota tuvimos que perdicir rápidamente. ¡Ánema, ricia, clata! ¡estrebiodes, anefabinos!… pero Femérina se nos estravagaba sin saludino.
—¿Femérina ad lutem sin?
—Sin, mi signoria. Tricersegundo menosterció mi vingurata. Yo trebidé en rizo amarindio su esplegota ad Femérina recuperó su tribalianto.
—Ad ¿tras?
—Tras… el celoide in crescendo… hasta que su ortuguvino dejó de pulsilatar, ad yo atrebondé en reterato.
Un mermeroide pulsante asterció la sala. Tricerprimero se atusognó el gironte, mientras Tricersegundo le asterfaliaba sin ruprindas. Tricerprimero, desde el escalante de la pollastra, obturió una signa que entraba. Su ortuguvino pulsilató, las emfambres arremblejaron. ¡Era Femérina, con sus gunfias matentes bien tensas! Obturió a Tricersegundo ad éste sensarrió feliz.
—Nuestro estreborinde arrecato: “Culpable por atrebondar en reterato sin ascenbrondonar sus tribales, el celoide y su ortugivino. Que Tricersegundo se acerque al escalante con Femérina y nos obstricie las gunfias con vingurata”.
Femérina subió las esmorroides de la pollastra, obturió a Tricerprimero ad arrebrincó su escorcio con mantines chupándose el vistelio inferior.

NOV103. LAS PALABRAS DEL PASADO, de María Posadillo Marín

Los recuerdos de mi infancia me llevan hasta aquel cortijo, en la loma de un olivar, donde el verano cambiaba la rutina de la ciudad por los placeres de una existencia desprovista de zapatos y disciplina. Juana, la mujer del guarda, me acogía como a una nieta más y, cada tarde, me escapaba de la casa grande para sumergirme en los quehaceres del campo. Aprendí a cuidar de los animales, manchándome hasta el flequillo de «gallinasa» y « pavasa» como decía ella, y disfrutaba recogiendo los huevos recién puestos bajo la advertencia de no espinchacarlos todos y acabar con una tortilla en el vestido. Me enseñó a aliñar los chorchetes que ablandaba en el pozo, y jugaba a hacer competiciones de » borricos«, después de beber sifón. ¡Si mis padres me hubiesen visto eructar de aquella manera! No hubo otra época igual. Allí las palabras se dibujaban únicas y diferentes, como si su existencia sólo tuviera un sentido en aquel espacio y tiempo.

NOV102. REACTIVAR EL METABOLISMO LECTOR, de Francisco Manuel Marcos Roldán

200 gramos de harina
100 gramos de azúcar
Libros de autores clásicos o contemporáneos
2 huevos
Levadura
Zumo de limón
En sencillos pasos vamos a disminuir la capacidad de no hacer barbarismos, construir frases con sentido. Utilizaremos un amplio léxico para comunicarnos, y obtendremos nuevas experiencias que nos harán ser más persona.
Mezclaremos la harina con los dos huevos y a continuación el azúcar, hasta desaparecer los grumos. Añadimos la levadura. Una vez obtenida la mezcla, buscaremos momentos álgidos de skakespeare, Miguel de cervantes, Poe, Raymond Carver, Mercedes Abad, o cualquier otro libro que contenga esencia. Abriremos varias de sus páginas, con delicadeza, las espolvoreamos en la masa. Media hora de horno a 180º y listo.
No te preocupes si te salen nuevas y serpenteantes palabras que hasta ahora ignorabas, y que no estaban en tu diccionario. Inventa, crea. Notarás como cambia tu metabolismo lector, y disminuirán las dolencias de la ignorancia. La biblioteca volverá a ser tu punto de encuentro culinario.
Para mantenimiento, un plato de sopa de letras nocturna es suficiente durante dos semanas. Verás como las neuronas se reactivan y la vida se vuelve ágil, práctica y profunda. Los remedios de la abuela siempre funcionan.

NOV101. LAS LETRAS CON SANGRE ENTRAN, de Rosa Iglesias Yañez

Entro en clase como cada día arrastrando mis cansados pies. Les miro uno a uno con ojos afligidos, a todos, sin esquivar sus retinas rebeldes e impasibles ante mi angustioso y desganado rostro.
Con el ceño fruncido cansado de su desvergüenza, dejo mi viejo maletín encima de la mesa y muy serio me siento sin decir nada.

Es el último día de otro largo año, me levanto con desgana y empiezo la clase.
Miro el reloj deseando que termine este calvario. – ¿Porqué no habré sido veterinario? Maldigo mi vocación y antes de que sea la hora les reparto las notas, que ni si quiera miran.

Suena el timbre y suspiro de alivio, pensando con horror en el próximo curso.

Recojo mi añoso maletín y mientras salen como bestias sin ni siquiera decir: ¡Por ahí te pudras!
Murmuro entre dientes:“Ni aunque rapeara inventándome las palabras, estos necios aprenderían algo”

NOV100. EL DEMIURGO DE PALABRAS, de Raúl Gómez Lozano

Cuando leía una novela sentía asco. Era la misma sensación que le suponía a Dios al ver a los humanos intentado crear vida. Como Él, también era Padre: engendraba palabras. Algo ególatra, llenaba las paredes de su hogar con sus mejores obras. Allí estaban “tesosí”, suavidad que se aprecia al palpar la seda; o “lisidro”, angustia parecida a la desazón. Pero por encima de todas ellas, ocupando la totalidad del salón, se erguía “ir trioda”, su magnum opus. Significaba El Creador.
El fin empezó con las primeras facturas impagadas. Su obra no le alimentaba, así que se dedicó a escribir algunos artículos a cambio de dinero. Cuando vio lo fácil que era enriquecerse, pasó al relato, y luego a la novela. Se acomodó en el lujo mientras sus hijas iban desapareciendo, engullidas por el olvido. Solo “ir trioda” se mantenía, orgullosa, temblando de ira con cada nueva libro.
Su muerte fue tan extraña como lo había sido su vida. A aquel afamado escritor lo encontraron en su casa, empalado por una barra negra, similar a una enorme “I”. En la pared, su gran obra había desaparecido. En su lugar, con las letras alteradas, se podía leer la palabra TRAIDOR.

NOV99. SIGNIFICADOS, de Isidro Catela

Mi padre empezó a hablar justo el día en que cumplió un año. Una sola palabra por día: procastinación, connubio, bonhomía, ablución, climaterio… “Este niño es muy raro”, decía su madre. “Más bien es inventor, inventa palabras”, decía su padre, que era hombre de pocos libros.
Toda su vida fue un incomprendido. “Papá te queremos mucho”, le decíamos al unísono sus hijos. “Facundia”, nos respondía. “Cariño, te has dejado la ropa sucia en el suelo”, le amonestaba mi madre. “Jerigonza”, le contestaba sonriendo.
Era un genio. Mi abuelo tenía razón: inventaba. Mucha gente no lo supo ver, pero inventaba. “Jácaro”, “marrajo”, “oblongo”. Siempre había una palabra para la ocasión precisa. Una sola por día, hasta el mismo momento de su muerte.
En aquella ocasión, le rodeamos en la cama. Yo le cogí las manos con fuerza, mamá le acarició el pelo con suavidad, mi hermana rezaba, mi hermano llamaba por teléfono. Papá abrió la boca y emitió unos ruidos muy profundos. “Ubérrimo, ubérrimo”, repetía. Sabíamos que se moría y, antes de que eso sucediera, tal y como él nos había acostumbrado, abrimos el diccionario y leímos en voz alta el significado de lo que estaba pronunciando.

NOV98. EL PRESTIDIGITADOR DE PALABRAS, de Luis Miguel Morales Peinado

No recuerdo la primera frase que me regaló. En la universidad, si teníamos una cita a la vista, le buscábamos y nos solucionaba la papeleta; él no nos pedía nada a cambio, simplemente disfrutaba con nuestra cara de sorpresa y nuestra egoísta satisfacción. Acabé la carrera y no le volví a ver hasta la otra noche, en la feria. Reconocí su cara en la figura de cartón que sostenía con su mano una enorme chistera. Sobre la puerta de la carpa un rótulo me decía: EL PRESTIDIGITADOR DE PALABRAS.
Compré una entrada y me acomodé en la tercera fila. A la vez que las luces se apagaban, comenzaron a redoblar los tambores. De su sombrero de copa sacó una ce, después una a, una be, una i griega, una ele y, por último, una u. Jugó con ellas un instante y me las envió entretejiendo esbozos con el aire. Me reconoció, estoy seguro. Terminó el espectáculo y volví a mezclarme entre la gente y las casetas. Aquella chica tenía una mirada… Usé la palabra con ella y pasamos toda la noche juntos. Guardé las letras en mi cartera.
Esta tarde he quedado con Alicia; siempre me dio calabazas. Hasta hoy.

NOV97. EUKARE, de Antonio Nieto Díaz

¡ Escarandrajos! En cetta Serenotte te externizo, i musto trovanato una letrera invontata pir il contanero di moiso di Noventruno. I cráneo isto bastanzo dificultamento, porquo tous isto schone knowisto. I machererò uni estorsion y cherquererò en buchos di letreras, buchos dinuvianos y buchos regulatotres di Spraches.
Choyi fararà uno e uno dais y i ne trovatano piscanto di letrera invontata; tscholomentato letrera comente: justicia, política, honestidad…, rope cráneo quo istosono di letreras quo musikalen rimtombanten. I musto cherquerare quale merehrer pretisima, merehrer crovativa y merehrer profundamentamento, porquo li gentilonios quo riderete , viable craneare sul la poderesa di suto mininglismo, aunque ne la capischane.
In cetto spacio cráneo quo quale go inventato. ¡Jae, jae! ¡Eukare!. I trovatano al termino la lettera: SOLIDARIDAD. I cráneo quo isto una pretisima lettera, rope ¿quale isto miningla?

NOV96. MI PALABRIJA, de Juan Fuente (Barlon)

Llevaba varias horas en el escritorio cuando llegaron dos musas a la habitación con folios en blanco y muchos lápices de colores. Las vi revisar discretamente un diccionario incompleto mientras sonreían. Una de ellas se acercó con una goma de borrar, con la que me frotó todo el cuerpo.
—Es para el dolor —me dijo— Se sentirá mejor.
Luego me inyectaron tinta para la impresión. Estaba muy nerviosa. El libro permanecía a mi lado animándome en todo momento, era el día más importante desde que nos unimos. Pero yo no dejaba de distraerme. Una de ellas se sentó delante de mí y me ordenó pensar.
—Siga mi ritmo: Inspiración, inspiración, inspiración, inspiración…
Intenté concentrarme y pensé, pensé, pensé todo lo que pude. Estaba a punto de caer exhausta cuando salieron las sílabas y pude sentir cómo se pronunciaba.
—Mírela, qué bonita es; es una esdrújula. Y tiene las letras azules —dijo mientras me la entregaba.
Yo lloraba de felicidad. Nueve meses la tuve dentro de mí y al fin la tenía conmigo. Ya estaba deseando que la leyesen los abuelos.
—Es cierto, señora, es preciosa. ¿Cómo la escribirán?

NOV95. EL AMANTE LÉXICO, de Raúl Ariza

Me gustan. Soy muy enamoradizo, es cierto, pero es que ya digo que me gustan tanto como para no poder pasar un solo día sin disfrutar de la compañía de, al menos, alguna de ellas.

Yo diría que son increíbles, cada una a su manera. Hay unas, por ejemplo, que son de un sensual concupiscente. Cada mañana me despiertan con los lametones que se guardaron la noche anterior, para dosificar la entrega de la amante experta y así tenerme siempre en vilo. Otras son acogedoras, madres de caricias y abrazos ciertos. Son tan tiernas, atentas y amables corregidoras, que con ellas aprendo pronto y crezco haciéndome mejor. También las hay osadas y rebeldes, de gestos rampantes, de grito y pulmón, con esa energía electrizante que te acompaña durante todo el día, hasta incluso mucho después de abandonarlas. Y las hay sabias, e imperecederas hasta lo eterno. Y también las hay amigas; y hermanas; y vecinas con derecho a roce; y anónimas desconocidas, hermosas y necesarias.

Son tantas, tan excitantes y de verdad, tan de sudor y carne, que me resulta imposible prescindir de ninguna de mis palabras. Lo confieso,… ¡Ay!

UN ABOGADO … PARA TODOS

Hemos encontrado unos cuantos conocidos entre los finalistas de Noviembre del 
V Concurso de Microrrelatos sobre Abogados
En este ENLACE podéis encontrar todos los relatos
Enhorabuena a 
AMPARO MARTÍNEZ, JOAQUÓN VALLS, KALTON BRUHL, MONTSERRAT ACEVEDO, RAFAEL OLIVARES Y RUBÉN GOZALO

NOV94. LA RENUNCIA. de Mercedes Jiménez Jiménez

Mi renuncia a seguir siendo un personaje con decisión sobre vidas ajenas ha sido especialmente acertada .Ya no echo en falta la pleitesía forzada que los jóvenes abogados del despacho tenían hacia mí con el único afán de prosperar en el bufete .
Hubo un momento en mi vida en el que hice cálculos… y me hice adicto a disfrutar del momento… necesitaba tiempo para… invitar a mi pareja una tarde de otoño a pisar hojas secas mientras hablamos de amor… para paladear el madurar de mis hijos y ratos para mis amigos cuando reclaman mi asistencia .
Ahora soy un abogado de oficio …que no minuta porque, las miradas de agradecimiento con las que me siento pagado no se escriben en papel.

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