Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

FOBIAS

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en FOBIAS

Bienvenid@s a ENTC 2025 ya estamos en nuestro 15º AÑO de concurso, y hemos dejado que sean nuestros participantes los que nos ofrezcan los temas inspiradores. En esta ocasión serán LAS FOBIAS. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
30 DE SEPTIEMBRE

Relatos

OTRA CITA… DE LEYENDA

Poco a poco se fue reduciendo, fetizándose, momificándose en vida, hasta el punto de que en sus últimos meses era una ciruela pasa perdida dentro del camisón, y el brazo siempre alzado terminó por parecer la pata de una marimonda. Se quedaba inmóvil varios días, y Santa Sofía de la Piedad tenía que sacudirla para convencerse de que estaba viva, y se la sentaba en las piernas para alimentarla con cucharaditas de agua de azúcar. Parecía una anciana recién nacida. Amaranta Úrsula y Aureliano la llevaban y la traían por el dormitorio, la acostaban en el altar para ver que era apenas más grande que el Niño Dios, y una tarde la escondieron en un armario del granero donde hubieran podido comérsela las ratas. Un domingo de ramos entraron al dormitorio mientras Fernanda estaba en misa, y cargaron a Úrsula por la nuca y los tobillos.
-Pobre la tatarabuelita -dijo Amaranta Úrsula-, se nos murió de vieja.
Úrsula se sobresaltó.
-¡ Estoy viva! -dijo.
-Ya ves -dijo Amaranta Úrsula, reprimiendo la risa-, ni siquiera respira.
-¡ Estoy hablando! -gritó Úrsula.
-Ni siquiera habla -dijo Aureliano-. Se murió como un grillito.
Entonces Úrsula se rindió a la evidencia. «Dios mío -exclamó en voz baja-. De modo que esto es la muerte.»

Gabriel Gárcía Márquez. CIEN AÑOS DE SOLEDAD.

OCT98. DESCUIDO EN AZUL, de Miguelángel Flores

Angelín cae por el hueco de la escalera mientras su madre limpia boquerones. Nadie se explicará cómo pudo abrir la puerta. Se ha estrellado a los pies de la señora Engracia, arrebatándole en la caída la docena de lionesas que traía de la confitería. Tras unos instantes de alaridos trenzados, del cuerpecito sin vida, salpicado de nata, van naciendo mariposillas blancas que, al echar a volar, dejan huecos sin niño donde antes había dulce. Y estas, a medida que ascienden, se tornan azul eléctrico. Los curiosos, atraídos por el espanto, admiran embelesados la metamorfosis múltiple, póstuma y maravillosa de Angelín. Sólo la madre, rabiosa, intenta cazarlas a manotazos con olor a pescado. A pescado azul.

OCT97. EL JUEGO, de Yolanda Nava

Cada vez que propongo a mis amigos jugar a morirse descartan la idea, no saben lo divertido que es. No importa, juego yo solo, los lunes, cuando mamá me llama para ir al colegio. He practicado tanto que me muero muy rápido: permanezco inmóvil, cierro los ojos y dejo de respirar; después entro en un túnel con una lucecilla muy atractiva, la sigo y llego al otro lado. Allí me esperan el abuelo Antonio, con sus anécdotas, y la tía Alfonsa, que es una muerta bastante triste; dice que es porque se dejó en este lado al tío Nicanor y me da muchos recados para él. Yo le digo que sí, que se los doy, pero sólo lo hice la primera vez y lo único que logré fueron burlas y un capón; desde entonces, le digo a la tía que la echa mucho de menos y que está bien, me callo que donó todas sus cosas y se casó con su rival de toda la vida: la Bernarda. Regreso a la hora de cenar, mamá se alegra tanto cuando me ve, que me apretuja muy fuerte contra su pecho llorando y riendo a la vez.

OCT96. PUNTO Y FINAL, de Manuel Montesinos Moreno

No me gustó que me llamara “sintagma nominal”. Me lo soltó con ufanía atirantando el sonido fricativo característico de su dialecto.
Que fuera la frase principal no le daba derecho a insultarme.
“Eres un traidor”.
“Pero cariño, ha sido sólo un escarceo. No me gustan las subordinadas. Siempre dóciles, dependientes y acompañadas a cada instante por esas malditas partículas. La chismosa conjunción tuvo la culpa.”
Pero de nada sirvieron mis argumentos, su raíz enrojecía de celos. Buscaba palabras justas a la altura de la ofensa, pero le faltaron sufijos.
“Ojalá fuera frase de otra lengua. Eres un simple sujeto, no eres nadie sin mí.”-me decía acercándose a mis vocales y lanzando por su mirada tildes afiladas-“Yo te otorgo el don de la acción y del ser y en este mismo instante te convierto en elíptico.”
Y ante la amenaza me vi obligado a clavarle un punto final en el verbo.

OCT95. CADENA PERPETUA, de Plácido Romero

I
Kohler observa el cuerpo inerte del director general. Ahora parece pequeño e insignificante. No cabe duda: está muerto. Unos golpes en la puerta le sacan de su ensimismamiento. Los de seguridad irrumpirán pronto en el despacho.
El mecanógrafo se coloca la pistola en la sien. Siente un golpe en la cabeza. Dolor. Después, nada.
II
Kohler despierta. Tarda unos instantes en recordar lo que ha pasado: el director general, los disparos. ¿Acaso ha sido todo un sueño?
De pronto advierte que una horrible criatura está plantada delante de él. Le gustaría echar a correr, pero algo le impide moverse. El belcebú comienza a hablar. ¿Qué clase de pesadilla es ésta?
III
Kohler entra en el despacho.
–¡Has vuelto a llegar tarde! –le ladra el director general.
A continuación le indica la montaña de papeles que tiene que mecanografiar.
Kohler tarda poco en comprender lo que está pasando.

OCT94. PACIENTE DEL PISO 10, de Janeth Chacon

Te esperaba, que pensabas estoy fría si,
Porque vienes como tibio
Te siento como un abrigo que me ha cobijado,
Ah creías que nublándome no te iba a reconocer,
No me importa oscuro está el rincón, toca, toca, sé que no te dejas ver ya este día te ha anunciado, La niebla ha entrado en mi cuerpo la luz que tenia se ha apagado, pero prendiste tus sonidos el tic-tac, tic, tac, pasaste no te invite; que ocurre no me quieres hablar, ahora si te niegas a mi frio, el encuentro ha llegado, bajo cero casi helada, no calienta, se ha convertido como fuego lento, esas llamas fueron creando una luz, el brillo que necesitaba para recordar que siempre estarás hay.. Ente

EL JURADO YA TIENE CITA… A FINAL DE MES

… por el retraso de nuestro jurado anterior, por los inconvenientes de encontrar un voluntario que quiera ocupar el sitio de «invitado» y porque este mes hay una locura de participantes nuestro jurado se hace oficial teniendo casi un centenar de relatos por leer…
Os recuerdo que este mes leerán vuestros relatos Paloma Hidalgo, Tindaro del Val y Pablo Mesa como ganadores del mes pasado, JAMS porque es un «abusón gafotas» y nuestra invitada (se hace por un juego de azar con los cuentos del mes anterior) como jurado de octubre es… Rosa Iglesias
Muchas gracias a todos, y especialmente a Rosa…

LA CITA DEL VIERNES, de JAMS

Había pasado lo peor. La muerte la esperaba en una curva para dictarle al oído su peor advertencia. Estaba tan ilusionada por haber entendido el mensaje que quiso contarlo alto, muy alto; y quiso explicarlo todo, al detalle, para que nadie lo olvidara nunca. “La vida es un regalo” eligió como título de su libro. Lo preparó todo para presentar su obra el lunes, pero el viernes, una cita imprevista se lo impidió para siempre.

(FUERA DE CONCURSO. Homenaje a María de Villota)

OCT92. MORIR DE A POCO, de Félix Valiente del Valle

Cuando chiquito yo también soñé que un día iría “contento y desnudo matando canallas con mi cañón de futuro”, y siempre lo tarareaba a Silvio en mis labios.

La revolución de seguro se hace con puños y metralla, no con palabras y poesía, sentenciaba mi papá Rolando el “jabao”, y su porrazo sobre la mesa hacía temblar el vaso de vino que por supuesto no corría ningún peligro pues su contenido había quedado a buen recaudo en su gaznate.
Mi familia planeó más de mil veces el levantamiento definitivo; el problema era que siempre lo hacía en voz bien bajita, muy queda, así no más para nosotros.

Carajo, pensé el día que me llevaron al Morro por aquel poema épico burlesco en contra del Comandante. Y me consolé pensando que esa sarta de babiecas no habría entendido un solo verso. Qué lindo saber que la ignorancia produce miedo, me dicen a diario estos barrotes para que nunca olvide ni claudique.

Mi papá no se equivocaba: la lírica no sirve para ganar guerras.

OCT91. MUELLE 25, de Enrique Moreno Martínez

Saqué el paquete de tabaco mientras esperaba. Me puse un cigarrillo en la boca y busqué por los bolsillos el encendedor. No lo encontré. Tiré el cigarro. Total, iba a ser el último que me fumaría en la vida. No sabía si había llegado tarde, o demasiado pronto, o tal vez Muerte era impuntual, no sé, nunca había tenido ninguna cita con ella. Intenté morderme las uñas pero ya me las había comido en mi anterior cita con María. Ella si era impuntual, aunque siempre merecía la pena quedar con ella, siempre acabábamos en la cama y siempre me pedía dinero para volver a casa en taxi. ¿Y si me había confundido de día? Saqué el telegrama que me mandó: “Día 11 de Octubre, a las 22:30, en el muelle 25, acuda con traje oscuro. Muerte”. Tan solo pasaban unos minutos de la hora. Empecé a pensar que se había olvidado de mí, que no iba a acudir a la cita, que me había dejado plantado, y si aparecía le diría que era una impresentable, que me iba para casa. Y así hice, me fui para casa, pero dejé mi cuerpo allí, tirado en el muelle.

OCT90. TE ESPERO, de Isabel López Soriano

Estaba sentada en el único sillón que había permitido en su salón. No necesitaba más.
El fuego de su chimenea iluminaba el único recuerdo que conservaba. La besó y con amor infinito la colocó entre las llamas. No la necesitaría nunca más.
Esperaba con la mirada perdida en el fuego.
Al poco sintió Su presencia detrás de sí.
Con un gesto dulce y coqueto, de siempre, recogió su pelo blanco detrás de la oreja derecha. Rebelde, como ella, escapó.
Sin girarse si quiera habló: \»aún no estoy preparada\»
Un susurro de hielo silbó: \»ya es La Hora\»
Aún no, quiero pactar contigo, ¡concédeme un deseo! A cambio iré contigo la próxima vez que vengas a buscarme»
– De acuerdo. ¿Cuál es tu deseo?
– La fecha la elijo yo.

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