Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

SCHADENFREUDE

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en el tema que te proponemos

Bienvenid@s a ENTC 2024 Este año, la inspiración llega a través de conceptos curiosos de otras lenguas del mundo. El tema de esta tercera propuesta es el término alemán SCHADENFREUDE, que viene a significar la "alegría por el mal ajeno" Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
15 de MAYO

Relatos

66626. HABERLAS HAYLAS, de Mª Elena Sánchez

Aquelarres y conjuros, presagiaban la desgracia.
La madrugada de difuntos, disfrazada de deseos ocultos, dispuestos al desenfreno, se apoderó de los habitantes de la aldea. Todos acordaron dar muerte a la raposa.
Enmascarados y ahogados por el orujo, corrieron tras la bestia, adentrándose en el bosque. Piedras y palos golpearon el cuerpo del animal, que yacía ensangrentado exhalando sus últimos suspiros.
La raposa, como la madre que la gestó, fueron víctimas de las supersticiones.
Cuentan, que el canalla que la forzó, la obligó a beber. El brebaje equivocó los efectos. Siete meses, hasta el día del alumbramiento. Catarina murió y el engendro vio la luz.

66625. LAS TRES BESTIAS, de Juan Antonio Morán (JAMS)

Acabar con la primera bestia fue sencillo. Encarnaba la ofensa, la blasfemia y fue degollado, según el libro, como un gran cabrón. El Apocalipsis anuncia la segunda bestia como la mentira, el engaño y la impudicia; tras la suave lana del cordero se esconden las aceradas escamas del dragón.

Acudo a su cueva. Sin nombre, la gran furcia del club Babilonia. Vestida tan solo con una falda dorada de sirena, danza en el escenario, voluptuosa y obscena. La miro insolente y me muestra su lasciva lengua escarlata. Mientras medito como emplear la justicia que antes acabó con su amante descubro el signo tatuado en su vientre: tres seises en el interior de un extraño pez.

66623. EXORCISMO MERCANTIL, de Javier Sánchez Campos

Al padre se le antojaba cosa de brujería. La madre rogaba que no fuera eso.
Ignoraban cómo solucionar el problema, pero su hijo no era el mismo. Hacía meses que sus ojos eran pozos oscuros, imposible distinguir sus pupilas entre tanta negror.
Los intentos para dialogar con él resultaban fallidos. El espanto de los padres  aumentó. Su hijo apenas hablaba con ellos. Parecía un robot.
Aunque irracional, la decisión del exorcismo los convenció. La sorpresa fue cuando  llegó el sacerdote y vio al hijo.
— ¡El fuego del infierno te abrasará! ¡Eres el estafador de las preferentes!— dijo al entrar en la casa. — ¡No necesita un exorcismo, sino que lo encierren en Alcatraz!

66622. LA HIJA DE LA BESTIA, de Paloma Casado

Amparo, la niña de mi vecina, vino al mundo un seis de Junio. Siempre he creído que es “la hija de la bestia”
La tarde en que nació, una tormenta primaveral teñía el cielo de sangre. Yo estaba en el hospital, y cuando cogí a la recién nacida, me sonrió con cuatro dientes. Su madre me explicó: “a veces pasa” pero no pude evitar cierto estremecimiento. Al año hablaba correctamente el castellano y saludaba en francés. A los dos –rubia y gordita- parecía, chapurreando el alemán, la “mini-yo” de Ángela Merkel.
Mi vecina, que es soltera, no quiere desvelar la identidad del padre, y yo me pregunto: ¿con qué tipo de diablo se liaría para engendrar una niña tan precoz?

66621. CASTA, de Juancho Plaza

Asió el pecho con sus manos abriéndolo sin dificultad. Introdujo la derecha y con estudiada pulcritud, extrajo su taimado corazón depositándolo en el arcano Grial. Seiscientos sesenta y seis púberes íncubos esperaban desnudos y ausentes. La luz de la luna, a través de una vidriera de vivos colores representando el apocalipsis, daba a la sala un aspecto de tétrico tornasol. Sus labios entonaron una letanía que helaría la sangre de quién la tuviera y de cada latido brotó un nuevo corazón que encajó de forma ordenada en los pechos abiertos de sus acólitos. Estos desfilaron ante el maestro y abotonándose la sotana partieron a esparcir la semilla de la paz.

66620. EL HORNO DE LEÑA, de Rosario Val

Acurrucada en el suelo y el miedo ocupando tu cerebro, esperas a que la bestia descargue sobre ti, su furia. Te viene a la memoria un juramento y te ves de nuevo agazapada, con tu muñeca, debajo de aquella tambaleante mesa que tu padre golpeaba con rabia. Tras el mantel de hule transparente veías sus patadas mientras ella gemía. Sin importarte lo que pueda pasar, valiente te alzas, decides que no habrá más últimas veces.
“Cuando termine de limpiar la sangre y de curarme las heridas, meteré el bate con tus últimos trozos, ya no te quejarás más de que no lo uso. Ya casi ni lo noto, poco a poco me voy acostumbrando a este olor a quemado, también a este solaz“  

66619. LOS 14 MANDAMIENTOS DE LA BESTIA, de Alberto Quiles

A la bestia no le da miedo el fuego.
La bestia no tiene nombre.
La bestia no tiene forma y a su vez miles de ellas.
La bestia no avisa, simplemente aparece.
La bestia no se esconde, simplemente no la ves.
La bestia no mata, envenena.
La bestia es tan mortal como los temores.
La bestia se mueve entre las sombras.
La bestia no te hace sangrar, pero te desgrana las esperanzas.
La bestia no es un espejismo, es tan real como la vida misma.
La bestia aparece en la vida al menos una vez.
La bestia te empequeñece hasta hacerte creer que es gigante.
La bestia no es fruto de una religión, ni está marcada por números simbólicos.
La bestia vive dentro de ti, vive feliz.

MAY170. PRINCESA, de Isabel Martínez Barquero

Se quitó la vida sin pensarlo demasiado. Según dicen, ocurrió porque estaba harta de que la llamara «princesa». Las princesas nunca habían sido un modelo para ella. Más bien las detestaba. Aparentemente tan bonitas, elegantes y sin problemas gordos que un buen bolsillo no pudiera solucionar, le resultaban estúpidas en su inmensa mayoría, bobas hasta la extenuación. Ella no era una princesa. Fea, desgarbada, pobre y sucia, se cansó de que, encima, se rieran a su costa por la vía de los contrarios. En el más allá, no sentiría y poco le iba a importar ser la princesa de los muertos. El mundo era una inmundicia para su presunto y futuro reinado sobre los harapos y las legañas, y la muerte prometía el no ser absoluto. Princesa de los muertos, princesa de las sombras, princesa al fin y al cabo, se internó en el camino sin retorno, en la senda sin futuro, en el reino sin trono ni corona.

66618. EL ELEGIDO, de Ginette Gilart

Al nacer, su madre se desangró dándole la vida. A los seis meses, un incendio en su casa acabó con la vida de su padre. Con seis años demostraba tener una inteligenciasuperior , hablaba varios idiomas y no pasaba desapercibido, su mirada azul contrastaba con el color rojo de su pelo. Tenía un especial interés por la teología, y antes de entrar en el seminario, sus padres adoptivos borraron la extraña marca que tenía detrás de la oreja. Llegará a lo más alto en la jerarquía de la Iglesia: el cónclave ha terminado, desde el balcón en la Plaza San Pedro, el nuevo papa elegido investido con un pectoral de oro, se dirige a sus fieles levantando el sagrado cáliz.

66617. EL PEOR DEMONIO, de Begoña Heredia

“Al oír la señal deje su mensaje”. De nuevo esa voz cansina. Cinco días llamando y ni rastro de ella. Lo tenía decidido, de aquella noche no pasaría. Salí dispuesto a acabar con el demonio que me acorralaba, la bestia para la que ni siquiera el astra semiautomática de mi abuelo, me sería útil. Cuando llegué, el bar aun estaba abierto. Crucé la puerta alterado. Sentí mi propia sangre a borbotones.
Luego me lancé directo hacia la barra. Cogiéndola por los hombros, la miré fijamente y grité:
-Te quiero Margarita- el monstruo había desaparecido, la bestia que me impedía decirle lo que sentía por ella había muerto, había vencido al miedo, por fin había sido capaz.

66616. SANGUÍNEO, de Lluís Servé

Acuciante, el rugido bestial rasgará el silencio de la noche. Imaginarán unas fauces con el rojo intenso de la sangre galopante y los árboles abandonarán sus movimientos. No habrá muchas alternativas, sin lugar a duda cruzaron los límites del dominio de la bestia. No discernirán cómo pero lo sabrán, estos estúpidos humanos lo sabrán, y el olor del miedo se olerá fácilmente. El ataque les cogerá desprevenidos.
Pero, cuando aparezca el rostro desencajado y los ojos dementes del niño, se confiarán y todos ellos relajarán la tensión de sus músculos e incluso reirán. Será entonces cuando la jauría de lobos, dirigida por mí, ataque de forma tan precisa como audaz.

66615. IMAGO, de Alejandro Pozo de la Cámara

A la puerta de la cueva, enrojecida por el refulgir del fuego, llegan ruidos sordos como de rascado y la joven se encoge imaginando al sátiro entrar en ella y a pesar del miedo que siente, se humedece y cruzando sus piernas se mece entre las pieles de animal con que se cobija.
Al otro lado de la hoguera y entre destellos y chispas que huyen de la fogata, intuye a una pareja de su tribu, copulando salvajemente, pero sin emitir un sonido y se queda extasiada ante las brasas de las que emerge un gigantesco imago que irguiéndose, provoca un aterrador crujido y de su dorso, aparece un ser peludo, fétido, con cuernos, patas de cabra, que se lanza contra ella voraz.

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