Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

ANIMALES

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en ANIMALES

Bienvenid@s a ENTC 2025 Comenzamos nuestro 15º AÑO de concurso. Este año hemos dejado que sean nuestros participantes los que nos ofrezcan los temas inspiradores, y el 5º de este año serán LOS ANIMALES. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
15 de AGOSTO

Relatos

JUL15. ÓRDENES SON ÓRDENES, de Virtudes Torres (Servitud)

AYER:
La orden era tajante.
Yo, soldado raso, obedecí, aunque mis sentimientos estuvieran en contra de mis acciones.
Llegué hasta el barracón donde se hacinaban los hombres mayores de treinta años. Eran los que no servían para los experimentos que se llevaban a cabo en el sótano.
Estaban demasiado esqueléticos, demasiado viejos para las perrerías a que eran sometidos los más jóvenes.
Se estudiaba todo; boca, ojos, reflejos de los nervios, resistencia y tolerancia al dolor, pero lo que más gustaba a los científicos (verdugos, les llamaba yo) era investigar con el sexo.
Amputaciones, abortos, era el pan nuestro de cada día.
Después cuando no servían…, como a los otros, con un paseo y una ducha gaseada todo concluía.
Yo era el ejecutor. Prefería no tener que hacerlo. Pero callaba y obedecía las órdenes.
De camino a las “duchas”, me cruzaba con otros compañeros, sabedores de mi tarea. Las miradas se cruzaban, y una sonrisa cómplice, lo decía todo.
Yo, -cuando veía a un alto mando-, aprovechaba si uno de los desgraciados andaba remolón o se caía, para atizarle una patada acompañada de algún exabrupto.
HOY:
Preferiría no hacerlo, pero mis remordimientos piden que apriete el gatillo contra mi sien.

JUL14. SIN INSPIRACIÓN, de Nicolás Megías Berdonce

Julio, más de 35º grados a la sombra, con las aspas del ventilador mezclando el caliente aire de aquella lúgubre habitación, un cigarro medio apagar posado en el cenicero, decenas de folios blancos y otros arrugados esparcidos por la mesa y allí estaba él, sentado, con un sudor que le recorría toda la frente, con su pluma en la mano izquierda sin nada que plasmar en aquellos folios. Miraba de un lado a otro buscando una inspiración que no le llegaba hasta que al final se decidió y cogió otro de aquellos folios y se dispuso a escribir: Preferiría no hacerlo con este calor pero no puedo quedar sin presentar mi relato del mes a «Esta noche te cuento».

JUL13. FUEGOS ARTIFICIALES, de Begoña Heredia

Había docenas de pequeñas esferas de colores brillando en el cielo. Esferas, que tras el estruendo de los fuegos artificiales se quedaron suspendidas, vagando sin rumbo preciso.La playa, llena de expectación, retumbaba y yo, mudo, quieto, fijé mi mirada en una de esas luces brillantes, siguiendo su trayectoria. Me pareció profética esa imagen. Pero yo no era un hombre valiente. De aquel estado de paz y felicidad me sacó la voz de Dori, más bien sus gritos que me ordenaron seguirla hasta nuestra casa. Hubiera preferido no hacerlo y continuar conectado con la luz hipnotizadora de ese cuerpo que sin serlo parecía celeste. Hubiera preferido atreverme a decirla que no, que tenía una trayectoria que seguir, que si no lo hacía la perdería para siempre. Pero no tuve valor. Mi vida continuó con Dori, y Sofía, ante mis pocos arrestos decidió marcharse sola del pueblo. Cada año voy a ver en soledad los fuegos artificiales, pero ya nunca serán como aquellos; mi esfera se perdió entre las nubes.

JUL12. RUTINAS, de Fernando da Casa de Cantos

María terminó de fregar los platos con agua fría. La bombona de butano había subido, tocaba ducha al día siguiente, había que elegir. El niño necesitaba zapatos. Ella necesitaba dinero. Se miró las manos y descubrió un nuevo surco, arado con ternura por la siembra de los años. Cerró la bolsa de basura.
–Cariño, ¿querrías bajar la basura, por favor? –dijo ella.
–Preferiría no hacerlo –dijo él.
María bajó la basura.
José veía la tele mientras apuraba su tercer botellín de cerveza. No atendía a la presentadora, ni quería comprar un coche nuevo. Le daba igual si había partido o concurso. Le relajaba el zumbido de fondo, eso era todo. Su empresa anunciaba más despidos, cada día saludaba a menos compañeros. Escuchó la puerta de la calle. María regresaba de sus obligaciones.
–Cariño, ¿querrías traerme una cerveza, por favor? –dijo él.
–Preferiría no hacerlo –dijo ella.
José eructó y cerró los ojos. El zumbido de la tele le ayudaría a olvidar.

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JUL11. PILATES, de Maricarmen Brun

Con los miembros oxidados por el paso del tiempo y el corazón roto por las ausencias, sobrellevaba una vida vacía y sin alicientes.
Las clases de Pilates para la tercera edad, le fueron desentumeciendo el cuerpo y el alma. Poco a poco el ejercicio y el contacto con otras personas le devolvieron la ilusión y la alegría de vivir.
Consciente de sus limitaciones, cuando encontraba cierta dificultad para realizar alguno de los ejercicios que proponía la monitora, objetaba muy amablemente:
 PREFERIRÍA NO HACERLO 

JUL09. EL GRAN LIBRO, de Juan Manuel Sánchez

Reunió a todos en la sala central para comunicarles una decisión que, no sin pocos pros y contras, había tomado, y de la que, muy a su pesar, no estaba seguro completamente. El rostro del creador era, como siempre, insondable; el de sus criaturas, más que nunca, atento. Un silencio insostenible precedió el anuncio: él, que había sido modelado por sus propias criaturas, regresaba para siempre a su reino de indolencia, y sus criaturas, de las que apenas sabía nada, salvo que lo veneraban hasta mancharse las manos de sangre, tendrían que arreglar todo lo que habían desbaratado. Nunca pensó en un apocalipsis tan flemático. Habría preferido castigarlos con fuego, tal y como ellos pregonaron, pero algunos inocentes aún no habían tenido la ocasión de leer El Principito.

JUL08. ONCE AÑOS DE TERROR, de Jesús Urbano Sojo

 Preferiría no tener que contarte la verdad, pero ya es hora de que sepas quién es tu padre.
Sucedió cuando tenía dieciséis años y pasaba el mes de julio en la playa con mis padres. Me enamoré de un joven apuesto, viviendo un verano de amor. Nos amábamos, pero fueron mis padres quienes nos separaron, al enterarse de mi embarazo.
Nos prometimos amor eterno al despedirnos entre lágrimas y besos, porque mis padres me obligaban a trasladarme a Suiza con ellos. Con dieciséis años, ¿qué podía hacer?
Supuse que volveríamos a encontrarnos, que él me buscaría y seríamos felices los tres. Sólo la primera parte ocurrió.
Me encontró, cuando tú tenías tres años. Contra la voluntad de mis padres, nos marchamos juntos, creyendo que todo sería amor, pero la vida con él no fue la que yo esperaba.
Las palizas eran diarias, así como su alcoholismo, sus mentiras e infidelidades. Escapar de sus garras, tras dos años de sufrimiento, fue lo más duro. Aún tengo miedo de que de nuevo nos encuentre, porque amenazó con matarnos si daba con nuestro paradero.
Me preguntas quién es tu padre. Es el hombre al que más miedo debes tener.

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JUL07. MAMÁ, de Nuria Casado Marco

Cuando me dijo que venía su madre a lo que yo suponía con ingenuidad un idílico fin de semana, se me cayó el alma a los pies. Mejor dicho, el alma no, un vaso que llevaba en la mano en ese momento y que me dejó el dedo como una breva.
Siempre fui hombre de poco carácter, sobre todo cuando mi mujer para no dejar que asomara un inicio de rebeldía en mí, me ponía esos ojitos lánguidos, con ese aleteo de pestañas, frunciendo los labios en un mohín que me desarmaban por completo. La muy astuta se las sabía todas.
Ya me imaginaba a la ancianita dando instrucciones a diestro y siniestro, cuando no afeándome la conducta por cualquier motivo insustancial, mientras paseábamos por el campo sin visos de escapatoria.
Así que, cuando llegamos trabajosamente al final de aquella montaña, agotados más por la verborrea de la susodicha, que por el esfuerzo realizado; contemplando hipnotizado el maravilloso rompiente que se nos ofrecía a nuestros pies, pensé, que preferiría no hacerlo, pero fue un arrebato, y ella ni siquiera se resistió.

JUL06. ES SU NATURALEZA, NO LO PUEDE EVITAR, de Jesús Alfonso Redondo Lavín

—Por favor, terminen la fiesta. Hay una denuncia por ruidos contra ustedes.
0,10 ante meridiem y segunda velada consecutiva que nos visitaba el guardia municipal.
No éramos estridentes adolescentes. Superábamos sobradamente talluditas edades y en nuestras barbacoas mensuales, en el jardín del “pareado” de mi amigo, los únicos ruidos audibles eran de copas, risas, rumores de conversaciones y alguna zarzuelilla mal cantada en voz queda.
Esta vez quise indagar, y viendo que el guardia se mostraba harto de repetir tantas veces el aviso, le pregunté:
—Agente, ¿usted me podría decir quién es el denunciante?
No respondió, pero hizo una señal con los ojos hacia el adosado de nuestra derecha.
Mi amigo reaccionó:
—¡Leches! ¡El suizo! Creo que se llama Dolf y su empresa lo ha destinado a España hace unos pocos meses.
Discutimos entre nosotros una estrategia de acercamiento. Decidimos integrarlo, invitándole a nuestra próxima reunión.
Así se hizo.
Dolf se mostró muy participativo.
—“Yo gusta hamón y vino de roja”.
Finalmente, agradecido, ponderó vivamente nuestras costumbres, antes de retirarse a su casa.

12,15 de la madrugada:
—Por favor, terminen la fiesta, tenemos una denuncia contra ustedes.
—¡Ostras, increible!… ¡la fábula de la rana y el escorpión, qué raza!

JUL05. NERVIOS, de Juan H. García-Zeballos

-Preferiría no hacerlo-. Dijo ella en voz baja.
-¿Pero por qué no? Si la ocasión no podría ser mejor. Exclamó él con contundencia.
-Lo que ocurre es que tengo miedo de que nos descubran, además tampoco estoy segura de si es lo que realmente conviene-.
-¡Claro que sí! Esto es lo que has estado buscando desde hace meses, es lo que hemos esperado desde hace mucho. Son sólo los nervios de la primera vez, luego pasa y uno se acostumbra, te lo digo por experiencia. ¡Vamos! ¡Será genial!
-De acuerdo, pero con cuidado y recordando siempre las precauciones que deben tomarse en estos casos-.
-Por supuesto- ¡Adelante y tranquila! Que sólo tendremos una conducta tan vieja como la Humanidad.
A la semana siguiente, la prensa develó un escándalo de corrupción en el Parlamento: el presidente de la bancada oficialista junto a la principal representante de la oposición, habrían sido sobornados para darle trámite favorable a una ley.

JUL04. EL QUE NO CORRE VUELA, de Mª del Rosario Val Gracia (Rosy)

 Están a punto de conocerse, pero, antes incluso de estar frente a frente, ya se escudriñan de arriba abajo.

– Tengo que caerle bien, que la primera impresión es muy importante, ¿le gustaré?. Parece mona, aunque ya veremos si de cerca…. Uy, se parece un poco a la otra, la lagarta, un día más y a la ruina. Preferiría no hacerlo pero esta misma noche la invito a casa, a cenar, tendré que averiguar qué persigue esta también y la clase de valores que le inculcaron sus padres! Tendré que investigar incluso su plato preferido, si Ribera o Rioja…

-Seguro que no le gusto, jo, qué miradas, me está taladrando. ¡Si ya me lo habían advertido!. Empezaré a buscar mañana mismo. Preferiría no hacerlo pero, tendrá que ser lejos de su preciosa casa, ¡qué digo!, en otra ciudad. Al principio, con una vez al mes, será más que suficiente. Más tarde, una en Navidad y otra en Semana Santa, que yo estaré ocupadísima criando a mis…. tres hijos, sí, con tres de sobra… ¿Le llegará la pensión a esta vieja para pagarse esa que acaban de abrir en Zamora?

http://desdemipinar.wordpress.com

JUL02. DUCHAS CALIENTES, de Alejandro Pozo (Epífisis)

Preferiría no hacerlo, pero en cuanto pongo la música y el agua tibia empieza a caer sobre mi cabeza, sé que terminaré como siempre. El jabón me va llenando de espuma el cuerpo y la suavidad de mis manos sobre él, hace que mis terminaciones nerviosas despierten. Me recuesto en las baldosas y dejo que el agua dibuje surcos, que el chorro en los pezones me los erice y me demoro en ellos pues me conozco muy bien y sé lo que me gusta.
Con las manos arrugadas, mojadas y enjabonadas, me dedico a recorrer los recovecos, los pliegues y el ansia y el deseo se precipita en un jadeo silencioso, mío, secreto, siento que mis dedos se deslizan por el muslo arriba y abajo, rodean la ingle y se quedan un rato y vuelta a empezar.
“Je t’aime moi non plus”, está a punto de terminar, la música inicia un crescendo, la voz de Gainsbourg se acalla, silencio de voces, roto por los susurros de la Birkin que entran en mi seso, llegan a mi sexo y acabo con ella.
La vela titila, como yo y me siento en el borde. Me enfada mi debilidad, preferiría no hacerlo.

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