Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

ANIMALES

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en ANIMALES

Bienvenid@s a ENTC 2025 Comenzamos nuestro 15º AÑO de concurso. Este año hemos dejado que sean nuestros participantes los que nos ofrezcan los temas inspiradores, y el 5º de este año serán LOS ANIMALES. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
15 de AGOSTO

Relatos

JUN43. CRUEL REFLEJO, de Gloria Arcos Lado

Se había mirado al espejo nada más levantarse. Este le devolvió una cara desconocida. 
Hacía tanto tiempo que no se dedicaba tiempo a sí misma, que no se había percatado de que con los años no sólo había llegado la sabiduría, sino también las pequeñas arruguitas en el entrecejo, debajo de los ojos y en la comisura de los labios. 
Parecía una anciana precoz. Ahora que el reflejo cruel le había hecho enfrentarse con su realidad, decidió observarse no solo en su exterior, sino también hacia dentro. 
Supo que había llegado el momento de la introspección para comprobar cómo le habían afectado el paso de los años. 
Dónde antes había una mirada alegre, vivaz y expectante, ahora el espejo le mostraba una mirada cansada, vacía y desilusionada, tras su paso por la vida. 
Dónde cuatro décadas atrás destacaba una melena castaña y lacia, recogida a veces en dos coletas, ahora aparecía un pelo cubierto de un tinte dorado, que intentaba sin conseguirlo, cubrir sus cada vez más abundantes canas. 
Pese a ello, decidió que ese era el precio que debía de pagar por haber disfrutado y compartido su insignificante vida con las maravillosas personas que la habían transitado.

66655. FINDE FINAL, de Antonio Toribios

Al amanecer sonaron las trompetas. Evaristo miró por la ventana y vio el cielo del rojo intenso que precede a la guerra. Abrió un poco un batiente y le llegó más nítido el tararí lejano acercándose. Pensó en las sesiones del cine parroquial y luego en las fiestas patronales, sólo que era setiembre y no comienzos de verano. El sueño predominó sobre la curiosidad, así que cerró la ventana y se volvió a dormir.
Las trompetas le despertaron de nuevo, mucho más pertinaces y vibrantes. Se vistió y bajó a la calle. Una voz profunda exhortaba a la conversión bajo un “666” rojo y enorme. Los botellines eran gratis, así que díjose Evaristo: “voy a probar por una vez”.

JUN42. EL MAL NUNCA MUERE, de Mª Elena Sánchez Álvarez

Nació en el lado oscuro de espejos de luna pulida cristañola, contemplando la inmundicia de quienes se miraban en ellos. Incluso las almas bondadosas eran susceptibles de ser corrompidas. 

Su perversión no tenía límites. Es por eso, que quiso acariciar más de cerca las veleidades de aquellos espíritus. Fue compañero de pecados capitales y mortales, incitando a la lujuria, a la avaricia y a la soberbia. Sedujo al asesinato, al secuestro y al suicidio, sin ánimo de arrepentimiento. Pero cometió un error enamorándose de la joven Eleonor. 
Noche tras noche, el santo Barón lloraba ante el espejo. Suplicaba venganza, quería justicia ante el deshonor. Mas no fue Dios quien le escuchó. Desde ese lado lóbrego, una voz le tentó. Sediento, atravesó el umbral cristalino para encontrarse con el ultrajador. En el enfrentamiento ambos cayeron heridos.
 Clamaron al cielo. El Barón murió sin confesión y al pecador Dios le escuchó.

JUN41. LA FUERZA DE UN REFLEJO, de Juana Mª Igarreta Egúzquiza

Juan, pareja de Ana, había muerto. 

Ella recordó cómo se vieron por primera vez. Fue en unos grandes almacenes donde él trabajaba. Ana estaba probándose un pañuelo ante el espejo y Juan se acercó por detrás, diciéndole: -¿Le puedo ayudar en algo? 
A modo de consuelo, y como un intento de fijar para siempre este primer recuerdo, mandó ampliar y enmarcar una foto de Juan y la colocó en su habitación, frente al espejo. 
Todos los días, al levantarse y al acostarse, ella se alzaba de puntillas ante el espejo y, haciendo coincidir sus labios con los del reflejo de Juan, lo besaba cerrando los ojos. Era un ritual íntimo que ella mantenía en secreto. Le daba fuerzas para seguir adelante. 
Ana, por motivos laborales, tuvo que cambiarse de casa. Encargó el traslado de todos los muebles a una empresa de mudanzas. 
La mañana del cambio recibió una llamada al trabajo de uno de los empleados. No podían separar el espejo de la pared. Ella le dijo que lo dejasen y siguieran con otras cosas. 
En cuanto Ana llegó a casa retiró la foto de Juan de la pared, y dirigiéndose después al espejo lo descolgó sin ninguna dificultad.

66654. ANÓNIMA BESTIA, de Óscar Pareja

Ahora la contemplaba una vez más. Enganchado a ella, como si no existiera otra en el mundo, ni lugar donde observarla cada madrugada. Instruirla, indicarle aquello que tenía que hacer lo satisfacía de tal manera que siempre acababa masturbándose al apagar el ordenador. Obsesionado con ella desde que la descubrió por primera vez semidesnuda, ahora le excitaba el control que tenía sobre ella y la candidez con la que le obedecía. Unos doce años que, en ocasiones, le habían llevado a imaginarse, dónde y cómo sería su madre.
 Hoy, lloraba mientras se masturbaba delante de la webcam. Eso a él lo excitaba  más. Cogió el micrófono del portátil y le dijo: “Haz…”

JUN40. MI FELICIDAD, de Ángel José Vicente

Juanito decidió una buena mañana empezar a ser feliz. Desconocía cual sería el camino perfecto, desconfiaba de gurús e ideologías. 
Hizo una pira en la bañera con los libros de autoayuda y psicología que atesoraba. Le costó hacer fuego, el pensamiento era tan denso que no fluía bien. 
Notó débilmente como su cara se relajaba, los labios querían apuntar una sonrisa. 
Por la mañana se acordaba de ella. La ruptura con Susana hace tres meses aún le mordía el alma. 
La bilis empujaba para escupir su dolor. Juanito aún no la dejaba salir, prefería guardar una imagen hermosa de su novia. Susana ya no era la mujer tierna y risueña con la que compartió tanta vida. 
Tras la ducha Juanito quería seguir buscando la felicidad. Decidió no volver a mirarse en ningún espejo. Rompió todos los espejos de la casa, los destrozó con rabia hasta dejarlo hechos añicos. Eligió vivir sin razones ni sueños vacuos. 
Una tarde mientras disfrutaba de una puesta de sol, alguien le dio un golpecito en el hombro. No podía creerlo, era él. Los ojos de Juanito se abrieron como platos. 
– Es tu hora, eres mi clon, ya sabes… 
– Ya sé.

66653. SUCESOS, de Mercedes Solsona

Ayer, sentí un miedo casi sobrenatural, las carnes se me granularon y el rojo intenso de mis venas se convirtió en fumet incoloro.
En la cafetería del barrio, discutían acaloradamente y en voz baja una pareja. La mujer, menuda y con ojos vivos increpaba al hombre que estaba sentado a su lado; él,
la mandaba callar colocando su dedo índice de la mano izquierda sobre los sus labios, simulando un moscardón.
Con la parsimonia de un depredador, mostró su brazo derecho, una zarpa peluda de tres dedos con uñas afiladas y gruesas. Clavó la pezuña en el costado de la muchacha  con un giro de muñeca ensayado. Después, se levantó y escondió su mano con una  sonrisa fugaz.

JUN39. UNA DE ESPEJOS Y MADRUGADAS, de Fran Rubio

Te despiertas de madrugada, empapada en sudor, sin recordar lo que estabas soñando y con sensación de descolocada. Afuera, el viento de invierno ulula, amenazando. Los dioses duermen. Tu cabeza no asimila el cambio, no sabe qué está pasando. De camino hacia el aseo, has percibido que detrás del espejo hay alguien, alguien que no eres tú. Las fotos que llenan el pasillo están cambiadas, y no solamente de lugar. Ella ha desaparecido en todas las imágenes; donde antes estaba su retrato, ahora solo se escucha el viento. Comprendes lo que ocurre cuando ves subir su mano hacia la boca y, con la mirada rota, apretar el gatillo. El ruido es sordo, del otro lado: ningún dios abandona su letargo. Su presencia se va difuminando en el cristal, mezclada con esa niebla de madrugada que emana de tu mente. Saltas a tiempo a la otra parte para ver como del espejo intacto brota un hilo de sangre que resbala hasta el suelo, formando charco. En este lado.

pequenastretas.blogspot.com.es

JUN38. OTRO ESPEJO, de Gustavo Gareiz

Alicia ha estado en coma tras caer por enésima vez por uno de los pozos que conducen a Wonderland. Al despertar, busca, sin éxito su antiguo espejo. Entonces, toma su ordenador y abre una cuenta de Twitter. ¿Qué otra maravilla mayor podrá existir a ser reflejado por los otros?

UN SABOR AGRIDULCE

No me refiero al de la mermelada de ENTC, que no he tenido el placer de probar (y no miro a nadie), sino al que me ha quedado en el paladar después de un mes entero saboreando vuestros relatos. Los ponía encima de la mesa a la hora del desayuno, la comida y la cena, y disfrutaba del amplio menú. Armada con cuchillo y tenedor troceaba los textos y me los llevaba a la boca. Algunos estaban fríos y otros más calientes. Los había dulces, salados y picantes. Unos eran tiernos y casi se deshacían en la boca, y otros, duros y tenía que masticarlos despacio. Mi lengua reconocía viejos sabores y descubría muchos nuevos. Qué placer. 

A final de mes resultó que había engordado varios kilos a base de relatos. Estaba guapísima y me sentía de maravilla, pero tuve que ponerme a régimen por prescripción facultativa (y no miro a nadie). Qué triste reducir la ingesta, ir eliminando poco a poco relatos de mi dieta, hasta apenas quedarme con un puñado de ellos que llevarme a la boca… 
¿Cuáles escoger?, suspiraba en mi cocina contemplando los distintos relatos. ¿A cuáles resistirme?, me lamentaba aspirando sus deliciosos aromas. Fue terrible. A medida que los apartaba a un lado, ellos se enfriaban, se encogían, temblaban, creí escuchar a algunos diciendo «cómeme«. 
Cuando terminé, solo había sobre la mesa tres maravillosos relatos. Y sentí un raro sabor subiéndome por la garganta. Un sabor agridulce.

ASUN GÁRATE

66652. SOLO EN CASA, de Fernando Martínez

A un lado hay un diablo menor, de esos que solo barritan en ocasiones. En el otro, el famoso niño con nimbo. Justicia se coloca entre ellos mientras Muerte arrastra los despojos del Último Ángel fuera del cuadrilátero. Suena la campana.
Para cuando Muerte regresa del depósito, del diablillo solo queda un amasijo de carne, vísceras y huesos quebrados. Rojo líquido sobre rojo húmedo sobre el rojo seco anterior. Justicia mira al rincón vació de aspirantes. El niño alza los brazos en señal de victoria y despega envuelto en la luz cegadora. En la tercera fila.
Satanás, con determinación, lo ve evaporarse. Si Dios no regresa pronto, saltará al ring la próxima vez.

JUN37. ENEMIGO, de Javier Sánchez Campos

Torso al aire. Posición defensiva. No hay titubeos. Ambos púgiles se miran con desprecio. Empieza el combate. A los pocos segundos, un gancho no consigue alcanzar el mentón del rival, pero el siguiente golpe, tirado con rabia, alcanza la zona renal. La realidad se tambalea. Retrocede y se frota la mano. Sacude la cabeza y frota sus ojos. El impacto ha sido duro, pero se recompone rápido. Debe afinar los golpes. Hace una finta pero no contraataca. El rival es más ágil de lo que suponía. Siempre mirando los puños del adversario, siempre pensando rápido, ignora la mejor forma de lanzar un ataque certero. Había infravalorado a su contrincante, que parecía esperar el momento exacto para dejarlo KO. Entonces observa una zona desprotegida. El rival no defiende sus pómulos y, al compartir altura, decide lanzar un directo. Si ataca rápido y esconde sus intenciones, lograría vencer. Debía ser efectivo como un cirujano. En caso de alargarse el combate, perdería: el púgil que tenía enfrente no era, como supuso, tan vulnerable. Saturado de odio, ataca. El golpe alcanza el objetivo y su mano comienza a sangrar. Cansado, sonríe. Cree haberlo machacado. Trozos de espejo se amontonan por el suelo.

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