Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

BLANCO Y NEGRO

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en BLANCO Y NEGRO

Bienvenid@s a ENTC 2025 ya estamos en nuestro 15º AÑO de concurso, y hemos dejado que sean nuestros participantes los que nos ofrezcan los temas inspiradores. En esta ocasión serán relatos que desarrollen el concepto BLANCO Y NEGRO. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
30 DE DICIEMBRE

Relatos

MAY148. LA PRINCESA DE LOS ARROYOS, de Belén Molina Moreno

He llegado a este mundo en un torrente de sangre, besos y lágrimas. “Es una niña” oigo mientras mamá me acerca a su corazón y yo noto como la vida se instala en mí, pero mi cuerpo sigue exánime. “¿Qué le pasa a mi princesa?, ¿por qué no se mueve?” pregunta mamá en una cascada de gritos y sollozos, mientras alguien me arranca de sus brazos para estudiar esta paralización que no me deja agarrarme ni babear.

Ya tengo 20 años y una nariz roja que me ponen con la peluca de colores para salir al escenario donde, desde la quietud de mi cuerpo, mis palabras salen bailando y dibujando cabriolas y juegos malabares que se mezclan con las risas de todas las gargantas que me escuchan. Yo me dejo arrastrar todas las noches por este arroyo rumoroso de alegría que le dice a mi madre: “Esta es tu princesa, mamá”.

MAY147. PRINCESA EN EL SOFÁ, de Ramón González Ruiz

Mi princesa está triste.Hace días que apenas se mueve.

Mi princesa ya no quiere estar conmigo. No duerme en mi cama. 
Mi princesa no come. No bebe. Ya no busca que la acaricien. Languidece y yo no sé que puedo hacer. 
Mi princesa no pide nada, no quiere nada, no espera nada. No trae presentes, no los acepta. 
Mi princesa se deja morir. No entra ni sale, no va y no viene, no sube ni baja. 
Estoy perdiendo a mi princesa; no ve mis lágrimas, no escucha mi llanto. 
Mi princesa se apaga; ha perdido la batalla. 
Mi princesa ya no usa el cajón de la arena. Y lo llena todo de pelos. Así que a ver si la palma pronto y me compro otro gato. Mejor una gata. ¡Que ilusión! La llamaré Princesa.

MAY146. LA VOZ CALLADA, de José Ángel Gozalo Molina

Todavía conservo un resquicio de esperanza. Quiero creer que no todo está perdido, que algún día tú vendrás a rescatarme. 

Si pudieras escuchar mi voz, acallada durante tanto tiempo, te revelaría todo aquello que guardo en mi interior. Susurrándote despacio, te contaría que fui la princesa del más glorioso reino que jamás pudieras imaginar. 
Mi nombre fue el grito de guerra de mi ejercito en multitud de batallas, dónde se decidió el futuro de muchos otros. 
Aunque ahora, al verme vieja y amarillenta, no lo creas, conocí la juventud cuando todo mi mundo también era joven y hermoso. 
Valerosos caballeros se retaron a muerte por mi amor. Fui desvelo en sus noches, llama ardiente en sus corazones, fui sueño y anhelo de aquellos hombres, que se convirtieron en mis amantes.
 Mas sólo un amor imposible, fue dueño y señor de mi destino. A él, que conocía hasta lo más profundo de mi ser, me entregué ciegamente, sin saber que me quería sólo para sí. Ésa fue mi perdición. 
Pero tú nunca oirás hablar de mí, porque vivo en el fondo de un cajón, escondida entre las páginas del manuscrito inacabado de un escritor, que tuvo miedo de ser.

MAY145. SIN NOMBRE, de Carmen Martínez Marín


El castillo en el que habita la princesa tiene una fortaleza de piedra muy dura que ni los siglos han podido abatir, es más, está rodeado por un foso profundo en el que las aguas siempre son turbulentas. El sonido del agua provoca en esta bella princesa pensamientos a veces muy extraños. La princesa sin nombre ha inventado un viaje por la ruta de su mirada soñadora, pero no tiene muchas expectativas. El rey que reina en el castillo con nombre, siempre le promete que va a viajar, para después poner todas las trabas habidas y por haber, dejando en suspenso sus sueños. Está harta, muy harta y cansada de tantos inconvenientes y sinrazones. Por más que hace y deshace con su rueca no consigue salir. Siempre repite la misma labor. Nada está claro para ella, únicamente la luz del sol de cada día. Sola, pasea por los grandes pasillos y estancias, baja al patio, entra en las cuadras, sube y baja a la torre. Lleva una vida de princesa sin nombre y con sombra, una sombra muda que la acompaña día y noche. La princesa sin nombre está ociosa, al menos eso parece. Hoy la han visto por los centros comerciales. La princesa se ha salido del cuento y viste con ropa actual. Ahora vive del cuento porque el príncipe no vino en su corcel negro.

 http://aymaricarmen.blogspot.com/

EFECTOS SECUNDARIOS 2: MERMELADA Y TANGO , de Rafa Heredero

— ¿Estás seguro de que esta mermelada hay que tomarla así?
— Segurísimo. Me han enviado un e-mail con las instrucciones. Viene con fotos y todo. Dicen que es la mejor forma y que está buenísima. Hay muchos testimonios que lo confirman.
— No sé, no sé…
— Anda, no seas tonta, vamos a probarla. Mira, yo te tengo que poner un poco aquí… aquí… yyyyyyyyy… por aquí…
— ¡Uyyy! ¡Qué calentita y pegajosa está!
— Será cosa de los arándanos. Toma el bote, que ahora te toca a ti.
— ¡Ah, claro! Y yo te la extiendo por… ¡Haaaaala! No voy a tener suficiente.
— Ya. Es que no me conocen. Deberían haber mandado un par de cajas por lo menos. ¡Y con lo golosa que eres, además! Tú haz lo que puedas…
— Vale… vale… ¿Lo hago bien así?
—…lo… estás… haaaaa… aaaaaaa… ciendo… mu…muyyyyy… bien…
— Pues ya está. ¿Empezamos? ¡Un momento! ¿Y la mantequilla, para qué la has traído?
— ¡Ah, sí! (¡Buuuuf!)… para que podamos bailar el tango.
— ¿También te han explicado eso por e-mail?
— No, lo vi en una película.
— ¿Y cómo se usa?
— Esta noche te cuento. Ahora vamos a disfrutar de la mermelada, que tiene una pinta… ¡y hay que comérsela toda, eh!

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¿Qué más queréis que os diga? Añado mi testimonio a los ya escritos en estas mismas páginas. La mermelada de arándanos de El Sendero del Agua es una delicia. Simplemente exquisita. Pura lujuria. ¿Seguro que no está prohibida?

MAY144. LIBRE, de Kriselda Fernandez

Otra noche sin dormir. Tus ojos arden y pesan. Con la mirada perdida recorres la pared manchada y fría, sin ánimo ya, te repites hasta la extenuación que ha llegado el momento de correr. Cadenas y ataduras invisibles, ideas conservadoras impuestas por generaciones forman el grillete que sangra tu piel. El cepo de sus amenazas mantiene tu cabeza gacha; los barrotes de tu cárcel se yerguen uno a uno por la impotencia de sentirte débil, pobre, desnuda, pequeña, incapacitada. Otro día perdido, otro año perdido en su cuento perverso. Ahora es tu tiempo. Tiempo de ser león y no cordero, de respirar a dos pulmones, de cerrar tus oídos y detener sus puños. 

De ningún lado vendrá la ayuda; nadie te rescatará, princesa. El príncipe de tus sueños está en ti, el valiente que corta a filo de espada cadenas y grilletes, que rompe el yugo, eres tú. Suelta esa piedra que lanzabas a la luna; toma las riendas de tu vida; si no hay camino, ábrelo a fuerza de andarlo; cruza la puerta, cruza el puente, no mires el castillo. Ya todo ha sido pensado, ahora has que suceda. Toma al niño de la mano y huye lejos, princesa.

MAY143. CUENTO DE AMOR BOTÁNICO, de Manuel Montesinos

Te amaré toda tu vida, es más, te amaré toda mi vida Princesa, me gusta llamarte así. Recuerdo la primera vez que te vi con la altivez soberana que concede saberse descendiente de imperiales dinastías. Tu piel, sobre la que ahora corren las últimas gotas del rocío amanecido, aún mantiene la tersura carnosa de entonces.

Princesa, me gusta llamarte así. He creado un vergel elíseo a tu alrededor, te retiro de la umbría, podo tus marchitos defectos y te alejo de las semillas rebeldes. 
Princesa, llevas en tus raíces la savia de reinos antiguos, de Irán o Turquía. ¡Qué más da! Has sido educada en las más sofisticadas cortes palaciegas, diríase que posees grandes poderes: sabes medir la cantidad de luz que puede filtrarse en las habitaciones, detectas la mínima variación de temperatura, el grado perfecto de humedad y el rumbo de las corrientes de aire. 
En tu vida latente, hoy has vuelto a germinar y, sin que sea primavera, me regalas estambres voladores con perfume oriental. 
Ahora he de irme de viaje, pero no temas, el vecino te regará dos veces por semana y te contará historias de amor botánico para que sigas creciendo en mi ausencia.

MAY141. LA PRINCESA CONVERTIDA EN REINA, de Vicente Briñas Martín (Cuentón)

Una policía la consuela mientras se dirigen al vehículo que la llevará a comisaría, donde pasará la noche. Allí, tumbada en un camastro, se reprochará mil veces el no haberlo entendido cuando eran novios.

Cuando nos casemos, princesa, no te faltará de nada. Dejarás el trabajo. Te haré reina, de la casa y de mi vida. Con frases como ésa la había seducido. Todas las tardes la esperaba con un ramo de flores, siendo la envidia de las compañeras, que deseaban, también, su príncipe azul. 
Se casaron y ocurrió. Dejó su empleo, olvidó las amigas y se dedicó a su reino por completo. Todo como su majestad deseaba. Pero era una reina carente de poder. Su misión era servir a su señor. Y como todo no era perfecto, éste la castigaba y la pegaba como a los siervos insumisos. Y así pasaron largos años. 
Ella observa su salpicada mano empuñando un cuchillo. En el suelo, su señor. La sangre chorrea por cuello y abdomen. Su tronco produce pequeños respingos, como si quisiera incorporar su soberano cuerpo. Ella suelta el arma y se incorpora, mientras su gesto desencajado grita con más amargura que intensidad.

http://loscuentostontos.blogspot.com.es/

MAY140. EN LA EDAD DE LAS PRINCESAS, de Irene Pastor

Hubo un tiempo en que creí crecer muy muy deprisa. Fue un tiempo de desengaños, pero también de misteriosas revelaciones: aprendí a leer de corrido; averigüé  que los niños no venían de París sino que los traían las mamás de los hospitales; me sorprendí al contemplar que los ruidos del cuarto de mis padres no los provocaba ningún ser monstruoso sino mis padres besándose; me sentí altamente desconcertada cuando, en la playa, vi a mi primo Elías bañándose desnudo, y al final de unas navidades, en una caja del trastero, confirmé que mi padre no se llamaba Antonio sino Melchor, y que yo, por tanto, tenía sangre real.

UN PROYECTO BENÉFICO QUE NO ES UN CUENTO…

No podemos hacer menos que ayudar a difundirlo…

Antonio Nieto, asiduo colaborador y amigo de ENTC, ha publicado un libro a beneficio de la Asociación de Esclerosis Lateral Amiotrófica (ADELA). Se titula «El oro de París» y es una divertida historia sobre la búsqueda del oro de la República en la época de la transición. Todo un placer leerlo y, sobre todo, regalarlo. Antonio es, ante todo y sobre todo, un gran contador de historias.

Si alguien desea adquirir este libro, puede hacerlo a través de la asociación: http://sites.adelaweb.com/web-adela/ o el teléfono 913113530 Paz o Paloma.

MAY139. ROBADOS, de Marcel Gris

Camina en busca de momentos que cazar. Va sin rumbo por el casco viejo. “Entre las piedras” como suele decir. No hay objetivos, sólo instantes que se cruzan con él. 

En la plaza de la iglesia quemada, bombardeada y reconstruida por el hombre, encuentra una fuente de piedra sobre la que una pareja se besa con la suave ausencia del ruido de las terrazas que los envuelven. Los mira con el ojo que cuelga de su cuello. Sonríe. Ha encontrado lo que buscaba.
Ella es bella, hermosa, casi un sueño. Él, un simple afortunado de cuento de hadas. De hecho, representan un posible final del “comieron perdices”. 
Se aproxima a ellos con su objetivo descubierto y el sigilo anónimo que le permite el gentío de las mesas y sus comensales, un mediodía festivo cualquiera en este histórico y turístico lugar. 
Apunta. Ella lo mira. Él duda. Gesticula. Ella sonríe mágicamente. Él dispara, robando el instante. Inmortalizando el beso, la sonrisa. Sus recuerdos.

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