Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

ANIMALES

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en ANIMALES

Bienvenid@s a ENTC 2025 Comenzamos nuestro 15º AÑO de concurso. Este año hemos dejado que sean nuestros participantes los que nos ofrezcan los temas inspiradores, y el 5º de este año serán LOS ANIMALES. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
15 de AGOSTO

Relatos

ABR107. LA FUERZA DEL ALMENDRO, de María Peña

Noche de leyendas, transportándonos a épocas en las que las princesas aburridas de tanto tocarse sus cabelleras infinitas esperaban impacientes o no a sus príncipes morados de vid.
Contaban mis amigos, uno de Portugal y otro del mundo, la historia de un caballero el cual enamorado perdidamente de su esposa y al verla tan triste porque añoraba sus tierras frías del norte mandó plantar toda la ladera de almendros.
Llegada la primavera le vendó los ojos y subieron juntos a la torre más alta del castillo. Allí le quitó la venda y ella al ver tan hermosa imagen blanca sintió cómo viajaba en el tiempo encontrándose de nuevo en casa.

ABR106. VOLVER A EMPEZAR, de Esperanza Temprano

Lleva días vigilando la mazmorra a la espera de que llegue el momento de liberar a su dama. Cada noche aposta su caballería a la sombra de la luna y espera a que el dragón se duerma, entonces se acerca todo lo que la prudencia le permite y oye sollozar a su amada. Aprieta los dientes y los puños y se jura a sí mismo que la rescatará aunque le vaya la vida en ello. Mañana cuando amanezca y el dragón parta para la fábrica, trepará hasta su balcón y la buscará entre un montón de ropa para lavar y una pila de cacharros que fregar, la tomará en brazos y sorteando las ollas que burbujean al fuego, acariciará su pómulo quemado por la llamarada de la bestia y calmará con besos sus labios calcinados. Luego partirán sin demora hacia el hogar que no llegaron a formar… allí donde no les pueda alcanzar la maldita historia que nunca debió suceder.

ABR105. NUEVO CABALLERO ANDANTE, de Amparo Martínez Alonso

Recuerdo cómo Aurelio se retorcía bajo mi lanza. Tiramos las escobas y salimos corriendo cuando mamá nos llamó por segunda vez (siempre esperábamos al segundo toque de trompeta para terminar el torneo). ¡Eran tiempos de gloria! Hasta ese mal día en el que los hados confundieron a mi familia: Aurelio abandonó la caballería, mamá envejeció bajo algún oscuro maleficio y papá…

Papá animaba nuestras justas; le gustaba repartir títulos y honores. Cuando nos nombró caballeros juramos un código secreto con palabras de película: honor, valentía, justicia… Deseé cumplirlo. ¡Cómo deseé convertirme en un caballero andante!

Los sorprendí asaltándola. Le taparon los ojos mientras la arrastraban hacia el gimnasio. No lo dudé. Las leyes de caballería proclaman la defensa del débil y las damas. Los seguí. Saqué mi navaja multiusos del campamento. Vacilaron antes de entrar. ¡Aproveché su indecisión! Cualquier caballero que se precie sabe cuándo actuar. La dama gritó, los rufianes cayeron al suelo, mi navaja chorreaba justicia. Entonces, alguien encendió las luces del gimnasio. Los vítores se multiplicaron en el graderío. Las aclamaciones del público ensordecían:
—¡¡Sorpresaaa!! ¡¡Felicidadesss!!
Saludé entre gritos de júbilo, y gritos, y más gritos…

DOS JOYITAS PARA EL B.O.Y.

Nuestra amiga Marta Calderón, de la Librería Sancho Panza, no quería dejar pasar la ocasión de participar en este mes que tenemos fiesta del libro … y ha decidido participar en el juego de «Bersión Original Ynfantil» aportando dos ejemplares como premio muy muy adecuados…

CAPERUCITA ROJA. 

«Caperucita Roja es el cuento de hadas de transmisión oral que mejor ha sobrevivido al paso del tiempo, como manifiestan las múltiples versiones que de esta historia se han realizado a través de los siglos.
Tiene muchas lecturas, pero ante todo es un cuento para jóvenes que, de alguna manera, simboliza el paso de la niñez a la adolescencia.
Esta edición reúne las tres principales versiones del cuento:
En 1697 Charles Perrault fue el primero en incluir en un volumen de cuentos la historia de Caperucita. Escribió una fábula moralizante con la intención de advertir a las «señoritas» de la corte sobre los peligros de «ciertos hombres», disfrazados de lobos.
En 1812 Jacob y Wilhelm Grimm retomaron el cuento y su versión es la más conocida hoy en día.
Por último publicamos una rareza, la versión dramática y en verso que el gran escritor alemán Ludwig Tieck escribió en 1800.
Además, coincidiendo con el quinto aniversario del nacimiento de Nórdica, buena parte de los ilustradores que han trabajado con nosotros en estos años han recreado diferentes partes del cuento… ¡Para disfrutarlo mejor!» NÓRDICA LIBROS

EL GATO CON BOTAS.

«Edición ilustrada del relato clásico de Perrault El gato con botas realizada por Javier Zabala, Premio Nacional de Ilustración 2005. Se trata de un cuento popular europeo, recopilado en 1697 por Charles Perrault en su Cuentos de mamá ganso y que ha dado lugar a múltiples adaptaciones. El gato con botas basa su inteligencia en la observación y la lógica. La traducción es nueva y, además, se trata de una edición bilingüe para lectores de todas las edades.» NÓRDICA LIBROS

ABR104. DUELOS Y QUEBRANTOS, de Mei Morán

Kijano, sin el brío de antaño, acosado por el hambre, abandona la marcha. Largos años a pie, ya sin Rozinante, que descansa en paz en el campo de Criptania, le han dejado exangüe. Añora una comida caliente. Ha dejado atrás a los gigantes, ahora molinos de aspas astilladas por los embates del noble caballero. Ese día se acerca a una venta que avista en lontananza, dispuesto a ofrecer sus servicios por un plato de cuchara. Al llegar, los demás caballeros le hacen sitio, temerosos de tal triste figura. Engulle la vianda, tragaldabas, lamentando la falta de compañía. No sabe qué fue de aquel escudero suyo, algo tosco pero de trato afable. Se separarían por alguna tontería de la cuya no quiere acordarse. Mientras dormita, en plena digestión, sale de la cocina una mujer de anchas caderas, carácter alegre y respuesta ingeniosa. Está cambiada o quizá siempre fue así. Le gritan de todas partes: -Mesonera, trae más vino. Sí, es ella, Dulcinea. Detrás el que la azuza, dándole palmadas en las nalgas, es Sancho. El hidalgo, zaherido, echa mano de la espada caliente y, sin pensárselo dos veces, se va, embistiendo como un toro, para donde están ellos.

meimoran.blogspot.com

ABR102. OFICIO, de Virginia González Dorta

Le cuesta colocarse el guantelete izquierdo, el muñón le escuece al contacto con el frío metal. Es lo último, cubrirse las manos. El yelmo y la visera ocultan la cabeza herida, y no se ven las cicatrices de las mejillas, ni la oreja cortada, ni el parche en el ojo. Su paso renqueante no lo notarán los visitantes, ni sabrán que el caballero de la armadura reluciente que guarda la entrada del museo puede permanecer durante horas en pie, cualquier otra posición le produce agudos dolores y un malestar profundo y continuo.
Dentro de la armadura compacta, bajo el peto y la gorguera, con sus manoplas articuladas, guarda el calor de todos los niños que lo acarician, caballero de hierro, cuerpo incompleto, corazón de hombre.

ABR101. LIZAS CON SORPRESA, de Rodrigo Villanueva

Los esforzados caballos, sujetando los centenares de kilos de las armaduras que portaban los caballeros, piafaban por acabar cuanto antes este trabajo. Las telas de seda con rombos azules y amarillos y flores de lis que cubrían al de la derecha le hacían parecer más elegante, crecido y era el favorito en este torneo. Le habían colocado en el bozal a ambos lados plumas azules y la cola había sido peinada, alisada y después trenzada de manera armoniosa. El animal estaba nervioso. Quería entrar en liza antes de tiempo.
Por fin llegó su turno y el brioso animal sintió la orden de marcha y galopó con ánimo y con fuerzas para adquirir velocidad, serrando el aire con su potencia para derrotar a su oponente. La tensión se mascaba en el escenario. Los caballos se miraban con fiereza. La multitud enfebrecida gritaba al ganador. Ojos negros contra ojos negros. Los corazones de ambos animales latían al unísono y cuando se acercaron frenaron bruscamente, volando por encima de sus cabezas los caballeros con sus armaduras. La yegua y el caballo juntaron sus cabezas, se reconocieron, voltearon sus orejas y con serenidad salieron juntos del recinto para toda la eternidad. ¡VÍTORES! ¡APLAUSOS! ¡BRAVOS!

ABR100. CABALLERO AL RESCATE, de Mei Hiei

Llegué al restaurante en el 2084 de Old Lakeshore en Burlington. Allí estaba Karl con esa sonrisa tierna y sincera, que a diario veo en la pantalla de mi computador. Después de dos años de amistad en línea, a través de un videojuego, donde iniciamos como rivales y nos convertimos en aliados, para terminar como amigos; estamos por primera vez cara a cara.
Al verme llegar, se levantó, se acercó a mí, sujetó mi brazo izquierdo y me besó la mejilla.
– Princesa Karuna – me llamó por mi nombre de usuario en el videojuego. Deslizó su mano por mi brazo y entrelazamos nuestros dedos. Su beso palpitaba cálido en mi rostro.
– Caballero de Plata – Sonreí al apuesto rubio de ojos verdes y destellos dorados que me invitaba a seguirlo a una terraza atrás del local con vista al Lago Ontario.
Desayuno exquisito, conversación amena, una velada colmada de detalles y atenciones… A media mañana me presentó uno de sus amigos.
-Mi amigo Rayner es el Caballero Negro que venciste en el nivel 8.
Sus seductores ojos azules me han hechizado, sembrando dudas en mi corazón.
Sagaz, mi Caballero de Plata me hace mirarlo y me rescata, liberándome del encantamiento.

ABR99. DOMINGO, de Micaela Tochi

El besaba a Ana con ternura, acariciaba sus manos y su pelo. Le leía cuentos y le hablaba de sus planes de familia. Y aunque también hubiese querido marcar sendas dactilares por todo el cuerpo se contuvo.

Como en cada salida dominical Bety oficiaba de vigilante. Nadie quería que los novios estuviesen a solas ¡» a ver si los tentaba el demonio«! Pero como buena hermana se las arreglaba para desaparecer y dejarlos. Aprovechaba para ver a Julio, un viudo con el que se alegraban la tarde.

Finalizado el paseo se encontraban los tres y volvían como si nada hubiese sucedido. Bety esperaría ansiosa el próximo domingo. Ana se resignaba… su caballero se transformaría en hombre después del casamiento.

ABR98. ARBUSTOS, de Ana Fúster

El bochorno de la noche desploma todo su peso sobre el niño, pegándole la camisa a la piel. Desde su escondite, tras unos arbustos cuajados de flores cuyo nombre no recuerda, observa a los jinetes sobre el camino de tierra. Se están preparando para una incursión. Repasan instrucciones, repiten consignas. El niño se seca las empapadas palmas contra la tela basta del pantalón. La luna cómplice arranca algún destello ocasional a las armas y los caballos relinchan y se encabritan, inquietos por la agitación creciente de los hombres, que parece adensar cada vez más el aire. El niño siente cómo el sudor se le desliza en regueros rostro abajo. Restalla un látigo. Los jinetes se cubren la cabeza. El niño intenta amortiguar el ruido pesado de su respiración entre los fragantes pomos sin nombre. “Caballeros, ¡en marcha!”. El grupo, como una jauría acezante, se lanza a devorar la placidez de la noche.
El niño, las piernas hechas agua, corre desbocado campo a través para avisar a los suyos. Esta noche volverán a arder cruces en las riberas del Alabama. De pronto, absurdamente, le viene a la cabeza el nombre de los arbustos. Su abuela los llama obsesión blanca.

ABR97. EL CABALLERO Y SU DAMA, de Esther Cuesta de la Cal

Ella avanza con gran dificultad. Bien parece que no camina, sino que da diminutos saltitos. Él, unos metros más adelante y aparentemente impasible, espera. Dos lágrimas escapan de los ojos de ella cuando el dragón del miedo la acecha, “¿lo perderé? se pregunta, una y otra vez. Pero él siempre acaba conduciéndola a su castillo.
Cuando al final del día, y aún después de tantos años juntos, descansan cogidos de la mano, ella sueña que su caballero la libera, y él sonríe. Mañana saldrá de nuevo a salvar a su dama, no permitirá que el malvado Lord Parkinson la deje recluida en su torre.

ABR96. EPÍLOGO, de Beatriz Carilla Egido

—Era todo un caballero. De fino empaque y regias tierras. De arrogante perfil y escrupulosos modales. De fulgurante armadura y enérgica voz. De distinguida familia y tostada barba. De caballo ganador y rosados talones. De fiel escudero y amor imposible. De incontables hazañas y ligera locura. De vida épica. De muerte súbita…

—Muy bien, siga hablando. No deje de hacerlo. Vamos, continúe su… caballeresca historia. Le estamos escuchando. Caballero ¿me oye? no cierre los ojos. Hemos avisado a su esposa ¿Dulce? llegará en cualquier momento. Ya está aquí la ambulancia. ¡Pancho! ocúpate de acompañarle, yo tengo que cerrar la biblioteca.

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