Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

MAMIHLAPINATAPAI

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en el tema que te proponemos

Bienvenid@s a ENTC 2024 Este año, la inspiración llega a través de conceptos curiosos de otras lenguas del mundo. Comenzamos el año con MAMIHLAPINATAPAI, el entendimiento con la mirada. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
31 de MARZO

Relatos

OCT120. EL CINTURÓN DE ORIÓN, de José Manuel Molina Monclova

Caminando sin rumbo me encontraba en estos oscuros y escépticos días, en los cuales como cazador experto oteando el horizonte me encuentro, en busca de una presa desprevenida sobre la que caer.
De presa a cazador hace ya tiempo que me convertí, me deje arrastrar por el canibalismo del capitalismo.
De no ser por mis tres estrellas que en mi cinturón llevo, hubiera sido un cazador despiadado, cayendo sobre la presa más débil de forma implacable. Ahora como muestra de devoción hacia mis tres estrellas soy el vigilante, y caigo sobre los desalmados que atacan a las almas cándidas.

OCT119. RECARGANDO PILAS, de Antonio Ortuño Casas

Una, dos, tres estrellas, … y nunca terminaría de contarlas, muchas más, muchísimas más que humanos, todas vigorosas, llenas de luz y energía, llenando un universo sin fin.
– Hijo, cada vez que te sientas alicaído, con pocas fuerzas, mira al cielo en la noche y busca tu estrella para que te dé la energía que necesitas.
Y qué razón tenía mi madre; mi hijo ya tiene la suya y los tres, cada uno desde su lugar, miramos al cielo cada noche preparando el camino del día siguiente.

OCT118. EL DESEO, de Javier Palanca Corredor

Se encontró con ella en la parada de frutas del mercado; su olor los mitigaba todos. Laura le saludó sonriente con un racimo de plátanos en la mano. El hizo lo mismo un tanto embobado, pero esta vez sacó el valor para pedirle si quería ver con él la lluvia de estrellas de esa noche.
-No son estrellas, son meteoros de un cometa.
-Eso queda un tanto frío. Dejémoslo en lágrimas de San Lorenzo que es más poético.
-De acuerdo.
-Pues en la fuente después de cenar.
Él llegó primero porque no pudo tragar bocado. Además, ella podía llegar pronto y marcharse sin esperar.
Al poco llegó ella,, con su roja chaquetilla de entretiempo, más bonita que nunca.
-Creo que la ladera junto al castillo nos permitirá, estando tumbados, mirar el cielo como si fuera una gran pantalla de cine.
A Laura le pareció una buena elección.
Ya tumbados en la ladera, él le dijo que si se conseguía ver tres estrellas fugaces se podía pedir un deseo que seguro se cumpliría.
Cuando divisaron la primera ya estaban sus manos tonteando tímidamente.
Tras la segunda se empezaron a comer los labios.
La tercera ni la vieron. ¿Para qué?

OCT117. EL MEJOR BAILE, de Nani Canovaca López

Danzaban procurando ser las mejores bailarinas, pero lo que no habían podido  imaginar aquellas tres estrellas es que al formar parte de un caldo de gallina, aderezado con puerro, cebolla y zanahoria, entre otros elementos que salpimientan e incrementan el sabor, tendrían que cocer a ritmo del bolero de Ravel, la danza del vientre e incluso la samba, para ser las mejores  y más sabrosas que formaran parte de aquel primer plato del mejor restaurante de la ciudad.

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OCT116. TRES INSIGNIAS, de Puri Otero Domarco

-Mamá,ven corre-grita el niño que observa las estrellas tras el cristal.
-Que ocurre hijo.
-Mira mamá,cuantos puntos brillantes hay en el cielo,¿de quien son?.
-No son puntos hijo, son estrellas y son de un señor muy viejecito.
-Mamá,tú lo conoces?
-No hijo,no lo conozco, pero dicen que es muy bueno y que nos quiere mucho a todos.
-Entonces si es tan bueno, y como tiene tantas nos podría dar tres.
-Para que quieres tres?
-Una para tí, otra para papá y otra para mí.
-Y que vas hacer con ellas?
-Verás mamá,mis amigos del cole,tienen insignias pegadas en sus camisetas,así yo pegaré una estrella.La tuya la pondrás en el abrigo y papá la colocará en la chaqueta.
-¿Sabes donde vive ese señor?
-Mira hijo,ese señor vive encima de las nubes en un castillo muy grande,rodeado de ángeles guardianes,y cuando entras en su casa ya no puedes salir mas.
-Entonces no es tan bueno,ya no quiero sus estrellas-responde el niño entre sollozos acurrucado entre los brazos de su madre.
Esta lo estrecha contra su pecho y lo introduce en su cama.

 Blog = dulcinea-del atlántico

OCT115. SON TRES DE CINCO PUNTAS, de Inés M. Guzmán Ortega

Un haz de luz da vueltas ¿o soy yo y no me reconozco? Tampoco sé si estoy despierta o si deliro. Ante mi da vueltas lo que sea. Unos rayos dorados giran sobre sí mismos y alrededor de todo. De pronto cambian, son tres puntos de luz, quieren cegarme, por eso aprieto con mas fuerza los ojos, pero ellos, los tres puntos de luz, parece que ahora están en mi cerebro… no, ahí no, mejor ante mi vista. Les reto y paran. Ahora crecen, se hacen más grandes… estrellas, son estrellas, son tres, de cinco puntas, perfectas, impecables. Estrellas sobre verde. Un verde peculiar, un escudo que habla del pasado. Y comienza la historia. Dentro estoy de esa historia. Mi casa, mi familia, una familia extraña: mis padres son más jóvenes que yo, y tomo entre mis brazos algún niño, un niño que de pronto me supera en altura. Todos a un tiempo se transforman. Ya no les reconozco. Pero descubro que es mi estado febril y me voy a mi cama.
   Ahora soy parte misma de ese escudo de estrellas. De cinco puntas, tres. Condenada a girar eternamente en la extraña galaxia de mi mente.

OCT114. MÁS ALLÁ, de Amparo Perez Gutierrez

En las películas los muertos dan miedo, y si se sueña con ellos o eres médium o se presagian sucesos de los que ponen el vello de punta. En la vida real, lo aconsejable es no hablar de estas cosas. Pero es lo que nos pasa a Felipe y a mí con nuestra madre: de día la recordamos y de noche nos reencontramos con ella, a veces por separado, a veces coincidiendo. Para alivio de los cuidadores del orfanato, nos vamos a la cama cada vez más pronto, esperando que llegue esa hora, ese sueño en que madre sigue viva y feliz y nos hace reír como nada más puede hacerlo en la vigilia. Así que decidimos dormir y dormir. Dice mi hermano que, durmiendo más que la mayoría de la gente, unas 10 o 12 horas diarias –como era costumbre muchos años atrás—podremos estar miles de veces con madre, en el más allá. También queremos que alguien sueñe con nosotros cuando hayamos muerto. Es lo que nos aseguran las tres estrellas que brillan en el cielo cuando nos despertamos de noche y miramos por el ventanuco del baño: alguien nos querrá. Solo es cuestión de tener mucha paciencia.

UNA INSPIRACIÓN … MARCIANA

Miró luego al marciano que se perfilaba contra el cielo.

– ¡Las estrellas! – dijo.
– ¡Las estrellas! – respondió el marciano mirando a Tomás.
Las estrellas eran blancas y claras más allá del cuerpo del marciano, y lucían dentro de su carne como centellas incrustadas en la tenue y fosforescente membrana de un pez gelatinoso; parpadeaban como ojos de color violeta en el estómago y en el pecho del marciano, y le brillaban como joyas en los brazos.
– ¡Eres transparente! – dijo Tomás.
– ¡Y tú también! – replicó el marciano retrocediendo.
Tomás se tocó el cuerpo, sintió su calor y se tranquilizó. «Yo soy real», pensó.
El marciano se tocó la nariz y los labios.
– Yo tengo carne – murmuró -. Yo estoy vivo.
Tomás miró fijamente al fío.
– Y si yo soy real, tú debes de estar muerto.
– ¡No! ¡Tú!
– ¡Un espectro!
– ¡Un fantasma!
Se señalaron el uno al otro y la luz de las estrellas les brillaba en los miembros como dagas, como trozos de hielo, corno luciérnagas, y se tocaron otra vez y se descubrieron intactos, calientes, animados, asombrados, despavoridos, y el otro, ah, sí, ese otro, era sólo un prisma espectral que reflejaba la acumulada luz de unos mundos distantes.
RAY BRADBURY. Crónicas marcianas. Edit. Minotauro

OCT113. ESTRELLAS DORADAS, de María del Carmen Guzmán Ortega

Doradas y esplendorosas lucían sobre un cielo de un extraño color. Eran tres brillantes luminarias las que vi cuando recobré el sentido.
     Al pronto no fui capaz de comprender qué me había pasado, era todo tan confuso… los truenos, los fogonazos y los gritos aun retumbaban en lo más profundo de mi cerebro. No veía más que estrellas, aquellas brillantes estrellas que relucían con una esperanza de vida. Pero lentamente, como se despierta una de un sueño profundo, fui volviendo a la realidad. Mis ojos se fueron abriendo a la luz, y a partir de aquellas estrellas mi vista fue subiendo subiendo hasta llegar a una barba incipiente y un bello rostro de hombre.
     Giré la cabeza, y allí, sobre el suelo cubierto de metralla había una gorra con tres estrellas bordadas.

OCT112. ENANA ROJA, de Patricia Mejías

Desde antes de nacer, su destino fue calculado en coordenadas astrales. Durante una polinización de las Dracónidas, la nave del que sería su padre tuvo un encuentro con uno de esos granos siderales. Varado en tierra extraña, el viajero permaneció junto a una aborigen hasta que las Tres Marías  se mudaron a otros cielos. Como cualquier otro hombre de las estrellas, dejó una promesa de regreso. Y una hija. Al ser mayor, ella también siguió la misma ruta de las trillizas del Cinturón de Orión. Al Norte. A su destino. Hasta una gran metrópoli . Pero los astros habían elaborado un desafortunado mestizaje entre expectativas y realidad.  Y aunque sus ojos celestes refulgían en su piel nocturna, en los casting la rechazaban por su tamaño insuficiente para brillar en las pasarelas.
Al menos hoy recibiría tres estrellas por su actuación. Estaban en una gaveta de su tocador, junto a las pestañas postizas. Dos para cubrirse los pezones, y un frontispicio de pétalos estelares para el hilo dental. Hoy brillaría para estallar de pudor al ser llamada al escenario por su nombre artístico, y sus últimos destellos de esperanza se los tragaría ese hoyo negro de la calle Rouge.

0CT111. M, de Alberto Quiles

Cuando la tercera de las estrellas se cernió en el firmamento, ella cayó en un sueño profundo.
Ahí estaba frente a mí. Posando sus ojos cristalinos, débiles, tenues y penetrantes sobre los míos. En instantes sus párpados se cerraron y su respiración se aceleró. Gracias a aquella anaranjada luz irradiada por la lámpara sitiada a palmos de distancia de la cama, pude vislumbrar su figura; dibujé con mis dedos su silueta inquieta, vertiginosa. Acaricié sus cabellos eternos, dorados y revueltos y tras ello, besé sus labios sensuales y sedantes como fresa aromatizada.
Deslicé mi brazo tras su espalda y miré por aquella ventana posada frente a mí. Miré a aquellas estrellas de allá y en 1,2,3… al placentero sueño yo también viajé.

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PROPIEDADES ORGANOLÉPTICAS DE LA MERMELADA ENTC. ANÁLISIS FORENSE

Algunos lo habéis solicitado. Intentaré explicarlo como quien silba un olor o como quien os canta un aroma.
En cuanto a su color, ni es rojo ni es granate. Va más allá del rojo o del granate. Es un rojo profundo, casi abisal.
No devuelve la luz: la fagocita..Es un rojo escondido al borde del espectro que ni sueña la rosa. Sólo el arándano
conoce su secreto. Es un rojo de orquídea que palpita, emociona.. Es un color carnívoro de planta que seduce y
convierte al que la mira en un insecto hipnotizado. Es un rojo sangrado a borbotones, como de coágulo: El » rojo
tarantino». Rojo de herida pasional, abierta, como el costado del cristo atormentado que escucha una saeta.
Un rojo que traspasa el bermellón o el rojo indio. Un rojo enamorado, como de sangre púber. No es ese rojo hortera
catorcedefebrero ni carmínlipstick. Es el rojo inocente de la sangre del toro que aún herido persigue el roce del capote.
Rojo fruta prohibida que sabe a terciopelo. Es un rojo febril, tarde de gripe. Huele a jardín de agosto en medio de lanoche y sabe a sinfonía de colores estrenados. Fuegos de artificio en una boca que trata de atraparla.
Toda ella sabe a receta callada, a paseo en el campo, como a cesta de mimbre…… a mermelada.

Nieves Martínez Menaya

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