Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

FOBIAS

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en FOBIAS

Bienvenid@s a ENTC 2025 ya estamos en nuestro 15º AÑO de concurso, y hemos dejado que sean nuestros participantes los que nos ofrezcan los temas inspiradores. En esta ocasión serán LAS FOBIAS. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
30 DE SEPTIEMBRE

Relatos

MAR162. DILEMA, de Antonio Diego Araujo Gutierrez

«Hay un mundo paralelo, un mundo que subsiste a la amenaza del Apocalipsis inducido por el Poder, un mundo inmune a la propaganda del miedo«.

«Al cruzar la frontera tuve una extraña sensación de incertidumbre, apenas han pasado dos horas, pero aquí el tiempo adquiere una dimensión eterna que hace inútil cualquier intento de medirlo. Todo cuanto estaba bajo control es ahora impreciso. Siento desazón y esperanza, pero aún tengo fuerzas para superar el vértigo de la rebeldía. No puedo esconderme. No puedo mirar atrás.«

Después de leer el mensaje comprendí la razón de su extraño comportamiento en las últimas semanas. Días más tarde fui nombrado su sucesor en el cargo. El Partido esperaba que llevara a buen término mi primera misión: acabar con él.

Los satélites detectaron su chip personal en un punto situado al noroeste del continente. Demasiado fácil como para tratarse de un descuido. Al instante recibí un mensaje: «ven solo«.

Acudí a la cita. El amanecer tenía todos los colores de la juventud. Entré lentamente en la casa abandonada. Sobre la solitaria mesa de la estancia refulgía el metal de una pistola. Su voz habló desde un rincón en penumbra: «dispara o únete«.

MAR160. LA MASACRE, de Francesc Barberá Pascual

Salí a la calle y empecé a disparar. Primero me cargué a una vieja que me recordaba a mi profesora de Matemáticas. Al doblar la esquina me encontré con un grupo de skins, los maté a todos. Odio el racismo. Más tarde, en el hospital, fueron cayendo uno tras otro. Médicos, enfermeras, incluso los pacientes. Entonces escuché las primeras sirenas. Logré despistar a la policía, pero tras perseguirme durante cinco minutos acabaron atrapándome. Me abatieron a tiros. Game over. 2084 puntos, una miseria. Apagué la consola y me aseguré de que había metido la recortada en la mochila. Me puse el pijama y, antes de acostarme, le envié un mensaje: «Recuerda que mañana no debes ir al instituto«.

MAR159. CIEN AÑOS DE ADELANTO, de Óscar Quijada Reyes

–Y si mi tío tuviera razón sobre Orwell –sugirió Fred.
–¿En qué sentido? –preguntó su hermano.
–Él creía que George Orwell no escribió solo una obra de ficción, sino que anticipó lo que sería el mundo en un futuro cercano.
–Han pasado casi 30 años desde “1984”, y no sucedió lo que el autor dijo.
–Cierto, ¿y si no ocurre tan repentinamente, y más bien las cosas van cambiando y todo acontece en 2084? La intervención de las masas en los asuntos políticos y sociales es cada vez más intensa. Ya para algunos líderes las manifestaciones, marchas y protestas, son progresivamente insoportables. Alguno podría plantear una sociedad controlada como excusa para evitar tales movimientos. Tampoco podemos decir que de modo alguno ha acaecido lo que quiso advertir, en algunos países se ha mantenido vigilada y hasta reprimida a la comunidad.
–Si acaso acontece, ni siquiera estaremos vivos tú y yo para ese tiempo, ¿qué relevancia tendrá?
–Se me ocurre… ¡está pasando! Se nos somete a través de la persuasión y la propaganda.
–Vaya que te gusta complicarte la vida, dentro de setenta años… ¿importará?
–Nuestros descendientes lo sufrirán.

MAR158. EL MOTIVO, de Elysa Brioa Escudero

El mundo era un lugar triste y gris. Mujeres y hombres existían para producir sin descanso. Algunas horas de sueño y otra vez a la faena, así era la vida entonces. Un día, alguien, empezó a susurrar una melodía, los que estaban alrededor primero se asustaron, después se dirigieron miradas asombradas y como en un coro improvisado empezaron a cantar siguiendo aquella cadencia. Mientras aumentaba el tono del cántico las sonrisas se instalaban en todos los rostros, trabajaban a buen ritmo, con más alegría. El poder se asustó, no querían que las condiciones de trabajo mejoraran para que todo siguiera en el orden establecido. Aquel centro de labor fue precintado y sus obreros llevados a reeducación. Solo escapó al castigo el que había iniciado el canto, fueron incapaces de atraparlo. A partir de ahí y con la misma rapidez que prende el fuego en la hierba seca, surgieron otros conatos de alegría y la revolución fue imparable.
Hoy el planeta es un lugar mejor para vivir. Cuando le preguntan al hombre que inició todo por sus motivos, siempre contesta lo mismo: No lo sé, solo recuerdo que esa noche fui feliz, soñé por primera vez.

MAR157. E-GAFAS, de Virginia González Dorta

Se puso las gafas, las famosas gafas.
Años que llevaba esperando para conseguirlas y ahora, ahora había llegado el momento. Saldría esa tarde después que ella, la seguiría hasta el lugar de la cita con sus amigas… ¡con sus amigas, le dijo, como si a esas alturas ya él no supiera distinguir entre la verdad y la mentira! Y así lo hizo, esperó un rato que doblara la esquina, se subió el cuello del abrigo y echó a andar. Las gafas eran cómodas, sólo un levísimo rumor parecía salir de la montura, de color oscuro, sin señas aparentes de su verdadera utilidad.
Cuando volvió a casa, venía cansado, pálido y con ganas de vomitar. Dejó las gafas en la cómoda de la entrada, se acercó al baño y se miró al espejo. No se reconocía.
Las gafas le habían dejado una huella indeleble: lo que habían grabado era un tatuaje en su piel, pequeños fotogramas que relataban la ausencia de amor, la búsqueda del deseo y la frágil mentira con que habían construido sus vidas.

MAR156. 2000 80 4, de Leticia Oliva

Con mi bolígrafo en mano pensaba: “2084…”, una sonrisa ilusionada intentaba llevarme a ese tiempo, mientras que una ceja rebelde me ataba al presente,
– ¿qué futuro? si con 2000 euros que bien que estaría ahora.
– ¿Cerebro? concéntrate, futuro y hacemos la historia.
– Ya, pero igual nos vienen bien los 2000 euros ¿y no le debemos como 80 a Juan?.
– Sí, pero ahora no tengo ni 4 , ¿podemos volver a la historia?.
– Vale, pero no me tientes con esos números.
– Ok, entonces… futuro, año…, sin año mejor… la gente es…
– ¿Pero tú crees que en el futuro próximo cercano consigamos los euros?
– ¡Me cago en estos números! Que no se me ocurre nada y que futuro voy a ver si con la crisis que hay no me imagino llegando al mes que viene.
Menos mal no gaste la hoja, capaz que el mes que viene se me ocurra algo digno de ser plasmado aquí, pero como está la cosa, no está ni para hacer bolitas de papel.
– Al menos agradezco lo ecológica que me he puesto, todo lo ahorro y lo reciclo, a este paso, si habrá recursos en el futuro.

MAR155. SU MAYOR DILEMA, de Alfonso Carabias Antunez

El aura de calma y concentración de la sala se interrumpió por el ahogado lamento de uno de los científicos.
El maestro, preocupado, se acercó a él.
– ¿Qué es lo que perturba tu mente, estimado colega?
– Disculpe maestro – respondió el científico pesaroso – es este algoritmo, soy incapaz de resolverlo correctamente.
 – Revisa el planteamiento y la solución saldrá sola – respondió el maestro.
– Eso intento señor  – contesto nervioso – pero al desarrollarlo siempre llego a una cifra en la que no puedo seguir.
– ¿Y cuál es? – preguntó el maestro intrigado.
– 2084 Señor – fue su respuesta.
El maestro, después de mirarlo a los ojos, encontró la raíz del problema.
– No creo equivocarme al decirte que hay una variable externa que nubla tus planteamientos, que probablemente te haya acelerado dos veces el corazón al recordarla, que mantiene a cero tu concentración desde que la conoces, que te habrá venido al menos ocho veces a la cabeza en el día de hoy y la hayas nombrado no menos de cuatro. Yo tuve ese dilema hace tiempo.
– ¿Y lo resolvió maestro?
– Entonces tomé la solución que entendí más racional, aunque no hay día en que no me arrepienta.

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MAR154. EL SECRETO DE LA HABITACIÓN 2084, de Mercedes Daza

Todos los viernes recibía un sobre en el que me citaban a medianoche en la habitación número 2084 de un sombrío hotel resguardado en la Gran Vía. Yo, letrado de renombre pero protagonista de una larga lista de relaciones frustradas, acudía a aquel lugar con la excitación de la primera vez. Ella me esperaba semidesnuda en la cama, con su rostro cubierto por una máscara dorada y una peluca roja a juego con sus labios carnosos que quedaban al descubierto. Durante aquellas horas mi mundo envuelto en leyes se desvanecía para abrir una puerta que daba paso a la incoherencia, la fantasía, el deseo.
Nuestros encuentros se repitieron de manera puntual durante casi un año, hasta que un día sus negras lágrimas asomaron por su cuello. Comprendí que la magia había terminado.
Meses después hallé en mi buzón una nueva cita. Pícara, quería que al fin nuestras miradas se cruzasen en el juzgado donde ejercía. Entré en la Sala buscando sus labios que con desconcierto encontré. La ubiqué en el estrado. Por primera vez no intervine como abogado. Era el denunciado y ella mi hija, aquella que abandoné hace 2084 noches, y que cada viernes besé en una fría habitación.

MAR152. RDT 2084, de Juana Mª Igarreta Egúzquiza

Ayer Ana se pasó parte de la mañana en su RDT 2084, pero nadie la echó en falta. En realidad es su gran secreto, una herencia recibida de Nicolás, su abuelo preferido.
RDT son las siglas de “REFUGIO DEL TIEMPO”. Vivir en él es vivir fuera de tiempo, sin que éste corra, en otra dimensión.
Ana, para hacer uso de este don, tan sólo tiene que contener la respiración unos segundos con los ojos cerrados y los dedos pulgares colocados sobre las sienes. Con este sencillo ritual, logra sustraerse de lo que llamamos realidad y adentrarse en otro mundo paralelo. Ella lo utiliza cada vez que necesita huir del estrés, escapar de una situación tensa.
Ayer, el reloj marcaba las 11 de la mañana cuando Ana se sometía a un duro examen de oposiciones. Ella, cumpliendo el ritual, se refugió en su RDT 2084. Una vez que consiguió relajarse, volvió a la «normalidad«. Seguían siendo las 11 de la mañana.
Nunca podrá olvidar el día que su abuelo Nicolás, sintiendo de cerca la muerte, le desveló el secreto RDT. Ella cumplía 20 años. Su abuelo tenía 84. Así es que Ana decidió llamar RDT 2084 a tan precioso regalo.

MAR152. DISECCIÓN, de Mercedes C. Velázquez Manuel

-Y dígame ¿qué le trae por aquí?
-Quisiera analizar el número 2084 para estar preparado…
– Ah, bien. Estudiemos el asunto.
-Si al 2 le sumamos 0 nos dará 2. Si al2 le sumamos8 nos dará10 y si al 10 le sumamos4, nos dará14. Como hay que reducir esta cifra a un solo dígito…pues nos quedaría el número5.
-¿cinco?
-Sí, cualquier número es válido para el interrogante que desee plantear. Pasemos pues a diseccionarlo.
El 5 está en el justo medio de la secuencia del 1 al 9, por lo tanto en el centro de la serie 123456789. El número 5 nos retrotrae a los cinco sentidos que posee el ser humano. De no emplearse bien estos cinco sentidos con cabeza, amor y generosidad, de nada le valdría al ser humano tanto ensayo-error etc.etc. Y es una lástima porque siempre le gustado avanzar bajo su propia libertad, la misma que ha venido empleando desde tiempos inmemorables. Sólo que esta vez la está llevando a extremos inapropiados.
2084 va a necesitar ese equilibrio de número cinco intermedio, pero de una manera cambiante, expansiva y social. Con un equilibrio sostenido en lo constructivo y en el progreso solidario y colaborativo…digamos más favorecedor.

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