Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

BLANCO Y NEGRO

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en BLANCO Y NEGRO

Bienvenid@s a ENTC 2025 ya estamos en nuestro 15º AÑO de concurso, y hemos dejado que sean nuestros participantes los que nos ofrezcan los temas inspiradores. En esta ocasión serán relatos que desarrollen el concepto BLANCO Y NEGRO. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
30 DE DICIEMBRE

Relatos

ABR99. DOMINGO, de Micaela Tochi

El besaba a Ana con ternura, acariciaba sus manos y su pelo. Le leía cuentos y le hablaba de sus planes de familia. Y aunque también hubiese querido marcar sendas dactilares por todo el cuerpo se contuvo.

Como en cada salida dominical Bety oficiaba de vigilante. Nadie quería que los novios estuviesen a solas ¡» a ver si los tentaba el demonio«! Pero como buena hermana se las arreglaba para desaparecer y dejarlos. Aprovechaba para ver a Julio, un viudo con el que se alegraban la tarde.

Finalizado el paseo se encontraban los tres y volvían como si nada hubiese sucedido. Bety esperaría ansiosa el próximo domingo. Ana se resignaba… su caballero se transformaría en hombre después del casamiento.

ABR98. ARBUSTOS, de Ana Fúster

El bochorno de la noche desploma todo su peso sobre el niño, pegándole la camisa a la piel. Desde su escondite, tras unos arbustos cuajados de flores cuyo nombre no recuerda, observa a los jinetes sobre el camino de tierra. Se están preparando para una incursión. Repasan instrucciones, repiten consignas. El niño se seca las empapadas palmas contra la tela basta del pantalón. La luna cómplice arranca algún destello ocasional a las armas y los caballos relinchan y se encabritan, inquietos por la agitación creciente de los hombres, que parece adensar cada vez más el aire. El niño siente cómo el sudor se le desliza en regueros rostro abajo. Restalla un látigo. Los jinetes se cubren la cabeza. El niño intenta amortiguar el ruido pesado de su respiración entre los fragantes pomos sin nombre. “Caballeros, ¡en marcha!”. El grupo, como una jauría acezante, se lanza a devorar la placidez de la noche.
El niño, las piernas hechas agua, corre desbocado campo a través para avisar a los suyos. Esta noche volverán a arder cruces en las riberas del Alabama. De pronto, absurdamente, le viene a la cabeza el nombre de los arbustos. Su abuela los llama obsesión blanca.

ABR97. EL CABALLERO Y SU DAMA, de Esther Cuesta de la Cal

Ella avanza con gran dificultad. Bien parece que no camina, sino que da diminutos saltitos. Él, unos metros más adelante y aparentemente impasible, espera. Dos lágrimas escapan de los ojos de ella cuando el dragón del miedo la acecha, “¿lo perderé? se pregunta, una y otra vez. Pero él siempre acaba conduciéndola a su castillo.
Cuando al final del día, y aún después de tantos años juntos, descansan cogidos de la mano, ella sueña que su caballero la libera, y él sonríe. Mañana saldrá de nuevo a salvar a su dama, no permitirá que el malvado Lord Parkinson la deje recluida en su torre.

ABR96. EPÍLOGO, de Beatriz Carilla Egido

—Era todo un caballero. De fino empaque y regias tierras. De arrogante perfil y escrupulosos modales. De fulgurante armadura y enérgica voz. De distinguida familia y tostada barba. De caballo ganador y rosados talones. De fiel escudero y amor imposible. De incontables hazañas y ligera locura. De vida épica. De muerte súbita…

—Muy bien, siga hablando. No deje de hacerlo. Vamos, continúe su… caballeresca historia. Le estamos escuchando. Caballero ¿me oye? no cierre los ojos. Hemos avisado a su esposa ¿Dulce? llegará en cualquier momento. Ya está aquí la ambulancia. ¡Pancho! ocúpate de acompañarle, yo tengo que cerrar la biblioteca.

ABR95. LA AVENTURA DEL AMOR, de Calamanda Nevado

Un caballero propuso a su criado como miembro de una prestigiosa orden. Le exigieron desafiar amorosamente a una joven bella e inocente. El señor que apostaba por el amor y sus códigos de honor ordenó al vasallo. —Sancho búscala y se galante. —
Cuando el sirviente la halló, le recitó atolondrado. —Si deseas felicidad comparte conmigo tu corazón— Notó su interés por el halago, y continúo hablándole. —Mira mis alas en el reflejo de esta fontana; danza con ellas y se inmortalizara tu alegría. — Mientras la muchacha, sorprendida, le tanteaba los hombros con afán de descubrirlas, el aliento enamorado penetró en ella. Los peces compusieron música de violines entre la espuma. El mármol se convirtió en mullido aposento. Las gotas formaron brazos de gigantes y aspas de molinos, salpicándole mágicamente susurros en los labios: —Señora— murmuraban, —observa los espejos de estas aguas; revelan arco iris, plateados pétalos de luna y destellos de estrellas… ¿Acudirás cada día al atardecer cuando las palomas dancen como alegres arlequines, y caminarás conmigo por la luz para llegar hasta las nubes? — La joven, con voz de golondrina acaricio y beso al criado; revelándole que nunca antes escuchara palabras tan aventureras como las pronunciadas por sus labios.

DESDE JAPÓN… A PARES

Nuestro estimado amigo
EDWINE LOUREIRO
quiere compartir con nosotros una doble alegría …

Hoy recibi mas dos noticias que me han dejado muy feliz. Primero, yo fue seleccionado para la antologia del certamen Diversidad Literaria en Espana:


Y una de mis mayores alegrias. Mi guion Agua Viva esta entre los diez finalistas del Premio Filma Brasil, el mayor certamen on-line de guion de cinema hoy en Brasil. Esta es la lista y podran ver mi video (en Portugues):


Me gustaria compartir esta felicidad con los amigos de Esta Noche te Cuento, que siempre han me apoyado. Muchas gracias, de veras.

Un gran saludo desde Japon.
 
 
Gracias por compartirlo y muchas felicidades, Edwine

ABR94. CABALLERO DE FINA ESTAMPA, de Alicia Barajas

– ¿Qué es un caballero, mamá?
– ¿Por qué me preguntas eso?
– Porque ayer, el abuelo de Megan estaba oyendo una canción sobre algo así como un ‘caballero de fina estampa’.
– Pues debe de ser una grabación muy antigua.
– Sí, el abuelo me dijo que tenía un par de siglos.
– Entonces, mamá, ¿qué es un caballero?
– Hija, los hombres no siempre han sido damiselos.
– ¡En serio, mamá!
– Sí, hija, hubo un tiempo en el que los hombres eran los que mandaban y las mujeres se limitaban a servirles. Entonces, al igual que las mujeres de hoy, eran ellos los que luchaban por la protección del grupo defendiendo valores y enfrentándose a todos los peligros y como en la época pre-tecnológica iban a caballo, se les llamó caballeros. ¿No has oído hablar de Don Quijote de la Mancha?
– ¡Ni idea!
– Creo que lo reescribieron bajo el título de ‘La ingeniosa Dulcinea del Toboso’ y era sobre las aventuras de una mujer que se chifló de tanto leer historias de manga y se creyó que era un Pokémon que tenía que evolucionar…
– Ah, sí, y que evolucionaba en un bosón de Higgs…

Blog = dos+dos=cuatro

ABR93. "AL BIEN HACER JAMÁS LE FALTA PREMIO", de Mª del Rosario Val Gracia

Con sumo cuidado la apoyó sobre la mesa, con mimo la afiló y untó con la grasa, afanoso la limpió con un paño suave.
Su hijo que le observaba…
-Padre, ¿porqué tanto esmero?
-Un caballero ha de tenerla siempre a punto.
-Ya padre, pero a vos qué lo mismo os da, ¡para ese menester!
-No es lo mismo ¡pardiez!, mejor con una que brille, aguzada y pulcra.
Lozano cabalgaba. Ajusticiaba en su corcel.
Los reflejos y destellos lustraban la batalla.

¡QUÉ EXITO!

La Librería SANCHO PANZA me comunica que sólo le quedan 10 ejemplares de Esta Noche Te Sueño. Apenas tenemos una decena más de reserva. Por lo que si estáis interesados en la compra de algún ejemplar no os retraséis mucho. 
Por cierto, parece ser que le habéis solicitado también ejemplares de EL BOSQUE, pero esa edición ya está completamente agotada.
Os recuerdo que podéis solicitar ejemplares a través de 
942 70 08 79
(Marta Calderón)
El precio de la edición es de
5 euros por ejemplar 
+ los gastos de envío

ABR91. LA NÚMERO 13, de Mar Horno

Abogada en paro aceptó el primer trabajo que le ofrecieron. Su hora de entrada era cuando cerraba sus puertas el museo y salía a altas horas de la madrugada. El silencio de la noche agudizaba sus sentidos y amplificaba cualquier ruido que se producía en las grandes estancias. Todos los días lo mismo, abrillantar, abrillantar, y si fuese una, vale, pero no, veinticinco. Y el miedo que le daban. Parecía que emitían un suspiro de placer cuando les frotaba el peto. Cuando terminaba, recogía sus cubos y bayetas con rapidez y hasta imaginaba oír un chirrido oxidado como si giraran el yelmo para verla marchar. En una ocasión, le pareció que una de ellas, la que tenía las grebas y los espaldares dorados, acercaba levemente su mano y le acariciaba el pelo. Llegaba a casa con el corazón en la boca. Tardaba en dormirme horas y sufría pesadillas recurrentes. Decidió dejarlo. Aquello era un martirio. Hasta que un crepúsculo, adornado con una espectacular luna llena, la número trece se arrodilló con cierto esfuerzo y pidió su mano.

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