Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

SCHADENFREUDE

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en el tema que te proponemos

Bienvenid@s a ENTC 2024 Este año, la inspiración llega a través de conceptos curiosos de otras lenguas del mundo. El tema de esta tercera propuesta es el término alemán SCHADENFREUDE, que viene a significar la "alegría por el mal ajeno" Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
15 de MAYO

Relatos

SEP34. AMOR INFINITO, de Ricardo Médano Peyrac

Tú eres fuego, abrasador, apasionado y volátil. Yo soy hielo, inmutable, densa y helada.
Necesito de tu pasión y de tu amor porque mi corazón se está petrificando. Tú necesitas mi frío para que tus propias llamas no te consuman. Nos acercamos con tiento. Te deseo. Te excito. Oigo tu crepitar y avanzo un poco más. Estás tan cerca que siento tu calor y me resquebrajo. Tú sientes que tus llamas comienzan a menguar…
¿Habrá fruta madura en nuestro amor? ¿Alguna vez podremos subsistir unidos en cuerpo y alma? Tú te apagas… yo me deshielo… vida mía.

 http://ricardo-coraz.blogspot.com.es/2011/12/kit-kat.html

SEP33. UNA LECCIÓN, de Javier Sánchez Campos

Las letras se desprendieron del libro que ojeaba. Parecía que, al igual que a la fruta madura, se les agotara el tiempo.
Escaparon de las hojas como si bajaran por un tobogán, descendieron por el ca-mal de mi pantalón y huyeron de la salita. Pensé aplastarlas, pero la curiosidad me pudo. Opté por seguirlas.
Al instante llegaron a la cocina y se colocaron frente al pozal de la basura. Entonces iniciaron una especie de ritual para buscarse unas con otras. Eran tremendamente ágiles, eficaces como un adjetivo bien puesto.
A los pocos segundos habían formado una oración:
“Aquí deberían terminar los libros sin alma”
Y las 27 letras se metieron dentro, entremezclándose con otros desperdicios.
Nunca más volví a escribir.

 http://laideaquetorciolaesquina.blogspot.com.es/

SEP31. VENGANZA, de Raúl Gómez Lozano

Los Vientos Desesperanzadores trataron de disuadirlo, pero no había caminado durante trescientos años y llegado al desierto de cristal para detenerse precisamente allí. Observó la última Manzana de la Existencia que le quedaba. Hacía tiempo que había perdido su madurez y su piel ajada le recordaba al pellejo quemado de su hijo agonizante por culpa del cáncer, semejante a un melocotón podrido. La engulló.
Avanzó hasta alcanzar el Templo Espejo y no se amilanó ante la imagen que le devolvieron las Puertas Diamantinas: la de un viejo decrépito con el vientre putrefacto infestado por moscas y con nidos de gusanos en lugar de ojos. Entró, y allí, majestuoso, encontró dormido al gran astro. Sonrió al pensar que era como una  enorme naranja que no envejecía, no como la uva pasa en la que se había convertido su vástago. Cogió  la caja mágica que le ofreció el Hechicero Negro a cambio de su alma y la abrió. El templo se hizo añicos cuando el sol se introdujo en ella y él, satisfecho al fin, sonrió. Los gritos de aquella humanidad que había quedado en tinieblas le llegó a los oídos, pero no le importó. Ya nada le importó.

 http://lacallejueladelaspalabras.blogspot.com.es/

SEP30. UN DÍA CUALQUIERA, ÉL…, de Inmaculada Rodríguez Flores

Disfrutaba mordisqueando sus carnosos labios. Daba igual su forma de comenzar a besarla:
En las mañanas, saboreando su nuca y libando su cuello hasta pasar al mentón y, desde allí, comenzando a jugar con esos dos trozos de rubíes.
Al mediodía, justo al entrar en casa, donde cogía cualquier manjar de la mesa y lo depositaba en su boca para así degustarlo mejor.
A media tarde, en esa hora en la que no se sabe bien qué hacer, y en la cual comerse a besos las cerezas de sus labios era siempre su mejor opción, mientras sus dientes perlados y juguetones, su mirada traviesa y sus manos —habilidosas, deseosas de provocar placer— le apresaban.
Al llegar la noche, cuando su cuerpo, recién duchado y oliendo a jazmines, retozaba — al igual que un pañuelo de seda que se había dejado caer para disfrutar de su visión mientras zigzagueaba en el aire— provocando en él miles de deseos, algunos de los cuales fue capaz de cumplir, como el de dibujar delicadas enredaderas en su cuerpo, con el simple pincel de sus labios, beso a beso, sorbo a sorbo, degustando su suave piel de melocotón, oloroso, delicioso, como fruta madura, perfecta para degustar.

SEP29. FRUTA EN SAZÓN, de Gloria Arcos Lado

Me acercaba a la vejez como fruta madura, jugosa, sabrosa,  en sazón,  pero  con el temor de que ese viaje hacia  la plenitud  fuese demasiado rápido.
    Temía  que  no me diera tiempo a saborear todo lo que había aprendido, y no tuviera tiempo a aprehender  lo que había encontrado por el camino de la vida,  a veces amargo, y otras dulce y amable,  pero siempre interesante.
  Cada vez la balanza se inclinaba más hacia el lado de la veteranía,  la vejez y  la experiencia, pero no pensaba dejarme arrastrar hacia el camino más  fácil, el de dejarme ir.
   Me negaba a creer que con  los años no tuviera ya nada que aprender, nada que recibir de quienes me rodeaban.
   El simple contacto con mis hijos así me lo hacía entender, ellos con su manera sencilla de afrontar la vida, con toda la naturalidad, conseguían siempre desarmarme.
    Y es que a veces la fruta que empieza a madurar acapara  todas las posibles esencias y propiedades que algún día puede llegar a albergar, mientras que la fruta en sazón es de hecho  la más sabrosa, pues encierra en sí misma todos los aromas y los sabores prometidos.

SEP28. MANÍAS DE VIEJOS, de José Antonio Tejeda Cárdenas

Una vez más, sus padres me invitaban a cenar. El postre, como ya se iba haciendo costumbre, iba por mí… De la frutería de mis tíos. Durante la cena, el protagonismo, siempre estuvo reservado para el abuelo, y sus historias de la guerra. Siempre las mismas. Lo único irrepetible era: su manera tan particular de revivirlas. Les mantenía hipnotizados. Excepto a mí, que al parecer, debí ser la única en percatarse; de cómo… mientras hablaba, envolvía en viejos papeles de periódico cuanta fruta medio madura encontrara sobre la mesa. Finalizada la cena, se las llevaba a su cuarto… a madurar.
 – Manías de viejos – me explicó, mi novio.
Su respuesta, fue convincente hasta hoy, que interrumpí al abuelo, en medio de un peligroso bombardeo enemigo:
–       Abuelo, si no le gusta la fruta…, la próxima vez, se las traeré como Usted me diga.
En cuanto el abuelo logró recuperarse, de la incursión de aquel intruso, y del desproporcionado ataque aéreo, me respondió:
–       Hija, que cosas dices. Están deliciosas. Mucha fruta madura comí yo en mis años mozos. A mis ochenta y tres, prefiero las otras, las que endulzan la espera, y  te mantienen la soledad ocupada.

SEP27. RECOLECCIÓN, de Luisa Hurtado González

Padre insiste en que son como fruta madura y me recuerda que no les mire a la cara para evitar tener pesadillas, yo le repito que lo intentaré y él me pasa la mano por la cabeza.
Vamos todas las tardes, cuando el sol se ha ocultado y la noche ya acecha. Nos movemos en silencio, con rapidez y con respeto; padre dice que el respeto es fundamental pero lo cierto es que después les registramos sin miramientos, de arriba abajo, esperando que a los soldados se les haya pasado alguna cosa.
Limpiamos la entrada al pueblo y la dejamos lista para que mañana, cuando amanezca, el conde pueda seguir ahorcando a sus enemigos y haciendo justicia.

 http://microrrelatosalpormayor.blogspot.com.es/

SEP26. MALOS TIEMPOS, de Esperanza Temprano Posada

Hace ya dos otoños que cuando tocan las campanas no vamos a misa sino a la huerta y nos reunimos alrededor de los pocos frutales que nos quedan, para ver si nos dan algo más que  disgustos.
Los más optimistas piensan que el verano ha venido muy raro y todavía tiene que brotar algún fruto. Los demás sabemos que no habrá más cosecha que la que vemos. Pasamos el tiempo  intentando recordar el sabor de una manzana, o hincando los dientes  de nuestra ilusión en esa pera que se nos hacía agua en la boca. Luego  volvemos a casa resignados,  compartiendo  un sobre de gelatina con sabor a tutti frutti  para saciar nuestra sed y calmar nuestra memoria.
Dicen que  la tierra nos ha retirado sus favores y que  de los árboles solo brotarán transgénicos de plexiglás con fecha de caducidad. Lo peor es que ya no somos capaces de  evocar el olor de la fruta madura.

 http://elrastrodelapalabra.blogspot.com.es

SEP25. ¡SOCORRO! ¡QUÉ ALGUIEN ME DIGA QUE NO ES VERDAD!, de María José Padilla Jiménez

Del árbol de la Historia cae, cómo fruta madura, esta crisis que nos golpea sin piedad. ¡Qué pedazo de chichón nos está saliendo! ¡El hematoma no para de crecer! ¡No hay más que ver el telediario! Grecia, Irlanda, Portugal… y ahora ¡España e Italia!. ¿Qué está pasando? Unos dicen que es el fruto de la avaricia. ¡Un castigo divino por nuestros pecados! Yo no sé qué pensar. ¡Ni siquiera sabía que el banco no tiene el dinero que te presta! ¿Tú lo sabías? Mi tía lo explica muy bien: Si tengo 100€ y te presto 50€. Yo tengo 50€ y tu otros 50€. Entre los dos tenemos 100€. En cambio, si además de ti y de mi, hay un banco al que le doy mis 100€ y al que tú le pides 50€. El banco tiene ¡150€!, los 100€ míos y los 50€ que tu le debes. ¿Qué es la crisis? Tu no devuelves los 50€, el banco quiebra y a mí me toca poner los 50€ para rescatarlo. Yo me quedo en bragas, tú embargado y el banco tan tranquilo. Y encima todo esto es legal. ¡Socorro! ¡Qué alguien me diga que NO ES VERDAD!

SEP24. ENCUENTRO EN EL BOSQUE, de María del Carmen Guzmán Ortega

Trepé al castaño y desde lo más alto que pude subir, encaramada en una  rama que difícilmente podría soportar mi peso, observé sin pestañear al enorme gorila que caminaba enhiesto y cuyos pasos hacían crujir la hojarasca. Traté de  contener la respiración y no hacer ruido, pero entonces el ser levantó la cabeza y me miró. Sus ojos eran humanos e inteligentes, demasiado inteligentes para ser de un gorila, pero demasiado fieros para pertenecer a un hombre. Empecé a temblar de miedo, tanto, que perdí el equilibrio y caí al suelo como una fruta madura. Sentí el sabor metálico de la sangre en mi boca y cómo me sumergía en un pozo muy hondo.
      Cuando salí del pozo me encontré al borde de la carretera, tumbada sobre la hierba, indemne y sin saber quién me puso allí.

SEP23. RITUAL, de Inés Zapirain López

Al atardecer, comienza un ritual que empieza en mi mente descendiendo despacio hasta explotar en mi boca.
Vestida de mil colores, descalza, y con mi cabello engarzado al descuido, entro en la intimidad de mi cocina.
Preisner suena de fondo mientras descorcho una botella de Moscato. El embriagador espumoso se desliza por mi garganta como fruta madura, dulce y fragante burbujea en mi cuerpo.
Entre sorbos imagino el menú: insolentes calabacines, tomates carnosos, chile picante, finas capas de pasta, albahaca…
Separo con ternura una pequeña hoja de la planta frotándola entre mis dedos; la albahaca solo muestra su perfume cuando la acaricias suavemente.
El postre surge de una danza suave: seno de novicia cubierto de espuma de Venus.
Para cuando él llega, la botella de vino está por la mitad y los colores del vestido se mezclan con mi piel.
Mis muslos le enlazan…
Lo único que lamento es que no sepa apreciar mi arte culinario. Siempre comenta que aunque sabrosa, la cena está fría. Yo no me canso de decirle que deberíamos comer antes; pero él, en cuanto cruza el umbral de la cocina, solo puede aflojar su corbata y hacerme el amor entre los humeantes panecillos recién hechos.

SEP22. …COMO FRUTA MADURA EN TORNO A TU MESA ¡SEÑOR, SEÑOR! ASI SON LOS HIJOS, E HIJAS OBVIOUSLY, DE TU IGLESIA, de Marcos Santander Llona

Al principio todo eran graznidos de gaviota que fueron superponiéndose unos a otros unos sobre otros unos en otros unos dentro de otros hasta congelar materialmente el tiempo y temporalmente toda aquella existencia    Más tarde llegaron los mares el hambre y la supervivencia hasta que después de algunas desapariciones masivas todo se hizo mentalmente transparente y humano    Esa fue una de las razones de tanta prepotencia temor y malignidad     El hombre ya era como un dios y creó otros a su imagen y semejanza     En ese momento y poseídos por lo blanco e inmaterial de la inteligencia nadie supo de donde procedía todo lo hallado e imaginamos orígenes razones porqués y conveniencias para poder seguir con bien el camino     Todo resultó falso perdido y digno de conmiseración por lo que hubo que recomponerlo a la mayor brevedad posible     Finalmente ya adultos e independientes recogimos los círculos los triángulos y las rosas escapadas y nos encaminamos hacia aquella otra despensa de sangre dulces y mielinas para poder dar buena cuenta de todos los manjares que anunciaban una nueva religión    Ahora estamos esperando de nuevo el pasado y otro estado más letal y putrefacto.

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