Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

NEPAKARTOJAMA

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en el tema que te proponemos

Bienvenid@s a ENTC 2024 Este año, la inspiración llega a través de conceptos curiosos de otras lenguas del mundo. El tema de esta última propuesta es el concepto lituano NEPAKARTOJAMA, o ese momento irrepetible. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
Esta convocatoria finalizará el próximo
31 de DICIEMBRE

Relatos

OCT112. ENANA ROJA, de Patricia Mejías

Desde antes de nacer, su destino fue calculado en coordenadas astrales. Durante una polinización de las Dracónidas, la nave del que sería su padre tuvo un encuentro con uno de esos granos siderales. Varado en tierra extraña, el viajero permaneció junto a una aborigen hasta que las Tres Marías  se mudaron a otros cielos. Como cualquier otro hombre de las estrellas, dejó una promesa de regreso. Y una hija. Al ser mayor, ella también siguió la misma ruta de las trillizas del Cinturón de Orión. Al Norte. A su destino. Hasta una gran metrópoli . Pero los astros habían elaborado un desafortunado mestizaje entre expectativas y realidad.  Y aunque sus ojos celestes refulgían en su piel nocturna, en los casting la rechazaban por su tamaño insuficiente para brillar en las pasarelas.
Al menos hoy recibiría tres estrellas por su actuación. Estaban en una gaveta de su tocador, junto a las pestañas postizas. Dos para cubrirse los pezones, y un frontispicio de pétalos estelares para el hilo dental. Hoy brillaría para estallar de pudor al ser llamada al escenario por su nombre artístico, y sus últimos destellos de esperanza se los tragaría ese hoyo negro de la calle Rouge.

0CT111. M, de Alberto Quiles

Cuando la tercera de las estrellas se cernió en el firmamento, ella cayó en un sueño profundo.
Ahí estaba frente a mí. Posando sus ojos cristalinos, débiles, tenues y penetrantes sobre los míos. En instantes sus párpados se cerraron y su respiración se aceleró. Gracias a aquella anaranjada luz irradiada por la lámpara sitiada a palmos de distancia de la cama, pude vislumbrar su figura; dibujé con mis dedos su silueta inquieta, vertiginosa. Acaricié sus cabellos eternos, dorados y revueltos y tras ello, besé sus labios sensuales y sedantes como fresa aromatizada.
Deslicé mi brazo tras su espalda y miré por aquella ventana posada frente a mí. Miré a aquellas estrellas de allá y en 1,2,3… al placentero sueño yo también viajé.

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PROPIEDADES ORGANOLÉPTICAS DE LA MERMELADA ENTC. ANÁLISIS FORENSE

Algunos lo habéis solicitado. Intentaré explicarlo como quien silba un olor o como quien os canta un aroma.
En cuanto a su color, ni es rojo ni es granate. Va más allá del rojo o del granate. Es un rojo profundo, casi abisal.
No devuelve la luz: la fagocita..Es un rojo escondido al borde del espectro que ni sueña la rosa. Sólo el arándano
conoce su secreto. Es un rojo de orquídea que palpita, emociona.. Es un color carnívoro de planta que seduce y
convierte al que la mira en un insecto hipnotizado. Es un rojo sangrado a borbotones, como de coágulo: El » rojo
tarantino». Rojo de herida pasional, abierta, como el costado del cristo atormentado que escucha una saeta.
Un rojo que traspasa el bermellón o el rojo indio. Un rojo enamorado, como de sangre púber. No es ese rojo hortera
catorcedefebrero ni carmínlipstick. Es el rojo inocente de la sangre del toro que aún herido persigue el roce del capote.
Rojo fruta prohibida que sabe a terciopelo. Es un rojo febril, tarde de gripe. Huele a jardín de agosto en medio de lanoche y sabe a sinfonía de colores estrenados. Fuegos de artificio en una boca que trata de atraparla.
Toda ella sabe a receta callada, a paseo en el campo, como a cesta de mimbre…… a mermelada.

Nieves Martínez Menaya

OCT110. SOLEDAD NO ES NOMBRE DE ESTRELLA, de Félix Valiente

 Trataba de recordar si «nuestras almas están cosidas a la misma estrella» era de Huidobro, cuando comenzó.
La oscuridad aún no era palpable ni cerrada y Los Planetas se fueron vertiendo lentamente en mis oídos, en círculos concéntricos de melodía, flotando sobre loscos. Yacía en mi cama envuelto por la psicodelia y la infelicidad mientras intuía ideas que la música iba sugiriendo, preguntas femeninas y respuestas masculinas de imposibilidad.
Tal vez me despertó la angustia, «donde tú quieres ir sabes que yo no puedo estar«… Solo sé que seguía allí, tumbado, confirmando la letra: estaba solo, sin una estrella a la que asirme.

OCT109. EN BUSCA DE LA ILUSIÓN, de Asun Gárate Iguarán

El niño ha esperado a que anocheciera para abrir el regalo. Lo desenvuelve y mira a su madre con esa mirada que ella no puede soportar.
-El dependiente dijo que es el más potente. Alcanzarás a ver todas las estrellas.
-Te pedí tres estrellas, no todas.
-Recortaremos unas cartulinas amarillas…
-Quiero estrellas de verdad, que tengan luz y alumbren mi habitación.
La madre suspira, le besa en la frente y se va del salón.
Desde que su marido les abandonó el niño le hace la vida imposible con sus caprichos. Pero ella sabe que sólo se trata de necesidad de cariño.
Y ella por su hijo es capaz de cualquier cosa. A fin de cuentas, ¿qué son tres estrellas? Una nadería comparado con la vez que le pidió el precipicio. Sonríe orgullosa recordando lo que le costó transportarlo, y cuánto disfrutó el niño hasta que se cansó de tirarse por él. Entonces le pidió un unicornio y también fue feliz el niño hasta que se aburrió de cabalgarlo.
Se pone el abrigo, coge la red y el cesto y sale a la oscuridad de una noche sin estrellas. En esta ocasión lo tiene un poco difícil.

COSAS DE FAMILIA

Mientras escribo esto, —quita esa cucharilla del tarro de mermelada niña—, todavía tengo las papilas adormecidas por el sabor – ¿tú no habías cogido ya un par de veces hijo?— tan estupendo de una mermelada. Esperad un momento, que voy a cerrarlo y a ponerlo a buen recaudo.—Vale, me lo creo, si tus hermanos se han comido dos, tú tienes derecho a una segunda cucharadita.— A ver si puedo seguir contándoos. Como decía, —vaya, ahora el timbre… Hola vecina, ¿Que si tengo mermelada de frutos del bosque para tu tarta de queso? – Pues chica, no sé qué decirte. Tuve, hace un par de horas un tarro lleno, pero ya sabes, cucharadita a cucharadita… — Hola chicas, dice mi marido al llegar de trabajar, me da un beso entra. – Mónica, pasa y pruébala, que está buenísima, le ofrezco aunque confieso que no me hace ninguna gracia.

Ese ruido inconfundible, la percusión del metal sobre el cristal que proviene de la cocina, enciende mis alarmas: —Corre Mónica, corre o te quedas con las ganas, —le digo.
En fin, ahora que ella se entretiene en rebañar con el dedo los restos que ha dejado mi querida familia, yo puedo seguir con lo que os estaba contando: que la mermelada estaba exquisita.

Paloma Hidalgo

OCT108. SECUESTRO, de Francisco Manuel Marcos Roldán

Mi padre nos cuenta todas las noches el erase una vez. Y nosotros tres le escuchamos atentamente. Al principio empieza con la historia en un lugar muy lejano, y sus ojos se enrojecen cuando la bruja va en busca de sus tesoros. Entonces papa respira profundo, y se le cae una lágrima por la mejilla. Después nos mira y dice que es un cuento y que no debemos temer. Nos dice que somos sus ojitos derechos. Que somos como los tres cerditos, que nos cuidará y nos dará de comer. Pero que no puede darnos el sol, porque ha desaparecido. Por eso se lleva el cazamariposas y la varita mágica, y que a pesar de que afuera es siempre de noche y llueve, se lleva con él sus tres estrellas para que le iluminen el cielo.  Dice que tras la puerta se encuentra un mundo misterioso lleno de peligros. Eso dice, cuando la cierra y nos deja descansar a salvo.  Quizás mañana podamos ver el sol porque nuestro padre es un héroe y rescate a mama, encuentre al sol y haga desaparecer a la bruja para que seamos siempre felices, colorín colorado.

 cirujanosdeletras.blogspot.com

EL CARTERO SIEMPRE DEBERÍA LLAMAR 2 VECES


Me pilló en casa:
–Un paquete para Ud.
Firmé, lo abrí y allí estaba. No era un simple tarro de mermelada, como aparentaba a primera vista, era La Mermelada. Antes de que el cartero recuperase la calle (dos pisos), ya había hundido la cucharilla (mediana) un mínimo de seis veces en el tarro, buscando su “culo”.
Una línea roja descendente en mi camisa, a la que mi mujer llamó lamparón, me delató cuando ella llegó a casa, cinco minutos después del hecho consumado. Se desató entonces un enfrentamiento en el que mis siete hijos se pusieron de su parte. Entre otras cosas me llamaron egoísta, glotón, insolidario, ansiaviva, y algún otro calificativo más que me niego a transcribir debido a su álgido tono. Cuando sospechaba que estaban a punto de terminarse las palabras y comenzar las acciones beligerantes, llamaron a la puerta. Era el cartero, se había equivocado de Fran (mi vecino de arriba) y explicó que el paquete no era para mí. Demasiado tarde, pensé, y así se lo hice saber.
El juez decretó quince días de arresto domiciliario. Lo llevo bien: leo, escribo, sueño (con mermeladas) y, sobre todo, no dejo de estar pendiente del timbre por si hubiese suerte y el cartero vuelve a equivocarse…

Fran Rubio

OCT107. TRES ESTRELLAS, de Juan Luis Plaza

Nunca me he considerado un manitas, pero realizo las reparaciones domésticas con dignidad. La chapuza que más desagradable me resulta es colgar lámparas. Pero Lucía decidió cambiar la de la habitación de la niña y no he encontrado escapatoria.  Manos a la obra, como siempre que me enfrento a tareas ingratas, intento crear un ambiente agradable. Levanto las persianas y descorro las cortinas para conseguir buena luz, brilla un sol espléndido.  Algo fundamental es la música, no puedo trabajar sin música: Estrella Morente, “Autorretrato”, suenan las primeras notas. Preparo las herramientas: taladradora, pelacables, destornillador para los tornillos de la clema, un destornillador de estrella para fijar la lámpara al techo y por supuesto una escalera, no soy tan alto, jeje.
Solo queda por describir la parte más ingrata y no pienso mortificaros con ella, todos habéis colgado alguna vez una lámpara, ¿o no?
Con los brazos doloridos y la satisfacción del deber cumplido me dirijo ufano a bajar de la escalera para contemplar mi obra desde un ángulo apropiado, no sin la sensación de que falta algo, cuando de manera inexplicable mi pie derecho se enreda en un peldaño y mi cuerpo se estrella sin piedad contra el suelo.

OCT106. EL VUELO DE ARCHITEUTHIS, de Jesús Lozano López

 —Architeuthis Magna V, flota interestelar Novæuropa, solicitando permiso para aterrizar —comentó Edwin Zabala mecánicamente jugueteando con la consola olográfica—.
—Aquí Península Canaria. Permiso concedido: pista Bravo-Siete. Bienvenido a casa capitán.
Zabala suspiró reclinándose hacia atrás, meditativo, volvió a pensar en Karla, en ese “estoy embarazada” que le alcanzaba apenas concluida la primera jornada de viaje durante el repostaje en Orion. Semanas previas a partir su relación se desintegraba y se ofrecía voluntario para la misión del milenio. Mi vida alcanzando la velocidad de la luz— se dijo.
Tras diecisiete jornadas de crucero hiperespacial alcanzaba el sistema de los tres soles y Gaia, planeta habitable, calco de nuestra tierra, pero inopinadamente yermo, vacío de toda existencia, mera colección de lienzos cuajados de océanos estériles y bosques pétreos, animados por sombras flamígeras proyectadas por la magnificente tríada de esferas que coronaban sus días.
Tras el comité de bienvenida, camino a su terminal, le detuvo una aseveración — ¡una experiencia que vale por toda una vida! —. Al girarse, en aquel encorvado anciano quiso ver a su difunto padre… y el vacío que encontrara en Gaia se expandio en su pecho… — Quizás La mía, la tuya, nunca hijo mío —musitó.

OCT105. BOCA ABAJO, de Diego Sebastián Erice

Estás acostada en tu cama boca abajo y yo miro tu cuerpo desnudo, tumbado junto a ti. Coqueta, tierna, femenina, apartas con la mano el pelo de tu nuca, descubriendo tu cuello en espera de una caricia que sabes va a llegar. Acerco mi boca para besarte y descubro bajo tu oreja tres pequeños lunares que contrastan con la blancura de tu piel. Mis labios se mueven hacia ellos, los recorren despacio, con sensualidad, noto que te estremeces. Tres lunares que no conocía, tres lunares que son como tres estrellas en el firmamento de tu piel. Los bautizo con un susurro: “Deneb, Altair, Vega, el triángulo del verano”, y siento que sonríes. Luego mis dedos siguen recorriendo tu cuerpo, despacio, despacio, en busca de nuevas estrellas, de nuevas constelaciones, hasta llegar a perderse si tú quieres en el centro de tu galaxia.

 http://cuevamayrena.blogspot.com

OCT104. MICROCOSMOS, de Fernando Sopeña Lopez

Llegue a la ciudad en un triste coche cama. Me recibió una noche oscura. Me instale en la parte alta, frente al mar, en un barrio de empinados callejones entre huertas y con alguna iglesita aquí y allá. En los primeros días conocí a Marta y paseando por aquellas callejuelas la ame sin desvaríos. Cuando enloquecí con Susana mi corazón de escritor excesivo regreso abrumador. Mónica fue para mí como un mar dulce, sin días de viento sur, sin naufragios. Cuando la creación se convirtió en tormento y busque de nuevo aquel tren, la noche fue aun más negra que a mi llegada, pero en mi cabeza resplandecían aquellas tres hermanas.

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