Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

BLANCO Y NEGRO

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en BLANCO Y NEGRO

Bienvenid@s a ENTC 2025 ya estamos en nuestro 15º AÑO de concurso, y hemos dejado que sean nuestros participantes los que nos ofrezcan los temas inspiradores. En esta ocasión serán relatos que desarrollen el concepto BLANCO Y NEGRO. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
30 DE DICIEMBRE

Relatos

ENE106. LA BÚSQUEDA, de Adrián Rodríguez García

Le aseguró que allí la encontraría. La biblioteca era una cordillera interminable de tomos olvidados e historias huérfanas, todos los libros que alguna vez se hayan escrito y, por prodigioso que pueda sonar, los que están por escribir. Ojeó escéptica al principio, pero como suele suceder, se sumergió hasta casi quedar sin aliento en pasiones y desdichas, teorías  agnósticas y místicas leyendas. Después de leer y releer todos y cada uno de los libros, seguía sin encontrarla. Furiosa e indignada  volvió con el falso oráculo. Lo encontró absorto en la lectura de un volumen que le era desconocido. -Debe ser ése – pensó. Se dirigió con paso firme hacia él y le exigió ver el libro. – Sí, aquí se encuentra lo que andas buscando. Te lo entregaré gustoso, pero quiero algo a cambio.  Quiero que me entregues al ser que crece en tu interior- le dijo señalando su incipiente vientre. Horrorizada contempló como el sabio transmutaba en un ser diabólico.
 Intentó correr, pero el terror la tenía presa. En el último instante se despertó. Torpemente se dirigió al baño, frente al espejo se preguntó si realmente había perdido la esperanza. Acarició su vientre y dijo, jamás.

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ENE105. UN PERRO Y DOS DESTINOS, de Nieves Martínez Menaya

Ausencio se detuvo un instante y murmuró a su perro. Hablaba solo. El viento había enmudecido y la tarde, perezosa, quería a toda costa desembarazarse de la luz. “Viento seco”, anunció a su vecino, que como un rayo pasó sin mirarle. Tropezaron. Tras el encuentro, el bastón cayó sobre la acera dejando al anciano a merced de sus fuerzas. De regreso a casa, en el buzón encontró varias cartas. En uno de los nichos asomaba un gran sobre y optó por extraerlo de la punta. Se lo daría mañana. “Tal vez quiera charlar del incidente o aceptar un café”. Al menos hablaría con alguien.
Al día siguiente, cuando despertó, no iba a olvidar lo único que de especial debía hacer sin falta: subiría a entregarlo. Con dificultad, subió las escaleras, golpeó la aldaba y esperó. “No están. Vamos, Laika!.” Y la carta decía : “….ha sido usted seleccionado para ocupar el puesto de trabajo. La entrevista tendrá lugar mañana a las 08:30 h. De no ser así…»
A lo lejos se oyeron las doce en las campanas y él se alejó esperando ver aparecer por la avenida al que, a buen seguro, sería un nuevo amigo.

ENE104. LLUVIA PERSISTENTE, de Jerónimo Hernández de Castro

Siempre le gustó el sonido de la lluvia en las ventanas. No por pereza ¡en absoluto! El golpeteo en el vidrio pulsaba en él un resorte para la acción. Salir al exterior para comerse el mundo. Cuando despertó tuvo la misma sensación de otras veces, pero no salió del lecho: ella seguía allí, a su lado.

UN PREMIO QUE FUE …DEL ORFANATO… AL GERIÁTRICO…

… hay algunos concursos que son un verdadero catálogo de amigos de ENTC, deberíamos buscar algún «hermanamiento» o proponer un estudio de lo que nos une para compartir el talento de tanta creatividad común… Esta semana se trata de 
XAVIER BLANCO 
ha sido el ganador semanal del concurso del programa Wonderland de Radio 4 y la Escola d´Escriptura de l`Ateneu Barcelones.
Podéis leer el relato ganador en su CALEIDOSCOPIO, y (además de entender el título de esta entrada) comprobar, como dice él que… La vida fluye, como si fuera un círculo, llena de aristas, de matices y pompas de jabón.
En ENTC, XAVIER, admiramos tu capacidad de encontrar siempre la palabra adecuada…
ENHORABUENA

ENE103. HOMENAJE, de Marcel Gris

 Cuando despertó, las palabras seguían ordenadas, conformando una extraña frase de siete palabras y una coma espacial. Las volvió a leer con los ojos pegados y le daba la sensación que no era una simple frase que ese “todavía”, le daba la temporalidad del texto finiquitado y acabado. No se lo podía creer, pero tenía claro que había realizado el cuento más corto de la historia. Aún incrédulo por su descubrimiento, decidió irse a dormir. Ya se levantaría al día siguiente para saber que aquel escrito no era el resultado de un sueño. Ni siquiera el afán literario de un pequeño duende.
Al despertar, fue en busca del manuscrito abandonado la noche anterior en su escritorio. Lo volvió a leer y sonrió. Efectivamente, el dinosaurio seguía todavía allí, cuando despertó.

ENE102. LA BALLENA, de José Vicente Pérez Bris

-¡Por allí resopla!-gritó el marinero acodado a mi lado en la chalupa.
Brincábamos sobre olas enormes, en pos del animal más bello que vieran mis ojos. El arponero preparó la saeta y los músculos del brazo se le tensaron como cuerdas de violín.
Cuando el monstruo cabalgó sobre la siguiente cresta de espuma, dejando al descubierto su costado, el cazador lanzó la muerte desde lejos.
El acero templado penetró en su carne como mantequilla, hundiéndose hasta el mango.
Yo baldeaba la soga del arpón para que no se quemase, mientras ésta volaba arrastrada por el cetáceo.
-Sigue así, pequeña Jane-gritó el timonel animándome. Era la primera mujer enrolada en un ballenero y deseaba hacer carrera en la mar.
La ballena viró en redondo súbitamente, abalanzándose contra el bote. Su resoplido se hizo intenso, ensordecedor. Lo último que pude ver fue la mole gris que nos sepultaba bajo las olas para siempre. Sentí toneladas de presión sobre mi pecho.
Entonces fue cuando desperté sobresaltada, bajo el peso de mi marido, que resoplaba roncando con un auténtico ballenato.

ENE101. PUNTO FINAL, de Alfonso Carabias Antúnez

Al abrir los ojos se noto molesto y desorientado, y le costó percibir de entre la amalgama de cables y tubos que lo rodeaban la figura de un joven que lo miraba expectante.
– Pensé que este momento no llegaría nunca – dijo el joven acercándose a su cama. Quiero darte las gracias por no dejarte vencer; hace mucho tiempo que nuestros destinos están unidos y tu lucha es la mía.
– ¿Sabes? – continuo diciendo mientras caminaba hacia la puerta de la habitación y echaba el pestillo- yo también lo he pasado mal este tiempo, y la verdad, hubiera sido fácil para los dos terminar con esto, pero sé que ni tu ni yo nos lo hubiéramos perdonado nunca, y eso nos ha retroalimentado a los dos, el saber que este día llegaría.
– Hace cuatro años el deportivo que conducías se salió de la vía y se estrelló contra el coche en el que viajaban mis padres. Ellos murieron en el acto y tú quedaste en coma.
El joven saco un arma de su bolsillo mientras una lágrima recorría su mejilla.
– Serán cinco balas para ti y una para mí. Lo sé, no es justo. Tampoco lo fue entonces.

ENE100. DIOS NO TE QUIERE, DISFRUTALO!!!, de Gemma Calero Sanchez

Cuando despertó aún no habia sonado la alarma del reloj. Se dirigió a la ducha. Eran sus minutos de reflexión y como siempre sus ojos reflejaban emoción contenida. El con él mismo, con sus pensamientos y sentimientos, preparándose para comenzar un jornada más. Agua templada y al final fria. Se ciñó la toalla blanca a la cintura y salió del baño. Le gustaba sentir el resto de su cuerpo mojado. Volvió descalzo a la habitación mirando de reojo la cama de matrimonio con ternura, amor y esperanza. Era el instante en el que su corazón verdaderamente latia. Puso el canal internacional, bajito, lo suficiente para oirlo mientras terminaba su aseo. Continuó su ritual afeitándose con calma. Intercalaba su mirada ausente entre la suave pasada de la cuchilla y un marco plateado con el único retrato de su alma gemela. El resto de imágenes las guardaba en su retina y se deleitaba en ellas permanentemente.Sintió una leve brisa por la espalda, sonriendo dijo: «Amor, te quiero. Ya estoy casi listo para afrontar el día y dar lo mejor de mi. Volveré tarde. Tendremos que esperar un poco más para estar juntos. Dios hoy tampoco me ha querido a vuestro lado«.

ENE99. VIAJE A OTRA EDAD, de Mercedes Solsona Guillén

Hacía frío y una insolente penumbra empastaba perfectamente con el ambiente. Elisa, no recordaba ese lugar, tras un ávido vistazo, comprobó que era un espacio sin recuerdo.
Árboles de hojas bailonas asomaban por las ventanas semidesnudas, comprobó con extrañeza que el paisaje se alteraba en cada golpe de mirada. No reconoció sus manos cuando las llevó hasta la cara para desperezar unos ojos legañosos…
¿Qué estaba ocurriendo?
Al incorporarse, sintió un dolor agudo en la pierna derecha, por la parte de atrás del muslo hasta el glúteo… Sus pies estaban descalzos. El pelo, largo, enmarañado y de un color indefinido.
Se acercó al espejo que simulaba levitar sobre el aparador, se atusó el pelo en un atisbo de reconocer la imagen que proyectaba.
¿Quién era esa mujer? ¿Por qué estaba tan sola?
Elisa, en ningún momento sintió miedo, pensó que las respuestas dormitaban en su interior, serena, viajó hasta el fondo de su mente ¡Nada! Infinidad de cajones cerrados con llave y algún fragmento de vida sin conectar…
Volvió a recostar su ajeno cuerpo en el sofá del que había amanecido y entornó los ojos. Cuando despertó, sintió una sonrisa de alivio entre los labios.

ENE98. PLOMO, de José Ángel Gozalo Molina

 Las luces del puerto me han hecho recordar que hubo un tiempo en que todo nos lo quisimos dar.
Hoy mi corazón está a punto de reventar y monstruos acechan en la oscuridad. Resuenan lejanas en mi mente palabras de amor que como barcos fantasmas en el mar se perderán.
Los recuerdos pesan como plomos al andar cuando me acerco a este lugar donde todo comenzó. Juntos los dos, con el mundo esperando para vernos triunfar.
Que ingenuos éramos tú y yo. Creímos en la fuerza del amor y nos entregamos sin miedo a aquella dulce sensación. No nos guardamos nada y nuestra luz se consumió.
Hoy las estrellas ya no lucen igual, porque no te tengo aquí a mi lado para verlas en tus ojos mientras dibujo tu cuerpo desnudo con mis manos.
Esta mañana cuando desperté solo en mi cama con la botella vacía junto a la almohada, la certeza de que nunca volverás me hirió de muerte el alma.
—Inspectora ¿se encuentra bien? Está usted temblando.
¿Acaso conocía al hombre de la carta?

ENE97. EL SUEÑO DE RUT, de María José Abia (MJ)

Cientos, miles de hormigas bailaban enloquecidas al son de una imperceptible música. Algunas, cargadas con una enorme letra, trataban de encontrar su sitio, donde permanecerían inmóviles, petrificadas, una vez logrado su objetivo.
Llena de curiosidad, Rut observó atentamente la indeleble hilera negra que aparecía ante sus ojos. Leyó el mensaje:

«ASÍ, RUT, ÁRIDA Y SECA YACES… ¡YA DIRÁ TU RISA…!»

Se despertó sobresaltada. Se levantó. Encaminó sus pasos hacia la cocina; su boca, seca y pastosa, le pedía a gritos un vaso de agua. Bebió despacio, como queriendo extraer de lo insípido una pizca de sabor. Con la mirada perdida en sus recuerdos y la mente enmarañada de sueños… Rut sonrió.

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