Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

QUIJOTERÍAS

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en QUIJOTERÍAS

Bienvenid@s a ENTC 2025 Comenzamos nuestro 15º AÑO de concurso. Este año hemos dejado que sean nuestros participantes los que nos ofrezcan los temas inspiradores, y el tercero serán QUIJOTERÍAS Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
días
0
2
horas
2
0
minutos
2
2
Segundos
2
2
Esta convocatoria finalizará el próximo
15 DE MAYO

Relatos

SEP76. ZARZAMORA, de Alfred Comerma Prat

Como fruta madura iban cayendo los moras en el cesto, donde la presión de las recién llegadas aplastaba las anteriores, haciéndoles soltar un jugo violáceo que delataba el camino seguido por el porteador. No todas se incorporaban al montón, siendo algunas degustadas al momento, por ser su grado de maduración óptimo para su disfrute.
Mientras recogían los frutos de los zarzales, apartando arañas, y contemplados por pájaros lamentando la pérdida de su alimento. Comentaban las mejores formas de realizar una buena mermelada con ellas.
Fruta y azúcar, a partes iguales, corteza de limón, tiempo de reposo, cocción, y mucho cariño.

 http://alfredcomermaprat.blogspot.com.es/

SEP75. SOÑABA CON FRUTA MADURA, de Ana Fúster

Llevaba semanas soñando con fruta madura. Por las mañanas al despertar sentía que la boca le sabía a deliciosas ciruelas en perfecta sazón, a exquisitas cerezas que se metía enteras en la boca para gozar de su sensual tacto sobre los labios y la lengua antes de morder su delicada carne, a tajadas de melón con diminutas vetas de azúcar cristalizado, a jugosas peras conferencia que saciaban su sed con la sutil dulzura en la que se licuaba su pulpa… Desconcertada, había buscado en Internet cuál podría ser el significado del sueño recurrente y había leído que las frutas maduras simbolizan esfuerzos recompensados y abundancia. Luego, un poco avergonzada, había cerrado el ordenador apresuradamente, pensando que aquello era una tontería. Ahora, mientras abrazaba gozosa el resultado del análisis que confirmaba su demorado y deseadísimo embarazo, no estaba tan segura. Eran trillizos.

SEP74. FRUTOS ESTELARES, de María José Pérez Bailez

Las cuatro de la mañana; las cinco. ¡No puedo más! No consigo conciliar el sueño. Con antojo de fruta, salgo a la terraza. ¡Cómo brilla el cielo! Cual plateados racimos de uvas bailando en la distancia sobre este telón azul noche, las estrellas. Como fruta madura parecen invitarme a extender mi mano y alcanzarlas atrayéndolas a mi agitado corazón. Su luz de oro despejaría las dudas de mi mente, su fresco néctar haría descender la fiebre que padezco. Su magia… ¡Oh, su magia! ¡Me transporta de nuevo al anhelado Paraíso perdido!
El cósmico cesto de planetas, estrellas, Vía Láctea y otros apetitosos frutos estelares nos invita a vivir una cosecha de Armonía.

 http://www.astrologiayrenacer.blogspot.com.es/

SEP73. MUJER DE CEPA, de Susana Revuelta

Esa embriagadora sonrisa de carmín le tiene hipnotizado. La escruta a través del vidrio rosado imaginando su sabor a fruta madura, deseando aspirar  su aroma, anticipando matices de maderas nobles.
Mas efímera es la felicidad: hoy no habrá cata. Abstraído en su copa de vino, diluye dulcemente su ilusión en un sorbo del líquido balsámico mientras los labios amados se estremecen en otra boca.

 estelasdetinta.blogspot.com

SEP72. FRUTA PROHIBIDA, de Karina Delprato

Atardecía… Sentada, observaba fijamente esa estrella…esa, que a pesar de  la distancia nos hacía sentir cerca. Unas gotas bailarinas bajaban  por mi mejilla,  se entremezclaban con las hojas del frondoso árbol… el de la fruta prohibida.
Recostada sobre su lastimado tronco, el viento susurraba tu nombre. El agua caía más fuerte envolviendo mi cuerpo, abrazándome con un manto cristalino. Me acurruqué, miraba  con dulzura esa manzana tentadora, roja como tu boca, prohibida como tu amor. De repente comenzó la tormenta  desatando una locura en ese paraíso verde .Comenzaba a  brotar ese olor particular de tierra húmeda. A lo lejos, se veía el alto pastizal lleno de girasoles. Sus movimientos eran feroces, sus colores amarillentos danzaban volando con el aire; como látigos se movían las ramas del árbol que me protegía del aguacero. Sin esperarlo cayó sobre mi perceptible cuerpo esa delicia sensual, su hechizo estremecía todo mi ser y con mi boca la saboreé, sintiendo que mordía tus carnosos labios,  dejé deslizar su jugo acariciando mi cuerpo junto a las gotas pesadas que caían de las hojas, se impregnaba en mi piel erizada una fragancia dulce que me  recordaba tu aroma. En ese atardecer como fruta madura sentí el placer.

 http://resurgire.blogspot.com.es/

SEP71. MOMENTO MÁGICO, de Pilar Pastor

Cada tarde salía al porche y, sentada en su vieja mecedora, esperaba serenamente a que empezara la función.  Los últimos rayos del sol se abrían paso entre  los surcos de su arrugada piel, devolviéndole la vitalidad que los años  le habían arrebatado.
Entre suaves balanceos escuchaba el silencio del atardecer y observaba la grandeza del entorno, sin perder de vista la colina, en cuya cumbre lucía, majestuosa, la silueta del árbol. Aquel era el escenario.
La función acababa de empezar.  Multitud de luces, de cálidos colores, desfilaban por la pasarela celeste exhibiendo sus vaporosos trajes. Ella seguía todos sus movimientos porque sabía que la estrella de la actuación estaba a punto de aparecer … y su visita sería breve.
El momento mágico había llegado. El gran disco rojo, brillante, cautivador,… se vislumbraba entre las ramas del árbol de la colina. Sin pestañear apenas, se embriagaba intensamente de su belleza, sabía que pronto se desprendería del árbol, como la fruta madura, y caería rodando lentamente por detrás de la colina.
Y así fue. El  sol, como cada tarde, acababa de ocultarse y ella tendría que esperar al día siguiente para recoger otro fruto de vida, otra razón para seguir viviendo,…

SEP70. EL GRAN LABERINTO, de Belén Molina Moreno

Viajo por el laberinto universal y, antes de seguir por cualquiera de los vericuetos que se abren ante mí, reposo bajo el árbol conocido como Solarsis. Ofrece frutos de varios colores y tamaños. Éste es un territorio extraño y desconozco el color de la madurez.
Los frutos más cercanos, los merkur,  son pequeños y amarillos. Cojo uno. Pica tanto que quema. Lo tiro y grito. Alcanzo otro algo más arriba, un afridta de un plácido color verde, que me alivia la quemazón. Su tacto sosiega y su aroma inunda. Presumo que aún no está maduro.
Los terre, de un bello  color azul, cuelgan de la rama superior. Los ignoro por su textura cambiante, a veces fluida y a veces rocosa. Estirándome un poco, llego a los marti  de rojo intenso,  que parecen estar en sazón. Arranco uno, su olor es áspero y su gusto erizado; un ejército de espadas ha invadido mi boca. Lo escupo y, a mordiscos salvajes, devoro todos los frutos azules. He liquidado los terre en un inútil intento de aliviarme.
Me levanto y no sé qué camino tomar, porque no tengo donde ir.

SEP69. REBELDE, de Maricarmen Brun Martín

No, no y no…
Había nacido rebelde. Se negaba con todas sus fuerzas a ser un  eslabón más de la disparatada cadena  de la sociedad de consumo.
No quería que lo arrancaran del seno materno antes de haber madurado, no quería rodar de mano en mano, de cajón en cajón, de camión en camión, de frigorífico en frigorífico; no quería ser llevado por extrañas cintas transportadoras, ni manipulado por horrendos guantes de goma, para  terminar en una bandeja, en la estantería de un supermercado, con sabor a nada, cubierto de papel film, y con una etiqueta que marcaba un precio astronómico.
Cuando llegó la temprana recolección, se camufló como pudo entre las frondas que le dieron la vida. Quería aguantar hasta el final, cumpliendo debidamente con su misión. Soportó el viento, la lluvia, los insectos, mientras crecía en tamaño, belleza y sabor. Su piel aterciopelada adquirió unos preciosos tonos amarillo-rojizos y una notoria redondez, signos evidentes de que su destino se estaba cumpliendo.
Y llegó el día en que una mano lo arrancó del amado árbol que le dio el ser.
-¡Que bien sabe la fruta que ha madurado en el árbol!- Decía una voz, mientras saboreaba aquel magnífico ejemplar de melocotón.

SEP68. PENETRA EN MI HUERTO…, de Christine-Kistila Cleret de Langavant

_”Sueño en tu huerto y quisiera tanto perderme en ello: sus colinas y valles, sus riachuelos y arbustos, sueño en tu huerto y tanto quisiera que me invites en compartir sus frutos…”
_” Sueño yo también en tu huerto y su árbol tan enhiesto: se ruboriza mi corazón enamorado al invitarte a probar mis frutos ya maduros, toca y sopesa mi tierra entre tus dedos; tanto quisiera iniciar este viaje contigo”
_”He visitado tu huerto tan lleno de sorpresas gustosas y me has dejado recorrer la senda entre tus manzanos y los bosquecillos en sus esquinas… pero también entreví en la sombra de una roca, al abrigo de un musgo tupido, un manantial adonde quisiera desalterarme”
_”Ven mi amado, penetra en mi huerto, en la sombra mi fuente te espera, iniciemos este viaje entre sabores y aromas. Las almas de nuestros cuerpos, los cuerpos de nuestros espíritus,  se irán abrazando en un amor inmenso”

EL JURADO YA ESTÁ… MADURO

Lo primero: gracias de nuevo a tod@s por respetar la selección del jurado y seguir haciendo de Esta noche te cuento un espacio tan especial. Creo que tod@s tenemos la impresión de que hay algún relato que se nos escapó, porque siempre hay relatos que parece que fueron escritos para nosotr@s… podría haber tantas selecciones como participantes, supongo. 
Nosotros intentamos reflejar en nuestra selección el gusto más general y por eso os puedo confesar que todos los relatos mencionados o seleccionados tienen que haber sido propuestos por, al menos, 2 de los 4 miembros del jurado.
También aprovecho la ocasión para responder a algún comentario: no haber sido reconocido anteriormente en este concurso no es condición para ser seleccionado, pero es uno de los criterios que proponemos y barajamos habitualmente y que los miembros del jurado pueden usar o no libremente; los que han sido ya jurado pueden certificar que el jurado es completamente libre de votar al relato que quieran.
Finalmente, comentaros que nuestros ganadores del mes pasado han aceptado gustosamente el reto de ser jurado en septiembre, y en esta ocasión estará formado por Mar González y Jose Mª P. Carpintero por parte de los participantes; y por parte de los organizadores, Mari Carmen Cobo representando al Molino de Bonaco y Juan Antonio Morán representando al Sendero del Agua.
Y con casi 70 relatos en una semana… esperándonos ya como fruta madura…

SEP67. TRAS LA BARRA, de Javier Urraca García de Medinabeitia

Tenía una gran experiencia, se le notaba por como se movía detrás de la barra y sin duda alguna, era especialmente fantástica preparando los gin-tonics de sus clientes. Con el primero, siempre se esmeraba, era su forma de atraerlos, de ensimismarlos, de engatusarlos con sus finos y ágiles movimientos retorciendo la corteza de limón cerca de sus narices, para que la nube de gotas microscópicas llegara a impregnar las mucosas de sus clientes con ese aroma del que a uno le era imposible escapar a otro garito. Y esta era su estrategia, la tela de araña con la que cada noche tejía su  trampa, su cazamariposas con el que copa tras copa, maduraba a sus presas hasta extraerles la última moneda de sus bolsillos. Y cuando daban con su cabeza en la barra de mármol era cuando más disfrutaba, cuando anotaba mentalmente una muesca más en su larga lista. Los odiaba y lo hacía desde que aquel bruto de cejas pobladas que tenía por padre le obligaba aun siendo una niña,  a servir “soles y sombras” a los otros bestias del palillo en la boca. ¡Zash! Patada al taburete y borracho al suelo, este era el final de cada escena.

SEP66. LA "V" DE VIOLACIÓN, de Amparo Martínez Alonso

Zumm zum zumzumm zum zummm.
(Me gustas como la fruta madura, como la miel, como la caca de vaca)
Zuumm zumm zuzummm zuuu zum zuzu zumm…
(Contigo, zummmbando a mi lado, el mundo se me figura un apetecible estercolero…)
…zu zum zuzum zummm.
(…o el basurero más deseado)

—¡Mamá, en el frutero hay dos moscas jugando al caballito!
—¿Jugando al caballito?
—Sí. ¡Ven!
La madre entra en la cocina. Observa cómo su hijo de cuatro años se respinga  para no perderse el juego de las moscas. En la mesa de formica, el frutero parece un “cuerno de la abundancia” raquítico. Sobre el único melocotón, dos moscas copulan.
Al trasluz se ven planas, como sombras chinas, como cuando de pequeña, Victoria jugaba a proyectar sus manos sobre la pared, formando animales, palmeras y la “v” de Victoria. Recuerda también otra sombra, una silueta familiar, enloquecida…  Y se siente pequeña, insignificante como una mosca.
Las moscas se separan. El macho, ruidoso, zumba alrededor del melocotón. La hembra se frota los ojos con las patas.
—Mira, mami, ahora juegan al escondite.

 http://petraacero.blogspot.com.es/

Nuestras publicaciones