54. Pesadillas (Marta Navarro)
Los terrores nocturnos se habían convertido en rutina habitual. «No pasa nada cariño, son solo pesadillas», la tranquilizaba cada mañana mamá. «Los monstruos no existen, mi niña, no pueden colarse en tu cama», le guiñaba un ojo papá. Ella sorbía despacito el colacao, ensayaba en su rostro una sonrisa y fingía ser valiente. Camino del colegio, trataba de sacar al monstruo de su cabeza. Lo intentaba con todas sus fuerzas pero era tan difícil… ¡Si al menos su cara no fuera tan parecida a la de papá!, musitaba en silencio. Y un pinchazo de culpa anudaba al instante su garganta.
About Post Author
Algún día esta pequeña será consciente del doble juego al que es sometida. Se dará cuenta entonces, también, de cuál es su verdadero monstruo particular y que sí que existe.
Un abrazo y suerte, Marta.
Muchas gracias, Ángel. Sí que existe ese monstruo, sí…
Qué terrible lo que cuentas, y desgraciadamente qué real.
Un saludo y suerte.
Muchas gracias, Rosalía.
Una terrible, bien narrada y en tan pocas palabras, historia. Suerte y saludos. Antonio
Muchísimas gracias, Antonio,