37. Rebelde
«La que con verde se atreve, por guapa se tiene». Este antiguo refrán, válido también para el género masculino, fue el que le dio la novedosa idea al gobernante: Ordenaría a la población más favorecida que se vistiera de ese difícil color. La estrategia sirvió y, en poco tiempo, con una sola mirada aérea, era capaz de catalogar a todos los habitantes según su belleza o —era una desviación estadística inevitable— el concepto que cada uno tuviera de sí mismo.
A la vista del éxito de la medida, decidió ampliarla y, dependiendo de los intereses y necesidades administrativas, dispuso que los deprimidos se vistieran de negro, los felices de blanco, los enamorados de rosa, los entusiastas de amarillo, los místicos de púrpura, etcétera. A los inestables y bipolares se les permitió, en clausula anexa, vestir de rayas y, para aquellos que tenían matices en su rasgo predominante, creó un listado de complementos —corbatas, sombreros, cinturones o bolsos—, de variados colores para su clasificación.
Un día las fuerzas de orden detuvieron a un ciudadano que se paseaba con el torso desnudo. El presidiario hoy viste de negro, y los ciudadanos usan complementos, más o menos disimulados, de igual color.
Los gobernantes han de administrar los bienes comunes y pensar en el bien general, e incluso en el particular si ello es posible. Cosa muy distinta es, bajo cualquier excusa, clasificar a la población para tenerles controlados, no para una mejor gestión, sino con el fin de detectar la más mínima disidencia que haga peligrar su estatus y su poder. El orden es necesario, pero las listas las carga el diablo. Tu ciudadano rebelde, con un simple gesto, ha iniciado una pequeña revolución. El resto de la población, por solidaridad, lógico y pura instinto de libertad, han comenzado por los complementos, poco a poco. Es un comienzo. Si todos a la vez se rebelan con su indumentaria no habrá formar de pararlo.
Interesante relato, Ezequiel, que demuestra que los detalles son importantes y muchas cosas empiezan con uno.
Un abrazo y suerte
Gracias Ángel.
Cuando nos clasifican (y codifican) terminamos perfectamente organizados (y alineados).