Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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76. Reflexión

Adoquín en mano arrancado  del pavimento apuntando a los antidisturbios, pañuelo a modo de bandolero para protegerse de los gases lacrimógenos.

El volcán de sus labios emanaban abruptos de enfado e ira.

— ¡Fascistas, cabrones..!

El enfrentamiento cuerpo a cuerpo fue inevitable y el ladrillo de su mano impactó sobre un policía nacional. Llegó a ver como el brote de sangre que emanaba de la frente del policía cruzaba la insignia del uniforme.

Las olas irreverentes chocaban sobre su rostro, sentía el frescor del mar y el calor del sol veraniego. Ya no recordaba el frío del invierno pasado ni la humedad de la llovizna en aquella manifestación del pasado invierno.

La imprudencia de la juventud le animó a nadar mar adentro, la corriente hizo el resto. Sin fuerzas, una ola lo engulló, fue lo único que recordó.

Cuando despertó se vio en la arena de la playa rodeado de gente con cara circunspecta y a ese hombre que acababa de arriesgar su vida para salvarlo.

— Tranquilo, ya estás a salvo. —

Con el pánico en sus ojos de haber visto la muerte tan de cerca, miró al hombre que le había salvado la vida, con el uniforme de policía empapado y una reciente y larga cicatriz en su frente.

 

2 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    La juventud, su rebeldía para adaptarse al sistema, las ganas de cambiar el mundo, la temeridad de no ver el peligro, pueden crear confusión. Tu protagonista creyó ver como enemigo y blanco de su ira a un servidor público que luego, paradojas del destino, terminó salvándole.
    Dos mensajes podrían extraerse de tu relato: Hay lecciones que nunca se olvidan. También, que la vida acaba poniendo a cada uno en su sitio.
    Un abrazo, Juan Antonio. Suerte

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