Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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65. Revolución

 

El soldado raso Oliveira nunca olvidaría el día que, sin quererlo, derribó la dictadura. Las órdenes eran vigilar calles y edificios principales y controlar cualquier actividad subversiva. En una plaza casi desierta la vio. Era una mulata de pelo ensortijado y mirada de café que atendía un improvisado puesto de tabaco. Compró una cajetilla sintiéndose torpe, con un hierro colgado a la espalda y sus botas del 45 que olvidó limpiar . Ella colocó un clavel en el cañón de su fusil.
-Así sé que no lo usarás – le dijo con el inconfundible acento de las colonias. Todo parecía a la espera de algo. Se rozaron un instante y empezó la lluvia de claveles. Era un chaparrón tibio que tapizó las calles de rojo y atascó Jeeps y blindados, llenando el aire de aroma a flores tiernas. Tras días conteniendo el aliento la gente salió de sus casas a respirar el aire nuevo, y comenzó un movimiento imparable que tomó las calles, devolvió a los militares a sus cuarteles y acabó, sin un solo disparo, con la tiranía. Desde entonces el día de la Fiesta Nacional no se ven banderas, las puertas, balcones y ventanas se llenan de flores.

3 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    Asociamos la palabra revolución con un cambio drástico y, por lo general, cruento. Lo primero es admisible, puede que hasta necesario, lo segundo no tanto. Cuando se impone la sensatez y no se cae en el extremismo ya hay mucho ganado para cambiar y mejorar.
    Un relato que recrea un posible comienzo de una revolución histórica pero, sobre todo, diferente, porque fue pacífica, la de los claveles en Portugal. A veces nos preguntamos cómo empieza un movimiento que pone de acuerdo a tantas personas. Puede que fuese cómo tú lo has contado en esta bonita historia. Mejor le iría al mundo con más flores y menos banderas.
    Un abrazo y suerte, Lucas

  2. Lucas Romano

    Hola Ángel. Por desgracia en asuntos de revoluciones suelen imponerse los más brutos y los que más gritan. Siempre me llamó la atención la serena firmeza de los portugueses para acabar con la dictadura. Como siempre, gracias por leerlo y por tu comentario. Abrazo

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