33. Sin sombrero (Alberto BF)
Maruja siempre tuvo un don para la pintura. En sus continuos vaivenes por la geografía española lo demostraba con creces, aunque no se le valoraba debidamente.
La sociedad le negaba lo que era evidente.
Y no solo a ella. Otras mujeres a las que conoció vivían la misma situación, por la que se camuflaba su talento en una capa invisible de anonimato.
Un día decidió pasear con sus amigos Margarita, Federico y Salvador por el centro de la capital. Y lo hicieron sin sombrero, en un gesto simbólico y transgresor que intentaba captar la atención de una sociedad aletargada.
La respuesta obtenida fueron insultos y pedradas, pero aunque no lo supieran ese día se inició un movimiento imparable.
Casi un siglo de reivindicación imperceptible y ahogada por el silencio, indiferencia, exilio y represión, que noventa años después se deshace de la mordaza convirtiéndose en sonoro grito.
La gota de aceite del arte siempre flota sobre el agua estancada del convencionalismo. Y las pinceladas y letras de Maruja, Margarita, María, Ernestina, Rosa y Concha, entre otras, ya no pueden quedar en el anonimato.
Hoy las disfrutamos con nombre, apellidos y la cabeza bien descubierta.
Homenaje a unas mujeres sensibles, dotadas para las artes y valientes, que no hicieron sino reivindicar lo que les correspondía en justicia, tratar de romper un anonimato injusto al que se veían abocadas por una sociedad intransigente en una época demasiado cercana a la actual, tanto, que es casi la misma.
Párrafos cortos que hablan de actitudes vergonzosas, por suerte, cada vez más superadas, aunque no siempre y en todas partes.
Un abrazo y suerte, Alberto
Buen homenaje a las que en algún momento fueron silenciadas, y a las que todavía lo son. Mucha suerte para esos sombreros ausentes.
Muchas gracias, Paloma, por pasarte a comentar.
Espero que el pequeño homenaje sirva para que no se vuelva a silenciar el talento.
Un abrazo.
Muchas gracias, con retraso, por tu comentario Ángel.
Un abrazo!
«Las sin sombrero» como emblema del cambio. Todo comienza a raíz de un gesto que rompe con lo establecido, y es que no podemos perder la costumbre de revisar nuestros esquemas. Son esos gestos los que nos hacen avanzar y nos distinguen del rebaño.
Muy buen texto. Suerte en el concurso.
Cuánta razón en tus palabras, Manoli.
Muchas gracias por tu comentario, y espero que siga habiendo muchos gestos que rompan con lo establecido.
Un abrazo!